Agua y paz para Gaza

La temporada de lluvias en la Franja solía aparecer a mediados de septiembre y de forma gradual, nunca brusca ni torrencialmente, como está ocurriendo en los últimos 20 años debido al cambio climático.
Un muchacho ayuda a una mujer en silla de ruedas a desplazarse bajo la lluvia en el campamento de refugiados de Jan Yunis, en Gaza. Foto: IBRAHEEM ABU MUSTAFA / REUTERS

En la ciudad de Jan Yunis, en el centro de la Franja de Gaza, ha nacido otro campo de refugiados, el de la gente desplazada interna proveniente del norte, que han levantado tiendas de campaña, algunas muy rudimentarias y frágiles, hechas con plásticos y cuerdas. Con el sonido de los bombardeos israelíes cayendo sobre la ciudad, la preferencia para dormir bajo las lonas es para mujeres, niños y niñas, y ancianas. Algunas duermen sobre cartones, otras pueden contar con algún colchón que ya ha empezado a absorber la humedad de las noches y de la lluvia.

Hace alrededor de una semana que comenzó la temporada de lluvias en la Franja de Gaza. Era de esperar, y de temer, que las precipitaciones llegasen y, con ellas, el empeoramiento del estado de estas personas que secan la ropa de sus criaturas al sol sobre las tiendas y que estas próximas noches dormirán entre plásticos encharcados. Las heridas provocadas por los ataques israelíes se reabren y se infectan, el olor a podredumbre es más intenso y la madera, los trozos de papel, cualquier material combustible que se guardaba para calentarse o cocinar, se mojan y se vuelven inútiles para tal fin. Los adultos colocan barreños y cubos para recoger el agua que tanta falta hace, ya que a duras penas se pueden asear, y miran al cielo con preocupación. Las niñas y niños, mientras tanto, levantan la vista sonrientes, como siempre hacen cuando llueve en Gaza y, con los pies desnudos saltan en los charcos y ríen despreocupados, con sus ropas y su pelo empapado: «Papá, ¿a que puedo beber de este agua?», preguntan felices de poder apagar su sed.

Sed e insalubridad

Con los primeros chubascos, acompañados de aire frío, en el colegio de la UNRWA del campo de refugiados de Deir Al-Balah, situado frente al mar y en el que hay unos 6.000 desplazados, han vuelto a colocar las ventanas. Las habían retirado por miedo a que se rompieran, pero ha llegado el momento de devolverlas a su sitio porque el frío y la lluvia entraban en las aulas y la sensación térmica era prácticamente la misma que en el exterior. Al igual que en el campo de desplazados de Jan Yunis, el interior lo ocupan madres y niños.

Sin electricidad que permita enchufar estufas, las madres han decidido poner a niños y niñas juntos para que el calor corporal les conforte y duerman a gusto. Bajo una sola manta llegan a estar seis criaturas. Los hombres, por su parte, han tenido que dejar de dormir en el patio y ahora lo hacen en los pequeños y estrechos pasillos del colegio. Para protegerse de la corriente de aire colocan cartones de pie.

En otro colegio de UNRWA en Deir Al-Balah, el que se encuentra al lado de la carretera Salah Eddin, se quema la madera de los pocos árboles que encuentran, y que pronto desaparecerán por completo. Hacen hogueras en los pasillos para calentar lo máximo que pueden el espacio donde sobreviven las personas desplazadas, algunas enfermas, otras, embarazadas. El resto de personas desplazadas que ya no caben en estos refugios han tenido que buscar casas en construcción y han colocado plásticos para mayor resguardo. Las hay que duermen en portales de tiendas en la calle o dentro de sus coches.

Hasta que el ejército israelí no reciba órdenes de ocupar el sur, tal y como amenazó Netanyahu en rueda de prensa el pasado sábado, y todo el mundo tenga que huir hacia la zona centro de Deir, la localidad acoge a, prácticamente, todas las personas desplazadas bajo un techo. Algo indispensable en el inicio de la época de lluvias.

En el calendario palestino, las primeras lluvias después del abrasador verano reciben el nombre de «la Cruz» (as-salib). Es el momento de recogida de cosecha de dátiles, sobre todo en la Franja de Gaza y en Deir Al-Balah, en particular, cuyo nombre significa «el monasterio de los dátiles» y apela a una época pasada, cuando el primer monasterio de Tierra Santa, San Hilarión, se extendía frente al mar Mediterráneo acogiendo a peregrinos cristianos que aprovechaban para relajarse en sus termas. Tras la llegada de la Cruz también se recogen las aceitunas en Palestina, una vez bañadas del polvo gracias a la lluvia.

La Cruz solía aparecer a mediados de septiembre y de forma gradual, nunca brusca ni torrencialmente, como está ocurriendo en los últimos 20 años debido al cambio climático, que, al mismo tiempo, ha provocado que llegue con retraso, con la consecuente afección a la cosecha, que se recoge mustia y sucia. Hoy, la lluvia otorga a los gazatíes la oportunidad de poder lavarse, pero sigue faltando agua de boca. La organización Visualizing Palestine asegura que el 97% del agua de la Franja de Gaza ya era no apta para su consumo incluso antes de estos últimos ataques israelíes. Estos ataques, además de destruir vidas, hogares –el 45% del total han sido dañados o destruidos totalmente según la ONU–, centros educativos u hospitales, también han cargado contra tres estaciones de bombeo de agua potable, una reserva de agua y seis pozos que abastecen a varias familias vecinas.

En el norte, las posiciones de las tropas israelíes impiden el funcionamiento de una importante planta desalinizadora, así como otras instalaciones dedicadas al tratamiento de aguas residuales. En el sur, el 70% de la gente no tiene acceso a agua limpia y en Jan Yunis, la planta desalinizadora funciona solo al 5% de su capacidad. Tres litros de agua por persona y día es la media que están recibiendo los gazatíes en estos momentos, cuando el aporte mínimo que deberían recibir, según la OMS, es de 100 litros.

En las zonas no ocupadas por las tropas israelíes, el centro y sur de la Franja, es la falta de electricidad la que impide que los ayuntamientos puedan distribuir agua corriente o bombear las aguas residuales que corren por las calles. Después de mucho insistir, la ONU consiguió que entrase combustible para el suministro de energía, aunque Netanyahu ya ha dejado claro en público que no lo hizo por cuestiones humanitarias sino para que sus tropas no estén en peligro en caso de que se extiendan epidemias.

El colonialismo, un atentado contra la humanidad y el medioambiente

Muchas ONG, incluso miembros de agencias de la ONU, han denunciado que Netanyahu está usando el agua como arma de guerra. Lo cierto es que la Franja de Gaza ya sufría las consecuencias de la explotación de sus recursos hídricos por parte de las colonias israelíes que se asentaron allí hasta la «retirada» –más bien, reubicación– israelí fuera de Gaza en 2005. El pasado año se celebró en Sharm El Sheikh (Egipto) la COP27, la Convención sobre el Cambio Climático. La ONG de derechos humanos palestina, Al-Mezan, recordó entonces que la lucha del pueblo palestino «es también una lucha por la justicia climática», principalmente en el contexto del bloqueo israelí en la Franja de Gaza, que comenzó de forma férrea en 2007.

En un informe preparado por PNGO, una agrupación de 145 ONG palestinas, con el título El contexto medioambiental en la Franja de Gaza y el papel de las ONG, se afirma que la ocupación israelí es «el principal impedimento para el desarrollo y la mejora de varias áreas de la vida» y que el sector más afectado «es el medioambiental». Dieciséis años de bloqueo han creado montañas de escombros de casas bombardeadas, de restos de residuos sólidos que apenas se tratan o pasan por un proceso de reciclaje. Ha provocado también el uso de pesticidas nocivos para la agricultura porque, simplemente, es lo que las autoridades israelíes permiten importar a Gaza.

Hoy, en plena guerra, además de la acumulación de basura sin recoger, de la falta de limpieza, hay miles de cuerpos en descomposición bajo las casas bombardeadas, muchos de ellos de menores. Defense for Children International estima que los 1.755 niños y niñas en paradero desconocido están muertos bajos los escombros. En el mencionado informe, previo al actual ataque israelí, PNGO advertía que los restos de toneladas misiles, bombas y explosivos «inevitablemente contienen muchas sustancias tóxicas y elementos pesados, peligrosos y cancerígenos como tungsteno, cobalto, níquel, cadmio y otros químicamente complejos y prohibidos internacionalmente». Hasta el momento se estima que el ejército israelí ha lanzado sobre Gaza el equivalente a dos bombas nucleares, 25.000 toneladas de explosivo, según el Euro-Med Human Rights Monitor.

El agua, elemento esencial para la vida, ha estado incluido en los planes colonialistas del movimiento sionista desde 1937, año en el que crea la compañía Mekorot para desviar este recurso natural palestino a asentamientos de sus colonias, llevando sus tuberías de agua incluso hasta el desierto del Naqab (Negev). En 1948, con la Nakba palestina y la creación del Estado de Israel, Mekorot se convertía en la Compañía Nacional de Aguas de Israel.

Desde entonces, los ríos de la Palestina histórica ya no pueden seguir su cauce ni su fin natural, como es alimentar, en la Franja de Gaza, el acuífero costero o los ríos de sus cuatro valles: el valle de Gaza, el valle de Salqa, el valle de Beit Hanun y el valle de Al-Douh. Los ríos que corrían por esos valles solo portan agua cuando las autoridades israelíes tienen excedentes en momentos de lluvias torrenciales y abren las compuertas de sus presas, inundando las zonas de los antiguos cauces, e incluso algún barrio de la ciudad de Gaza, sin previo aviso para la población, echándose a perder así cultivos, chabolas de comunidades beduinas y los pastos de sus ganados caprinos.

La gota fría que llegó a la Franja de Gaza el pasado sábado finalizará, previsiblemente, en 48 horas. Una tregua (meteorológica) en un conflicto tan necesitado de ellas.

Gracias a la colaboración de nuestra
comunidad podemos publicar. Ayúdanos a seguir.

COMENTARIOS

  1. El terrorismo es la guerra de los pobres, la guerra es el terrorismo de los ricos.
    Como dicen los “Testigos de Jehová” (estarán equivocados o no; pero mala gente no son, para mala gente el Opus Dei), el Maligno está actuando en el Planeta Tierra.
    Sí, el Maligno está devorando Palestina.
    ————————————————————

    LEILA GHANEM: “LA DE GAZA ES HOY LA BATALLA DE TODA LA HUMANIDAD”
    Lo que sucedió el 7 de octubre en Palestina es tan legendario como la batalla de Haití, y en adelante pasará a los anales de la historia, como las batallas de Hittin, El Kadissiya, etc. en tiempos de Saladino.
    Imagínense el terremoto que sacudió todo el sistema del Imperio de Occidente ante la repentina derrota de su mano derecha, en la que había invertido miles de millones de dólares durante casi un siglo. La misma potencia a la que el Imperio había confiado la función de ser cabeza de puente imperial para controlar las rutas marítimas estratégicas, los recursos vitales como el petróleo, el gas y el uranio, y de constituir la pieza clave para consolidar su dominación desestabilizando a los enemigos del Imperio, introduciendo relaciones de clase en beneficio de los opresores… Israel estaba en el corazón de este sistema capitalista que debía mantener a los países del Sur dependientes de él; para ello, el pueblo palestino debía convertirse en un escenario precursor, en un modelo de persecución… Para lograrlo, era necesario desposeerlos, deshumanizarlos, mantenerlos bajo bloqueo, masacrar a sus líderes históricos… Esto requería un estatuto específico para sus títeres, y una protección política, institucional, financiera y mediática…
    La alarma inmediata que sacudió el 8 de octubre a todos los dirigentes del mundo capitalista, que acudieron en masa a Tel Aviv, es la prueba irrefutable de la inversión del mundo occidental en este Estado constituido al margen de la ley, al margen de todos los derechos y normas humanas. Derechos y normas creados por el propio Occidente.
    El 7 de octubre fue una derrota para el Occidente imperialista. Y a partir de ahora, habrá un antes y un después de ese 7 de octubre.
    Los Estados imperialistas-coloniales han denunciado habitualmente el terrorismo de las luchas de los pueblos sometidos a su dominación y tratado a sus combatientes de terroristas. Recordemos, una vez más, que varias organizaciones terroristas, puestas en la picota a lo largo de la historia, llegaron a ser interlocutores legítimos; fue el caso del Viet Cong, del Ejército Republicano Irlandés (IRA), del Frente de Liberación Nacional argelino, del Congreso Nacional Africano (CNA) y de muchas otras organizaciones que fueron calificadas a su vez de “terroristas”, como la OLP y el FPLP en Palestina.
    Con este término se pretendía y se pretende despolitizar su lucha, presentarla como un enfrentamiento entre el Bien y el Mal.
    Cada vez que los palestinos se rebelan, Occidente – tan rápido para glorificar la resistencia de los ucranianos – invoca el terrorismo. Lo hizo durante la primera Intifada en 1987 y la segunda en 2000, durante las acciones armadas en Cisjordania o las movilizaciones por Jerusalén, durante los enfrentamientos en torno a Gaza, sitiada desde 2007 y que ha sufrido seis guerras en 17 años….
    https://canarias-semanal.org/art/35297/leila-ghanem-la-de-gaza-es-hoy-la-batalla-de-toda-la-humanidad

  2. COMSA és a punt de col·laborar amb el colonialisme israelià
    L’empresa catalana incomplirà el seu propi codi ètic en matèria de drets humans.
    L’ecologisme social reclama que COMSA rebutgi construir una nova línia del tren lleuger de Jerusalem que passaria per territoris ocupats a Palestina.
    Ecologistes en Acció de Catalunya, entitat capdavantera en el suport al transport públic com a mitjà de mobilitat per excel·lència, considera que el projecte ferroviari que ha guanyat COMSA per unir la ciutat amb Gilo, un important assentament il·legal israelià que és dintre de la part palestina segons les fronteres de 1967, reconegudes per la comunitat internacional, és una clara eina de colonització, que consolida l’ocupació israeliana de territori palestí i, per tant, erosiona les possibilitats d’una solució pacífica del conflicte israelopalestí.
    Aquesta consideració ve recolzada per la declaració d’il·legalitat d’aquesta ampliació de la xarxa de tramvies de Jerusalem dictada fa sis anys pel Consell de Drets Humans de l’ONU, ja que vulnera diverses resolucions emeses per aquest organisme internacional. Amnistia Internacional també ha mostrat el seu rebuig a fer servir el transport col·lectiu per a l’expansió territorial d’Israel.
    L’agressió que suposa aquesta iniciativa cap al poble palestí és tan pal·lesa que fins i tot el Ministeri d’Indústria, Comerç i Turisme espanyol ha mostrat la seva preocupació per l’»impacte que tindran sobre la població ocupada» les noves línies de tramvia.
    L’organització cívica mostra la seva perplexitat davant el fet que una empresa amb un codi ètic ben clar, que manifesta que les seves activitats «es desenvolupen sota el respecte als drets humans i les llibertats públiques, d’acord amb les lleis i pràctiques internacionalment acceptades», i després que diverses firmes multinacionals hagin renunciat al concurs quan van conéixer les seves característiques, hagi volgut participar en un projecte que contribuirà a la vulneració de drets bàsics de la ciutadania palestina i de la legislació internacional.
    Ecologistes en Acció de Catalunya exigeix, doncs, que COMSA. empresa que també gestiona els tramvies del Baix Llobregat i del Besòs, renunciï a donar suport a les polítiques d’expansió colonial de l’estat d’Israel i no participi en el projecte de la nova línia blava de tramvia de Jerusalem, tot renunciant a la concessió guanyada recentment.

  3. Israel destruye en un bombardeo la casa en Gaza de Mussa’ab Bashir e Isabel Pérez, periodistas y colaboradores de AraInfo.
    “Seguiremos denunciando y desvelando lo que hace y piensa el régimen sionista de Israel”, ha dicho Mussa’ab en un mensaje en las redes sociales.
    Yo tengo un arma más poderosa que un cornet.
    Tengo un arma más poderosa que un Aguijón de Acero.
    Yo poseo el arma a la que nunca se le acaban los cartuchos. Es ligera, fuerte y persistente. Incluso trabaja cuando duermo.
    Yo tengo el arma más destructiva. Tengo un arma que ni se oxida ni se quema. Se distingue de todas y nadie puede incautármela porque no viene por túneles, por mar o por aire.
    Yo tengo el arma de la palabra. La cargo con la resistencia popular y la limpio con la humildad de las madres de niños y niñas asesinadas bajo las bombas. La monto y la desmonto con habilidad, esté bajo techo o delante de un tanque.
    La palabra y la imagen son, juntas, mi Poder y las uso continuamente para luchar. Empuño el boli, apunto la tinta y disparo justicia y libertad.
    [Israel no conseguirá acallarnos a los/las periodistas bombardeando nuestras casas]
    Isabel Pérez
    https://arainfo.org/israel-destruye-en-un-bombardeo-la-casa-en-gaza-de-mussaab-bashir-e-isabel-perez-periodistas-y-colaboradores-de-arainfo/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.