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Las políticas energéticas y compromisos actuales no son suficientes para contener el calentamiento global por debajo de 2ºC sobre niveles preindustriales. Esa es una de las conclusiones principales del informe Prospectivas de la Energía en el Mundo, publicado hoy por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El informe está considerado como la principal referencia mundial para gobiernos, empresas e inversores.
En su escenario de Políticas Declaradas, la AIE ha analizado las políticas energéticas que ya han sido anunciadas, con el objetivo de “poner frente al espejo los planes de los mandatarios actuales”. La Agencia prevé un incremento de un 1% anual en la demanda de energía hasta 2040. Este aumento de la demanda sería cubierto, en su mayor parte, por energías bajas en carbono como la solar fotovoltaica. No obstante, el gas fósil (conocido comercialmente como gas natural) también cubriría alrededor de un tercio de la misma.
De esta forma, los esfuerzos actuales no serían suficientes. Según el informe, “el impulso a las tecnologías energéticas limpias no basta para contrarrestar los efectos de una economía mundial en expansión y de una población creciente”. Así, aunque se desacelere el crecimiento de las emisiones, si estas no tocan techo antes de 2040, el mundo “está muy lejos de las metas de sostenibilidad”.
Para cumplir con esas metas, la AIE propone otro escenario, que ha bautizado como “Desarrollo Sostenible”. Sin embargo, este escenario (resuelto muy escuetamente en el informe) ya está recibiendo críticas por parte de personas investigadoras por apoyarse en tecnologías de absorción de CO2 que aún no están desarrolladas y cuya implantación presenta muchas dudas, como la absorción directa del aire (DAC) o la bioenergía con captura y secuestro de carbono (BECCS).
Para evitar estas tecnologías, los países desarrollados tendrían que alcanzar la neutralidad de emisiones para 2045, ya aquellos en desarrollo tendrían que hacerlo para 2050. En abril de este año, la Agencia Internacional de la Energía se vio obligada a considerar escenarios compatibles con la contención del calentamiento en 1,5ºC, tras ser criticada por multitud de personas investigadoras, activistas y representantes del mundo de los negocios por “normalizar niveles peligrosos de calentamiento global”.
Amenaza estadounidense
Una de las grandes amenazas para el cumplimiento de los Compromisos del Acuerdo de París es la política energética estadounidense. A pesar de que se prevé un descenso en la explotación de hidrocarburos a partir de fracking en el país norteamericano, este supondrá el 85% del aumento de la producción mundial de petróleo y un 30% de la de gas hasta 2030. Esta subida supondría, por su parte, un descenso de la producción en Rusia y países de la OPEP.
En cualquier caso, para satisfacer su demanda energética, el mundo seguirá dependiendo de la producción de petróleo de Oriente Medio. Esto es así, especialmente, para países asiáticos como China, India y Japón. El escenario de “Políticas Declaradas” prevé que un 80% del comercio internacional de petróleo para 2040 acabe en el continente asiático.
Crece la demanda
El informe confirma el aumento de la demanda energética global del 2,3% en 2018. Según la AIE, alrededor de una quinta parte de este aumento está directamente relacionada con la crisis del clima. Las temperaturas veraniegas, cada vez más altas, han disparado el uso de sistemas de refrigeración, mientras que las olas de frío hicieron necesario usar más calefacción. Los picos de temperatura (tanto fríos como calientes) son uno de los efectos del cambio climático que pronostica la comunidad científica.
El informe también pronostica un fuerte aumento de la demanda energética en África, que sería mayor que el de China para 2040. La AIE espera que unos 500 millones de personas migren a las ciudades africanas durante las próximas dos décadas. De producirse, ese crecimiento sería mucho mayor que el de las urbes chinas entre 1990 y 2010. “La planificación, el diseño y la gobernanza de las ciudades en crecimiento del mundo, los materiales industriales utilizados en su construcción y las opciones de transporte disponibles para sus habitantes son cuestiones críticas para la prospectiva global”, declara el informe.
Preocupación sobre la eficiencia
El aumento en la demanda llega acompañado por un desarrollo “indeciso” de las tecnologías que refuercen la eficiencia energética. Esta tendencia es “un motivo de honda preocupación” para los autores del informe. Recuperarse de esta tendencia negativa es “el elemento más importante” para que se cumpla el escenario “Desarrollo Sostenible”, compatible con el Acuerdo de París. Esto no tiene por qué suponer una ruptura del sistema económico actual: “La búsqueda de todas las oportunidades económicamente viables para mejorar la eficiencia puede reducir la intensidad energética mundial en más de un 3% cada año”, afirma el documento. Esa tasa estaría en contraste con el 1,2% registrado en 2018. Estas medidas deben centrarse también en la producción de materiales como el aluminio, el acero, el cemento y el plástico, pudiendo llegar a ser suficiente para estabilizar las emisiones de esos sectores.
La Agencia destaca también la encarnizada lucha entre el carbón, el gas y las renovables por dotar de energía a los gigantes asiáticos. Aunque el carbón se encuentre en declive, aún podría permanecer en uso durante décadas debido a su implantación en centrales térmicas e industrias ya existentes. Las renovables, por su parte, están dominando el crecimiento de la oferta energética en los países asiáticos, pero el gas fósil cada vez cuenta con mayor aceptación.
La demanda de petróleo, por otra parte, podría estabilizarse entre 2025 y 2030. La sustitución de vehículos de combustión interna por otros eléctricos es la principal causa. Sin embargo, la proliferación de todoterrenos y SUVs podría contrarrestar los beneficios de la transición al coche eléctrico. Si siguen la tendencia creciente actual, los SUVs añadirían una demanda de hasta dos millones de barriles de crudo al día para 2040.