Adiós a la gasolina con plomo

Argelia ha sido el último país que quedaba por vetar este combustible, cuyo uso tiene efectos nocivos para el medio ambiente y la salud humana.
La gasolina con plomo ha supuesto una “catástrofe para el medio ambiente y la salud pública”, según la ONU. Foto: PIXABAY

Después de 100 años desde su creación, 19 de campaña activa por parte de organismos no gubernamentales y países, y multitud de evidencias científicas, el uso de la gasolina con plomo es historia. Este combustible surgió en 1922 con el fin de mejorar el rendimiento de los motores, pero sus graves implicaciones para la salud humana y para el medio ambiente han hecho que se dejara de emplear definitivamente. Solo faltaba por dar el paso Argelia, que lo eliminó de sus estaciones de servicio el pasado mes de julio, como confirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En España, está prohibida su comercialización desde el 1 de agosto de 2001.

El tetraetilo de plomo como un aditivo de la gasolina es responsable de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Asimismo, como recuerda la ONU, afecta el desarrollo del cerebro humano, especialmente en niños y niñas. Además, prohibir este combustible contaminante “evita más de 1,2 millones de muertes prematuras al año, aumenta el coeficiente intelectual de los niños, reduce las tasas de delincuencia e implica ahorros de hasta 2,45 billones de dólares para la economía mundial”, señala el PNUMA.

Y ahí no acaban los efectos negativos de la gasolina con plomo. También contaminó el aire, el polvo, el suelo, el agua potable y los cultivos alimentarios durante los últimos cien años. “Después de un siglo de muertes y enfermedades que afectaron a cientos de millones de personas y degradaron el medio ambiente mundial, estamos determinados a enderezar la trayectoria de la humanidad con una transición acelerada hacia la movilidad eléctrica y el uso de vehículos limpios”, afirma Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.

Este hito, no obstante, no ha sido fácil de conseguir, y lanza una reflexión sobre las dificultades de acometer la tan ansiada transición hacia un planeta sin apenas emisiones de gases de efecto invernadero. En la década de 1980, la mayoría de los países de ingresos altos ya habían prohibido el uso de la gasolina con plomo. Sin embargo, a principios de los 2000 casi todos los países de ingresos bajos y medianos —incluidos algunos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)— todavía utilizaban gasolina con plomo.

Siguiente objetivo: decir adiós a todos los tipos de combustibles fósiles

En España, cerca del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático proviene del transporte. A nivel global, al sector del transporte se le atribuye casi una cuarta parte de las emisiones, y se prevé que esta proporción aumente a un tercio para 2050. Ante esta situación, los gobiernos y empresas automovilísticas se han puesto el reto de electrificar todos los vehículos. Aun así, “si bien muchos países ya han comenzado la transición hacia la movilidad eléctrica, 1.200 millones de vehículos nuevos entrarán en las carreteras en las próximas décadas, y muchos de ellos utilizarán combustibles fósiles, especialmente en los países en desarrollo”, advierte la agencia de la ONU.

Otro peligro relacionado con la transición hacia una movilidad menos dañina es que, mientras Europa, Estados Unidos y los países más desarrollados avanzan hacia la renovación de sus flotas de automóviles –cada vez menos contaminantes y eficientes–, los países con menos recursos asumen los vehículos viejos que estos ya no quieren. Entre 2015 y 2018, según un informe publicado el año pasado por el PNUMA, se exportaron en todo el mundo 14 millones de vehículos usados ligeros, y alrededor del 80% fueron a países de ingresos bajos y medianos. 7,6 millones terminaron circulando en la Unión Europea.

“Instamos a las mismas partes interesadas a inspirarse en este enorme logro [eliminar la gasolina con plomo] para garantizar que, ahora que tenemos combustibles más limpios, también adoptemos mejores estándares vehiculares a nivel mundial: la combinación de combustibles y vehículos más limpios puede reducir las emisiones en más de un 80%», asegura Andersen.

Gracias a la colaboración de nuestra
comunidad podemos publicar. Ayúdanos a seguir.

COMENTARIOS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.