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La vajilla con la que se criaron miles de españoles reflota. Ese es uno de los grandes titulares que deja la reconversión de la mítica Duralex en cooperativa. Tras años de gestión por parte de directivos que apenas conocían esta marca francesa creada en 1945, y que abandonaron la empresa en términos de mantenimiento industrial y social, más de 140 trabajadores y trabajadoras de los 226 totales han decidido incorporarse a la cooperativa.
A partir de ahora, serán ellos quienes determinen los designios de una compañía que hoy está llamada a crecer y volver a convertirse en insignia de unos productos baratos y duraderos que durante tantos años han acompañado a miles de hogares por todo el mundo. Estos platos y vasos marrones, grises y transparentes, que dejaban de serlo tras aguantar infinidad de lavados, seguirán siendo comercializados por la misma marca que los vio nacer.
Un tortuoso recorrido –con proceso judicial incluido– ha marcado el desarrollo de Duralex en los últimos años. A principios de 2021, la firma fue adquirida por International Cookware y, más tarde, se integró con las fábricas de Pyrex en Francia con el nombre de La Maison du Verre Français (LMVF). Los resultados económicos con estas operaciones presagiaban un horizonte de difícil rentabilidad.
«Durante los siguientes tres años, Duralex estuvo totalmente controlada a distancia por un comité ejecutivo formado por personas del grupo International Cookware/LMFV, personas que no procedían de Duralex. Esto es importante», enfatiza Vasco Da Silva, integrante del comité social de la empresa y secretario del sindicato Confédération française démocratique du travail (CFDT).
En abril de 2024, el director general de LMVF puso a Duralex bajo administración judicial en Orleans. «El comité social y los tres directores que pertenecían a Duralex debatieron la idea de crear una cooperativa; y, después de numerosas discusiones, nos pareció lo mejor para que Duralex y sus empleados pudieran por fin jugar sus propias cartas para el futuro, y evitar encontrarse de nuevo en una situación como la del pasado», explica el representante sindical.
Ventajas de la cooperativa
En la actualidad, Duralex tan solo ocupa el 1% de la presencia global en el mercado de la vajilla. Lejos de reducir las expectativas de la plantilla, consideran que «hay un enorme margen de mejora». Con las decisiones estratégicas y comerciales correctas, «la empresa puede crecer», prosigue Da Silva. Por lo pronto, la empresa se ahorrará los 6,9 millones de euros en concepto de gastos de gestión que el comité ejecutivo percibió en 2023, lo que representó casi el 25% de la facturación total.
A partir de ahora, un nuevo frente se abre para Duralex y sus trabajadores. La única desventaja que Da Silva alcanza a encontrar es que tendrán que participar en la vida orgánica de la empresa a través de las asambleas generales. «Es un poco de tiempo que hay que dedicar además del trabajo, pero permite a los trabajadores debatir la vida de la empresa y votar las decisiones», dice al respecto. Esperanzado, agrega que «las futuras decisiones estratégicas de marketing y comerciales también están ahora en manos de los trabajadores de Duralex, que conocen sus productos y su marca».
Consciente de lo que las vajillas de Duralex han significado para miles de familias de todo el mundo, el integrante del comité social recalca que el proyecto es seguir trabajando tan bien como siempre, encontrar nuevos mercados, reconvertir mercados que ya poseen, pero también recuperar mercados que han perdido y que han sido descuidados por los gestores en los últimos tres años. «También tenemos la intención de ampliar nuestra gama con nuevos productos y nuevos colores. Si logramos crecer, aunque sea un 0,5%, eso representaría un 50% más de volumen de negocio actual», calcula.
Conciencia de clase
La nueva realidad que se inicia en la factoría entronca directamente con una forma ya antigua pero no tan materializada de concebir una empresa. «Desgraciadamente, sucede a menudo que las fábricas o las empresas se cierran o se venden a otros accionistas porque la empresa ya no es suficientemente rentable para el accionista, o deja de serlo debido a malas decisiones de gestión», explica. En cambio, Duralex deja otro mensaje: «Si los trabajadores conocen sus herramientas, sus mercados y su potencial, ¿por qué dejar que pase de mano en mano a los accionistas, o dejar que se extinga en lugar de intentar luchar para que perdure en el tiempo?», se pregunta Da Silva.
Además, en su caso, el sentimiento de pertenencia a la clase obrera les ha guiado por la senda necesaria para constituirse en cooperativa. «Este proyecto en Duralex está tan cerca del corazón de la clase obrera como de aquellos trabajadores más cualificados», que también forman parte de ella, esclarece el sindicalista francés. Además, considera que la autogestión, más allá del hecho de trabajar para ellos mismos, permite a los trabajadores «desarrollar sus competencias, con conocimientos sobre el funcionamiento de una empresa, en términos de gestión, finanzas y cuestiones sociales», en sus propios términos.
Un símbolo en España
En miles de casas españolas, los colores verde y marrón de los platos y vasos de Duralex han acompañado a diferentes generaciones. Esa vajilla dura, casi irrompible, da buena cuenta de una época en la que cambiar los utensilios al mínimo golpe no era tan habitual, un tiempo al que poco a poco también se está volviendo. Por ello, simbología y materialidad se dan la mano en esta reconversión en cooperativa: la dureza de sus productos ha llegado hasta la resistencia de una plantilla que no se resigna a la extinción por malas decisiones en una gestión totalmente ajena a ella.
Por otro lado, la noticia ha sobrepasado fronteras. Que una marca como Duralex se haya reconvertido en cooperativa marca un camino nada desdeñable para otras fábricas e industrias. Luis Miguel Jurado, presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), opina lo siguiente: «Que una empresa de tanto renombre dé el paso significa ejemplificar que los problemas de las grandes corporaciones también se pueden solventar a través de la creación de una cooperativa de trabajadores».
En España, por ejemplo, también sería posible que algo así pasara. «Es habitual que no haya relevo generacional o que la empresa mercantil, que busca un beneficio industrial potente, no lo encuentre. Ahí es donde suelen aparecer estas figuras empresariales», analiza. Asimismo, Jurado opina que el Gobierno debe facilitar medidas concretas para que empresas que pasan por este tipo de trances puedan convertirse en cooperativas, para que no se pierdan y el trabajo se mantenga en el tiempo.
Encaje jurídico
En este sentido, el último gran avance en la legislación española se dio en septiembre de 2022. A partir de ese momento, un juez puede acordar la adjudicación de la empresa a sociedades cooperativas o laborales que garanticen en mayor medida la continuidad de la empresa en su conjunto o, en su caso, de la unidad productiva y de los puestos de trabajo siempre y cuando esta no difiera en más del 15% de la oferta superior.
Carmen Pastor, profesora de Derecho Mercantil en la Universidad de Alicante, batalló durante años para conseguir este artículo 219 de la Ley Concursal. «Duralex es una oportunidad de poner en valor una posibilidad que todavía no está demasiado presente en España», sostiene.
Si ya ocurrió con la reconversión industrial de los años ochenta en España, Pastor defiende que la creación de cooperativas puede ser una de las mejores opciones para salvaguardar los puestos de trabajo en la actualidad, momento en el que la sociedad está inserta en una reconversión tecnológica.
Desde su punto de vista, este tipo de fenómenos ya sucede en España, aunque aqueja una falta de cultura al respecto. «La normativa también recoge la idea de que la empresa debe ser conservada como un bien en sí mismo. Por eso es posible que, ante una subasta o concurso, no solo primen las soluciones más rentables de pago a los acreedores, sino que también tengan un plan de viabilidad para la unidad productiva y los puestos de trabajo», desarrolla la experta.
Por todo ello, Pastor reivindica un mayor acompañamiento por parte del Ministerio de Trabajo para visibilizar la posibilidad de que los trabajadores sean quienes dirijan la gestión de su propia empresa de forma horizontal y democrática. «Ya hemos luchado para que la normativa legal lo integre. Ahora solo nos queda que los expertos en reestructuración empresarial nombrados por el juez puedan trabajar junto a las confederaciones de cooperativas para que tengan más en cuenta esta opción», concluye la docente de Derecho Mercantil.
Este reportaje se publicó originalmente en la revista #LaMarea102. Puedes conseguirla aquí o suscribirte para apoyar el periodismo independiente.
En mi casa seguimos utilizando platos y vasos de Duralex. Es que son irrompibles y en mi casa pasamos de modas y de gastos innecesarios.
Cooperativas SI, SI y SI. Este es el camino. La mejor alternativa a la dictadura capitalista.
Os deseo éxito trabajadorxs de la Cooperativa Duralex. Os lo merecéis.
Y ojalá que cunda el ejemplo de las Cooperativas en todos los países y que sepamos mandar a tomar viento a los capos del capital, a los amos del mundo. Para ello vamos a necesitar todo el apoyo de la sociedad a las Cooperativas pues si esta clase de empresas prosperan los capos van a ir a por ellas.