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Un tercio del planeta vive actualmente confinada en sus hogares. La crisis mundial provocada por la pandemia del COVID-19 ha puesto en jaque nuestro modo de vida. A todos los niveles: político, social y económico. Tampoco se libra la acción climática, una lucha que en 2019 empezó a hacerse fuerte y que se esperaba que este año terminara de explotar. Porque la crisis climática no espera.
El mundo activista ha podido constatar el frenazo que supone esta crisis sanitaria en la defensa del clima. Por ello, hemos preguntado a oenegés y movimientos cómo les está afectando la coyuntura actual, así como los planes para las próximas semanas.
Para Extinction Rebellion, conocidos por sus acciones y performances espontáneas en las calles, el estado actual del planeta les ha obligado a reinventarse, siendo internet donde concentran su actividad.
¿Cómo ha afectado esta situación a su calendario de acciones y actos climáticos?
El confinamiento ha provocado que nuestra organización pase a ser totalmente telemática: seguimos reuniéndonos en los distintos círculos de trabajo, y estamos redactando y preparando contenido sobre el apoyo mutuo, tan importante durante esta crisis. Así como de otros valores sin los que no se entendería el movimiento. Uno de nuestros principios es la cultura regenerativa y el cuidado entre nosotras y de todas las esferas sociales. Ahora más que nunca, trabajamos desde la empatía.
También desarrollamos una red de contactos y una organización colectiva a nivel internacional: una de las características de XR es ser un movimiento global, presente en 70 países, que crea comunidad en todo el planeta para la defensa ecológica y climática de la vida.
¿Cómo afrontan estos meses de confinamiento?
En el contexto de la tercera oleada internacional de rebelión que abarcaba de abril a junio, hacíamos un llamamiento a la desobediencia civil en Madrid y Barcelona. Con esto, queríamos exigir al Gobierno la implementación de políticas drásticas, centradas en la modificación de la fecha de descarbonización y de asegurarnos de que la asamblea ciudadana sobre cambio climático no fuese un simulacro, demandando una democracia a la altura de la emergencia y mecanismos que desbloqueen.
La fecha de descarbonización hace referencia a nuestra segunda demanda: actuar ya. El Gobierno establece 2050 como fecha para eliminar el carbón. ¡Es demasiado tarde! Nosotras pedimos 2025.
Nuestra tercera demanda es crear una asamblea ciudadana para el clima con poder vinculante. Esta no es una forma de militancia en la calle como las acciones y las performances que han hecho conocer a Extinction Rebellion a nivel internacional desde 2018. Nuestro proyecto es justamente que la gente pase de la calle a la asamblea; que sea la ciudadanía el agente del cambio ante la emergencia climática.
No obstante, estas acciones quedan suspendidas hasta nuevo aviso.
¿Cómo afrontan estos meses de confinamiento?
El confinamiento y la crisis sanitaria van a durar muchos meses y actualmente estamos trabajando desde XR España, con XR internacional, para analizar los cambios profundos que genera este desastre sanitario: especialmente las nuevas vulnerabilidades sociales, económicas y políticas que se van a incrementar.
Estamos participando en una reflexión a nivel global en XR sobre los necesarios cambios de sistema productivo, social y político que tenemos que reclamar desde nuestra perspectiva: desobediencia civil y demanda de democracia directa.
También estamos desarrollando contactos a nivel nacional, con otros movimientos sociales y ambientales, para que justicia social y justicia climática estén en el centro de los planes de salida de crisis en España.
¿Supone esta situación un frenazo en la lucha climática? A nivel activismo y político.
Esta situación supone un parón a muy corto plazo de nuestras acciones de desobediencia civil, pero no de nuestro activismo para difundir la verdad sobre la extrema gravedad de la emergencia ecológica y climática, que es nuestra primera demanda XR.
Con esta emergencia sanitaria mundial, el derecho a la vida de las generaciones futuras, y de todas las generaciones, cobra una nueva relevancia y permite de repente entender a gran escala la magnitud de los impactos de las futuras crisis climáticas.
Nuestra lucha por el reconocimiento de la emergencia climática global se encuentra ya en el primer plano de esta crisis sanitaria, que refleja que es una crisis y un colapso de la vida colectiva en el planeta.
Por otra parte, todos sabemos que se avecina una crisis económica y social a la que habrá que enfrentarse muy concretamente cuando podamos salir de casa y convertirla en un cambio de sistema profundo. Desde Extinction Rebellion trabajaremos enfocados en que las medidas gubernamentales para paliar los efectos de esta crisis no dejen de lado la descarbonización de las industrias pero, sobre todo, una transformación sin precedente del concepto mismo de desarrollo y de crecimiento.
También pensamos que el inmenso esfuerzo colectivo y participación que se pide a la ciudadanía española para que sea posible el confinamiento tiene que tener sus consecuencias en la salida de crisis. La gente debe poder participar en la toma de decisión de las medidas que van a organizar la salida de crisis a gran escala y por eso nuestra tercera demanda de democracia directa cobrará una importancia central.
La crisis sanitaria y la excepcionalidad de las medidas de urgencia no deben significar un desmantelamiento de la democracia: la participación directa en una asamblea ciudadana será a la vez garante e instrumento de la reconstrucción de la democracia y de nuestras comunidades sobre una base que será la defensa de los bienes comunes.