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Este lunes se confirmaba el preacuerdo entre la Generalitat de Catalunya y el Gobierno central para la ampliación del aeropuerto del Prat. Sorprende ver el entendimiento y la sintonía entre las dos administraciones cuando lo que se dirime en la ‘mesa de diálogo’ son inversiones cuantiosas para perpetuar el modelo económico y, por ende, a sus actores del IBEX. Y lo más espectacular: según la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, y el consejero de Políticas Digitales y Territorio de la Generalitat, Jordi Puigneró, los 1.700 millones de euros con los que Aena pretende cimentar una parte de los ecosistemas del delta del Llobregat y estimular la llegada de 17 millones de nuevos pasajeros al año serán una inversión con total responsabilidad ambiental y climática.
Pero ¿tienen Sánchez y Puigneró una fórmula mágica para convertir una infraestructura aeroportuaria en “verde y sostenible”? Pues sí, y se llama capitalismo verde.
Ahí van cinco de sus mantras que aplican al caso del aeropuerto:
Compensando, que es gerundio
La compensación o el offsetting es un ejercicio que se puso de moda con los acuerdos de Marrakesh en 2001 y la entrada de los mercados de carbono. Luego se ha ampliado a la biodiversidad, los ecosistemas.. Consiste en que se puede compensar una acción negativa con otra positiva del mismo volumen, tamaño o intensidad que el daño causado.
En el caso del Aeropuerto del Prat resulta que la misma Comisión Europea reclama al Estado español que se completen las operaciones de compensación de la ampliación realizadas ¡hace 15 años! Con esta señal inequívoca de que la cosa funciona, se dice, para nuestra tranquilidad, que cualquier afectación de la laguna de la Ricarda, protegida por la Red Natura 2000, será compensada. Las relaciones ecosistémicas no son de ‘cortar y pegar’ y, además, la compensación no deja de ser una puerta de atrás para hacer y luego ya se verá. Tres lustros lo demuestran.
Creciendo y externalizando, que también son gerundios
La media de emisiones asociadas a las personas que llegan al Prat está alrededor de 160kg/persona. Con el aumento de 17 millones de pasajeros serían un total de 2,8 millones de toneladas más al año. No pasa nada si cuatro capas administrativas han declarado la emergencia climática: Ajuntament de Barcelona (15/01/20) y Ajuntament del Prat de Llobregat (09/09/20), Generalitat de Catalunya (14/05/19), y Gobierno de España (21/01/20) y Parlamento Europeo (28/11/19). Esas 17 millones de personas más que llegarán gracias a la ampliación traerán las 3T: talento, tecnología y trabajo, dicen los que apoyan la obra. Dinamizarán la economía, fortalecerán el turismo y serán contribuirán al crecimiento verde. Al fin y al cabo, las cuentas también pueden salir externalizando. La Comisión Europea habla de un crecimiento de un 58% de la economía europea entre 1990 y 2017 a la vez que una disminución del 22% de las emisiones. No dice nada de que se ha pasado de unas importaciones de China de 90.420 millones de euros en 2002 a 420.800 millones de euros en 2019.
La regulación es la inversión
Todo se doblega ante la inversión. En realidad, lo más determinante es que un proyecto sea financiable y que, por tanto, tenga los tres ‘grande’: proyecto grande, empresa grande e inversión grande. El resto de cosas son pequeños obstáculos que hay que superar.
Los 1.700 millones que promete Aena son mucho dinero y si hay que “hacer el aeropuerto más verde de Europa” -según palabras de Puigneró-, se hará. Las modistas hacen trajes a medida, sobre todo para las ocasiones especiales. Los inversionistas, como buenos lobistas, también tienen a sus modistas particulares.
Greenwashing
Es gratis decir sostenible, eco, bio, verde y otra parafernalia para el lavado verde. Ahora estamos en plena recuperación verde con las corporaciones apostando por la neutralidad climática, un abrazo del oso para pillar dinero público. El greenwashing va a ser de tal magnitud que habrá que ver si queda alguna cosa fuera.
No sería de extrañar que el tándem Sanchez-Puigneró invente alguna denominación de origen verde para la ampliación del aeropuerto. ¿Green Flights Terminal of Barcelona?
Reconstruir mejor, reconstruir verde
Este último mantra es más reciente y nos vincula con la recuperación económica de la pandemia. La caracterización de la recuperación como verde es inusitada en la historia de las crisis económicas. Los planes del Green Recovery que en Europa se han visto protagonizados por los fondos Next Generation EU prometen una reconstrucción verde de la economía. Estos fondos, estructuralmente injustos por provocar el sobreendeudamiento público, platean un montón de “proyectos verdes” de infraestructuras. Claro, quedaría muy mal que de buenas a primeras se financiase una ampliación de un aeropuerto pero, tiempo al tiempo, el capitalismo verde todo lo puede.
Dicho esto, el ánimo de este texto no es alimentar con certezas la desesperanza, sino todo lo contrario. La ampliación del aeropuerto del Prat también se debe enfrentar atacando las tesis del capitalismo verde. Éstas tienen el poder de producir falsas soluciones a los retos de la emergencia climática, la crisis de la biodiversidad y el agotamiento de los recursos. Precisamente, en esta encrucijada decir «no» a la ampliación del Prat, de Barajas o de cualquier proyecto “desarrollista” es un cortafuegos democratizador y un ejercicio de coherencia y de responsabilidad con el momento histórico que nos ha tocado vivir.