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Este artículo es parte de Covering Climate Now, una colaboración periodística global dedicada a reforzar la cobertura del cambio climático por parte de medios y periodistas.
Donald Trump ha hecho afirmaciones como que el aumento del nivel del mar es algo bueno porque creará más propiedades en primera línea de playa. Para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, amenaza con seguir haciendo gala de su negacionismo. Para ello se está rodeando de un grupo de personas que no parece que, como él, vayan a tomarse la crisis climática en serio.
Cinco hombres y una mujer se encargarán de dirigir las agencias gubernamentales del país norteamericano (y gestionar el trabajo de cientos de miles, si no millones, de empleados y empleadas, así como miles de millones de dólares anuales en presupuesto público).
En Climática analizamos los currículums de estos seis integrantes del Gobierno de Trump a las que les competerá tomar decisiones que claves en la lucha contra el cambio climático en Estados Unidos y en todo el mundo.
Hoy es el turno de Brooke Rollins.
Brooke Rollins, al Departamento de Agricultura y Ganadería
El Departamento de Agricultura y Ganadería es fundamental para el futuro climático de Estados Unidos, por los estragos que el calentamiento global causa en las granjas y cosechas del país, así como por el hecho de que la ganadería suponga una proporción importante de sus emisiones de carbono.
Brooke Rollins, la candidata de Trump para dirigir la agencia, se crio en una granja de Texas y estudió desarrollo agrícola en la universidad. Sin embargo, tiene poca experiencia profesional en el sector. Como abogada y figura destacada de la política del estado tejano, Rollins desempeñó varios papeles durante la primera legislatura de Trump. En la actualidad encabeza el Instituto de Política América Primero, un laboratorio de ideas conservador que forma parte integral de la planificación del segundo mandato del empresario neoyorquino.
Negacionista
En lo que respecta al clima, Rollins es negacionista. “Sabemos que las investigaciones que apuntan al CO2 como contaminante, simplemente, no son válidas”, dijo a un grupo de asistentes a una conferencia conservadora en 2018. El think tank que dirige publica frecuentemente trabajos que cuestionan los fundamentos establecidos por la ciencia climática, denigran varias formas de energía renovable y afirman que la “agenda climática radical” de los demócratas debilita a Estados Unidos y refuerza a China.
Los expertos prevén que, bajo el mandato de Rollins, la agencia elimine gastos asignados a proyectos climáticos. En los últimos años, conforme los impactos de la crisis climática se acumulaban, la agencia ha encauzado miles de millones de dólares a agricultores en compensaciones y subvenciones para el pago de seguros.
Asimismo, el sector agrícola y ganadero se ha beneficiado de la financiación federal y de la investigación en prácticas agrícolas sostenibles y coherentes con los objetivos climáticos, incluyendo prácticas de secuestro de carbono, que han proporcionado ingresos adicionales a los agricultores a través de mercados de créditos de carbono.
Rollins reemplazaría a Tom Vilsack, exgobernador de Iowa, que también ocupó el puesto con Barack Obama. Vilsack ha sido un notable defensor de las iniciativas climáticas de su agencia.