El aumento del gasto militar en los países de la OTAN generará 467 millones de toneladas de CO2 adicionales en ocho años

El Centre Delàs, junto a otras organizaciones, publica un informe analizando cómo el aumento del gasto militar en los Estados miembros de la OTAN va en detrimento de la lucha contra el cambio climático.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, habla con los medios de comunicación durante una reunión de Ministros de Defensa de la Organización, el pasado 12 de octubre. Foto: Reuters

Si los 31 Estados miembros de la OTAN alcanzan el objetivo de destinar al menos el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a sus fuerzas armadas, provocarán una emisión adicional de 467 millones de toneladas de CO2 en ocho años.

Es lo que se denomina huella de carbono militar, que, según el informe El clima bajo fuego cruzado. Cómo el objetivo del 2% de gasto militar de la OTAN contribuye al colapso climático, supone un 5,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) anuales del mundo.

El estudio, elaborado por del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, IPPNW Germany, Tippping Point North South, Stop Wapenhandel y Transnational Institute, profundiza en el gasto militar y la gran cantidad de compromisos climáticos que podrían financiarse si ese dinero tuviera otro destino.

¿Y si el dinero para militarización se dedicara a luchar contra el cambio climático?

Entre 2021 y 2023, el gasto militar de los países de la OTAN ha pasado de 1,16 a 1,26 billones de dólares. Crecimiento justificado para alcanzar ese objetivo del 2% del PIB, que, como apuntan en el estudio, “no tiene una base metodológica clara, puesto que se fijó en 2006, antes de la invasión inicial de Ucrania por parte de Rusia en 2014, y actualmente es defendido como necesario para hacer frente a la amenaza rusa”.

Con esos 1,26 billones, comparan, se podría financiar durante 12 años el compromiso del Acuerdo de París para la financiación climática (100.000 millones de dólares anuales). También la financiación climática externa requerida para países de ingresos bajos y medios durante un año (1 billón de dólares). Servirían, de igual modo, para sufragar los costes de los países africanos para la mitigación y adaptación al cambio climático durante cuatro años (unos 280.000 millones de dólares anuales), o los costes de adaptación al clima para los países de ingresos bajos y medios durante tres años (340.000 millones de dólares al año).

En el futuro, este parangón podría ser mucho más exagerado, ya que, a pesar del incremento (de 1,16 a 1,26 billones), hay 20 países de la OTAN que todavía no han llegado al 2%. Es decir, el margen de crecimiento es notable.

¿Qué es la huella de carbono militar?

A escala global, detallan en el informe, las fuerzas armadas se encuentran entre los mayores emisores de GEI institucionales. Si los ejércitos de todo el mundo fueran un país, serían el 4º del ranking, con unas emisiones superiores a las de Rusia.

La huella de carbono militar (excluyendo la relacionada con los conflictos) puede desglosarse en tres categorías: fuentes estacionarias, fuentes móviles y cadena de suministro.

Las primeras son emisiones operativas de gases provenientes de bases militares, mientras que las emisiones de fuentes móviles derivan de las actividades militares móviles (por ejemplo, uso de aeronaves, naves, vehículos terrestres y astronaves). En cambio, las emisiones de la cadena de suministro incluyen las emisiones de la industria armamentista y demás empresas que aprovisionan las fuerzas armadas.

El exceso de emisiones por el gasto militar equivale a 474 millones de vuelos de ida y vuelta entre Londres y Nueva York durante 8 años

El informe inquiere el periodo entre 2021 y 2028. En el año de inicio del análisis (2021), la huella de carbono militar era de 196 millones de toneladas métricas equivalentes de CO₂ (tCO2-eq). En 2023, ha subido ya a 226 millones. En 2028, si los Estados miembros lograran el objetivo del 2%, las emisiones anuales de gases de efecto invernadero serían de 295 millones. 100 millones más cada año respecto a 2021.

Si se suman las emisiones de todos los países de la OTAN entre 2021 y 2028, la huella de carbono militar colectiva será de 2.000 millones. Y el exceso respecto a las emisiones, si no se llegara a ese 2% del PIB de gasto militar, es de 467 millones de toneladas. Esto, ejemplifican en el estudio, es más que las emisiones de Vietnam en un solo año (actualmente, el 18º emisor del mundo). Es más, estas emisiones adicionales también son superiores a las actuales del Reino Unido o de Francia.

Las emisiones extraordinarias necesarias para alcanzar el objetivo del 2% de la OTAN, agregan, equivalen a 474 millones de vuelos de ida y vuelta entre Londres y Nueva York durante 8 años, con una media de 59 millones de vuelos al año. Si sólo se tienen en consideración los miembros europeos de la OTAN, la huella de carbono militar adicional desde un punto de vista colectivo sería de 234 millones de tCO2-eq, es decir, más que todas las emisiones de CO₂ de todos los vuelos que salen de la UE27 y la EFTA (147 millones de toneladas emitidas por 4,6 millones de vuelos en 2019).

Gracias a la colaboración de nuestra
comunidad podemos publicar. Ayúdanos a seguir.

COMENTARIOS

  1. No somos los ciudadanos de esos países los que emitimos el CO2 , son las empresesas de esos paises, los que deberían pagar ese dinero. Puede incluso, que alguna empresa, esté en un país, pero el dueño o dueños, sean de otro. Con lo cual, no hay que generalizar por países, hay que definir que empresas y sus dueños, son las que contaminan para que paguen con sus beneficios

  2. LOS VERDES ALEMANES LE “HACEN FO” A SUS PRINCIPIOS Y SE PRONUNCIAN POR LAS NUCLEARES Y LA GUERRA.
    Cómo puede un Partido que nació de la protesta anti-bélica justificar ahora su apoyo a operaciones militares y estrategias ambientalmente dañinas?.
    Mientras los ecos de la discordia y la traición política resuenan en Berlín, las voces divergentes del pacifismo y el pragmatismo bélico convergen en un mismo dilema: el futuro de Alemania en un entorno global cada vez más convulso y peligroso. El alcalde de Berlín ha pedido “una pausa en las deportaciones de emigrantes y Los Verdes ” viran su barco hacia horizontes belicosos, y piden lo contrario.
    Como ha escrito Matthias Rude, un periodista y filósofo alemán, el Partido Verde en este país pasó de ser una voz de resistencia y de la exigencia de cambios radicales, a respaldar operaciones militares imperialistas, como ya sucedió en 1999, durante la guerra en Yugoslavia.
    Las “nuevas posiciones” de los “verdes alemanes” se están viendo ahora reflejadas en las posiciones actuales de ese Partido en relación con la Guerra de Ucrania. El hecho de que estén exigiendo la entrega de armamento pesado para ayudar al gobierno de Kiev, o el de su propia aceptación del uso y aplicación de técnicas perjudiciales para el medio ambiente, como el “fracking”, está poniendo en evidencia su espectacular viraje de 180°.
    Las reflexiones más sentidas las pronunció la fallecida vicepresidenta del Bundestag, Antje Vollmer. Antje lamentó en su mensaje, el resurgimiento de las tensiones militares y criticó duramente a su propio Partido Verde, Die Grünen, por abandonar aquellos principios que dieron razón a la existencia de esa misma formación política.
    Su llamamiento a superar el odio y apostar por la diplomacia y la ayuda humanitaria, nos recuerda a los alemanes la importancia que tienen los valores y principios en tiempos de crisis como los que ahora está viviendo Alemania.
    En este complicado tablero de ajedrez político, el Movimiento pacifista y la política energética son piezas esenciales que requerirían que fueran jugadas con sabiduría, y con una visión puesta en el largo plazo. Solo el tiempo se atreverá a decirnos si Alemania logrará encauzarse a través de la vía coherente y equitativa, que parece haber perdido.

  3. EE.UU. Biden pide más dinero para los suyos: Zelenski en Ucrania y Netanyahu en Israel. (Insurgente.org)
    El presidente de Estados Unidos se dirigió a la nación desde el Despacho Oval y pide al Congreso aprobar ayuda «urgente» para Israel y Ucrania. Biden recurrió a la gravedad y la urgencia del momento, con un mensaje en el que hizo una férrea defensa a la necesidad de ayudar a Israel y Ucrania para proteger la propia seguridad nacional. Y es que aunque pueda parecer que esos conflictos están «muy lejos», son relevantes para el futuro de Estados Unidos porque sus adversarios están observando cómo reacciona el país, destacó el mandatario.
    Biden pidió este jueves al Congreso miles de millones de dólares en ayuda militar para hacer frente al «tirano» de Vladímir Putin y al «terrorista» de Hamás, quienes en su opinión comparten el objetivo de querer eliminar a democracias vecinas.
    Biden dio un discurso de unos 15 minutos desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, que fue transmitido en directo por las principales cadenas de televisión del país y en el que argumentó que es «vital para el interés nacional» de Estados Unidos estar implicado en estos dos conflictos.
    Si Hamás y Putin continúan con sus acciones y no se les hace pagar por el dolor que han causado, afirmó Biden, podría desencadenarse más «caos» y «destrucción» en el mundo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.