Un milmillonario emite en hora y media lo mismo que una persona promedio en toda su vida

La ciencia climática pone de manifiesto la urgencia de reducir las emisiones de carbono. Desastres como inundaciones o incendios forestales son cada vez más frecuentes y todo parece indicar que este 2024 será el año más cálido registrado. No obstante, no todas las personas tienen la misma responsabilidad en este desastre climático: los dos aviones privados de Jeff Bezos pasaron cerca de un total de 25 días en el aire en un periodo de 12 meses y emitieron el mismo volumen de carbono que generaría un trabajador promedio de Amazon de Estados Unidos en 207 años.

Las personas más ricas conforman la élite anticlima y «alimentan la desigualdad, el hambre y la muerte en el mundo» con sus niveles tan elevados de emisiones. Las 50 personas milmillonarias más ricas del mundo emiten de media, cada una de ellas, más carbono en poco más de una hora y media, a través de sus inversiones, aviones privados y yates, lo mismo que una persona promedio en toda su vida, según Oxfam Intermón.

En su estudio La desigualdad de las emisiones de carbono mata, Oxfam Intermón revela que, en un año, medio centenar de las personas milmillonarias más ricas del mundo realizaron un promedio de 184 vuelos privados cada una, acumulando 425 horas en el aire. Una persona promedio tardaría 300 años en generar el mismo volumen de emisiones. Además, los yates de estos milmillonarios generaron en un año la misma cantidad de carbono que emitiría una persona promedio en 860 años.

Carlos Slim realizó 92 viajes en su avión privado en un año, el equivalente a dar la vuelta al mundo cinco veces. La familia Walton, heredera de la cadena de supermercados Walmart, posee tres yates de lujo que, en un año, generaron una huella de carbono equivalente al total de emisiones que producen aproximadamente los 1.714 trabajadores y trabajadoras de las tiendas de Walmart.

El IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) establece que la década actual es clave para cumplir el Acuerdo e París y que la temperatura media global no supere el aumento de 1,5 °C respecto al periodo preindustrial. El estudio de Oxfam destaca que si las emisiones globales siguen al ritmo actual, el presupuesto de carbono (la cantidad de dióxido de carbono que se puede emitir a la atmósfera para no superar ese límite) se agotará en unos cuatro años.

En 2023, la temperatura global en superficie fue 1,43 °C superior a la media de 1850-1900, según datos del informe anual Indicators of Global Climate Change.

«Si todas las personas del planeta generaran tantas emisiones como el 1% más rico, ese presupuesto se acabaría en menos de cinco meses. Si lo hicieran al ritmo que lo hacen los jets privados y los súper yates de un milmillonario promedio, se agotaría en apenas dos días», señala el documento.

En España, el 1% más rico emitió el 8% de las emisiones del consumo nacional entre 1990 y 2019. En términos de emisiones per cápita, una persona de ese 1% contamina 17 veces más que una persona de la mitad de la población con menores ingresos.

Las emisiones de los más ricos incrementan la desigualdad y perjudican a quienes menos responsabilidad tienen en la crisis climática. El informe apunta que, desde 1990, las emisiones del 1% más pudiente han provocado una caída de la producción económica mundial por valor de 2,9 billones de dólares.

Inversiones que calientan el planeta

Las emisiones derivadas del estilo de vida de los milmillonarios ya son muy superiores a las de la gente promedio, pero las que provienen de sus inversiones son aún más altas. Según los cálculos de Oxfam Intermón, las emisiones medias de las inversiones de 50 de las personas milmillonarias más ricas son 340 veces mayores que las de sus aviones privados y superyates juntos. Mediante estas inversiones, tienen una gran influencia en algunas de las mayores empresas contaminantes del mundo, impulsando el colapso climático.

El informe revela que cerca del 40% de las inversiones de los milmillonarios están en industrias muy contaminantes como el petróleo, la minería, la industria del transporte y el cemento. De hecho, sus carteras de inversión son casi el doble de contaminantes que las del índice S&P 500. Si, en cambio, invirtieran su dinero en fondos de inversión bajos en emisiones de carbono, las emisiones resultado de sus inversiones serían 13 veces menores.

”Es la primera vez que se analizan las emisiones tanto del transporte de lujo como de las inversiones contaminantes de las personas milmillonarias, y vemos cómo sus emisiones desmesuradas están acelerando la crisis climática y causando enormes daños en la población y la economía«, afirma Lourdes Benavides, responsable de países frágiles de Oxfam Intermón. «Los países y comunidades más pobres son los que menos han contribuido a la crisis climática. Aun así, son los que sufren las consecuencias más peligrosas de esta”, añade.

La ONG resalta que los países ricos han incumplido de manera reiterada su compromiso de aportar 100.000 millones de dólares al año en concepto de financiación climática y, en vísperas de la COP29, «nada parece indicar que vayan a establecer un nuevo objetivo de financiación climática adecuado que permita abordar las necesidades de los países del Sur global».

Impuestos a los millonarios

Con motivo de la cumbre del clima que se celebrará a principios de noviembre en Bakú (Azerbaiyán), Oxfam Intermón insta a los gobiernos a poner en marcha impuestos permanentes a los más ricos, así como a establecer altos impuestos o prohibiciones a productos de lujo más contaminantes, como aviones privados y yates. «Los que más contaminan deberían pagar más a través de un impuesto a los millonarios, con el que se podrían recaudar grandes cantidades de dinero para combatir la crisis climática, especialmente en los países que más la sufren», señalan La organización también pide a los Estados ejercer un mayor control a las empresas para que reduzcan sus emisiones de manera justa.

«Es importante cambiar la economía global para que no siga beneficiando solo a quienes más tienen a costa del resto del planeta. Los gobiernos deben asegurarse de que las ganancias del 10% más rico no sean mayores que las del 40% más pobre», concluyen.