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El glaciar Thwaites tiene el sobrenombre de «el glaciar del fin del mundo». Lo llaman así por su latitud geográfica: está en la Antártida, a 2.800 kilómetros al suroeste del Cabo de Hornos. Esta gigantesca lengua de hielo (tiene el tamaño de Alaska) se derrite gradualmente y el agua que desprende contribuye decisivamente al aumento global del nivel del mar. Su volumen equivale a una subida de 60 centímetros. Se calcula que su colapso definitivo llegará entre los próximos 200 y 1.000 años. Esos plazos, sin embargo, podrían estar bajo revisión a la luz de un nuevo descubrimiento: la infiltración de agua salada bajo el glaciar y su influencia en la aceleración del deshielo.
Según un estudio dirigido por Eric Rignot, de la Universidad de California, con cada subida de la marea entra una capa de agua salada bajo el glaciar. Es una capa de entre 5 y 10 centímetros de espesor, relativamente fina, pero que se introduce 6 kilómetros dentro del hielo y que puede llegar hasta los 12 kilómetros. Cuando baja la marea, esa agua se retira. Este movimiento implica 200 millones de metros cúbicos de agua de mar entrando y saliendo cada día. Y elevando y hundiendo el glaciar, algo que han podido comprobar gracias a ICEYE, una empresa finlandesa de radares por satélite que ha colaborado en el estudio.
«Las intrusiones de agua de mar presurizada inducirán un derretimiento vigoroso del hielo anclado a lo largo de kilómetros, haciendo que el glaciar sea más vulnerable al calentamiento oceánico y aumentando las proyecciones de pérdida de masa de hielo», afirman los científicos en su análisis.
La situación ya era preocupante cuando hace menos de un año se demostró que la Antártida se calienta el doble de rápido que la media global. En los últimos 25 años ha perdido 7,5 billones de toneladas de hielo. Esta intrusión de agua salada más caliente debilitará el glaciar Thwaites más rápido de lo esperado. El equipo de Rignot estima que durante las infiltraciones, este ‘taladro de agua’ inyecta 150 millones de kilovatios de energía térmica en el hielo, similar a la producción de calor de 10 millones de hornos de cocina. Y el fenómeno se repite diariamente, con cada marea. Calculan que esto podría derretir 20 metros de la base del hielo cada año.
El descubrimiento tiene un gran valor científico porque deberá ser incluido en las simulaciones por ordenador que predicen la futura perdida de hielo y el aumento del nivel del mar. «Estamos viendo una dinámica que nunca antes habíamos visto», dice Rignot. El investigador cree que han encontrado la clave para entender por qué el hielo de los glaciares antárticos se funden más rápidamente que el de los experimentos realizados en el laboratorio. «Las intrusiones de agua de mar, extendiéndose a lo largo de kilómetros por debajo del hielo anclado, pueden ser el eslabón perdido entre los cambios rápidos, pasados y presentes, en la masa de la capa de hielo y los cambios más lentos replicados por los modelos de capas de hielo», indica su estudio.
Actualmente, el glaciar Thwaites pierde 75.000 millones de toneladas de hielo al año. Eso supone la mitad del hielo que pierde anualmente la Antártida, según los cálculos de la NASA.