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Apple, Microsoft y Google son las empresas que más trabas ponen a la reparación de sus aparatos

La basura electrónica es el tipo de basura que más aumenta en el mundo. La reparación es crucial para detener esta avalancha de residuos. Una organización estadounidense señala a los enemigos del movimiento ‘Right to Repare’.
Apple, Microsoft y Google son las empresas que más trabas ponen a la reparación de sus aparatos
Un detalle del iPhone 7, uno de los modelos implicados en el llamado ‘batterygate’. Foto: PONGRACZ NOEMI / UNSPLASH

La US PIRG (siglas de US Public Interest Research Group), una organización de consumidores estadounidense, ha analizado los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles de varias grandes empresas para determinar hasta qué punto son fáciles de reparar. Los gigantes Apple, Microsoft y Google han obtenido las peores notas de un grupo que incluía también a Dell, Motorola, Asus, Lenovo, Acer, HP y Samsung.

Los ordenadores de Apple han sacado un 3,16 sobre una puntuación de 10. Microsoft, un 4,6. Respecto a los móviles, Apple saca un 2,75 y Google un 4,64. «La omnipresencia de objetos que no pueden ser reparados es un problema, tanto para los consumidores como para el planeta», indica la US PIRG en su informe. La contribución de estas tres grandes compañías tecnológicas a la acumulación de basura electrónica es enorme. No es que sus productos sean de mala calidad, es que su reparación, en caso de que se estropeen, es casi imposible. Y todo esto tiene que ver con su diseño original. Se hacen así adrede. Según la Unión Europea, hasta un 80% del impacto medioambiental de un producto está relacionado con su diseño.

Desde hace décadas, Apple es la bestia negra de los consumidores preocupados por el medioambiente. Las baterías de algunos de sus primeros productos (iPods y iPhones, fundamentalmente), mermadas en su rendimiento a lo largo de los años, no podían ser cambiadas. Fue entonces cuando la manzanita de su logo se convirtió en símbolo de la obsolescencia programada. Luego, la elegante empresa californiana fue más allá e incluyó procesadores que ralentizaban el funcionamiento de sus productos de forma deliberada. El escándalo fue bautizado como batterygate y Apple fue condenada a pagar 113 millones de dólares de multa. Una minucia para la que es, según la última lista de Forbes, la empresa con mayor valor de mercado del mundo: 2,25 billones de dólares. Su volumen de ventas, en 2021, fue el segundo del ranking mundial (sólo por detrás de Amazon, otro modelo de deterioro medioambiental), con 294.000 millones.

Millones de toneladas en cargadores

Apple está en el punto de mira de la US PIRG desde hace años. No sólo por su estrategia de desmarcarse de cualquier acuerdo global sobre componentes (sus cargadores, por ejemplo, son exclusivos y diferentes a los de la mayoría de los móviles y tabletas) sino por las trabas que ponen a la reparación de sus aparatos, y mucho más si estas se realizan fuera de sus servicios técnicos oficiales.

El tema de los cargadores no es menor: a pesar de que la estandarización ha reducido su diseño a tres prototipos en Europa, sólo a causa de los cargadores cada año se acumulan entre 11.000 y 13.000 toneladas de residuos en la Unión Europea, según la organización Ecos. «Los electrónicos son el tipo de residuos que más ha aumentado en el mundo», señalan desde US PIRG. A ese aumento hay que sumar otro factor importante: hasta el 75% de estos residuos no se recicla.

En 2019 se generaron unos 53,6 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónicos en todo el mundo, lo que supone un aumento del 21% respecto a los cinco años anteriores, según un estudio auspiciado por la ONU. Su reciclaje, aunque muy escaso, tiene un impacto considerable en la lucha por frenar el calentamiento global: el hierro, el aluminio y el cobre de estos aparatos, una vez reciclados, contribuyó a un ahorro neto de 15 millones de toneladas de CO2.

Pero no todas las empresas tecnológicas son tan susceptibles como Apple, Microsoft o Google-Alphabet respecto a sus productos ni se oponen activamente al movimiento llamado Right to Repair, o «derecho a reparar». Las empresas que mejores notas han sacado en el estudio de US PIRG son los ordenadores de Dell, que logran una nota de 7,81 en su índice de reparabilidad, seguidos de los de Asus, que alcanzan un 7,61. En el apartado de los teléfonos móviles, los más fáciles de reparar son los Motorola, que consiguen una puntuación de 7,77. En segunda posición están los Samsung, con un aprobado raspado: 5,69.

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