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En Australia, las comunidades locales están construyendo sus propios proyectos de renovables, y tú también puedes

En Australia existen unos 100 proyectos de energía renovable comunitaria. Además de contribuir a frenar el cambio climático, empoderan a la ciudadanía.
Paneles solares fotovoltaicos. FOTO: ACTIV SOLAR. Foto: 8450280902_bb7c8769a6_o

Artículo publicado originalmente en The Conversation [en inglés].

Autoría: Dominique McCollum Coy, Roger Dargaville, Shirin Malekpour.

En la ciudad de Goulburn, en Nueva Gales del Sur, en Australia, se está gestando una revolución energética. La comunidad se ha unido para construir su propia granja solar de 4.000 paneles. Cada día, la ciudadanía tiene la oportunidad de comprar acciones de la empresa y así poder recoger las recompensas.

La iniciativa de Goulburn, sin embargo, no es la única: la energía comunitaria es una idea que ha llegado para quedarse. Aproximadamente 100 comunidades en Australia han puesto en marcha diferentes proyectos de energía comunitaria que se encuentran en diferentes fases. En 2015 había 25 grupos.

La idea de la energía comunitaria está generando atención política en el país y la diputada independiente de Indi (en Victoria), Helen Haines, presentó en agosto una moción en el Parlamento para pedirle al gobierno australiano que apoyase los proyectos de energía comunitaria y que constituyese una nueva agencia gubernamental.

El concepto de energía comunitaria se basa en la creencia de que la ciudadanía debería tener el control sobre la energía que consume. Eso incluye controlar el impacto ambiental y social. Las grandes corporaciones no deberían tener el poder sobre nuestros sistemas energéticos, ni deberían obtener todos los beneficios. En este artículo se muestra cómo funciona el concepto de energía comunitaria.

Proyectos como el parque solar Mount Majura de ACT permiten a los ciudadanos tomar el control de sus necesidades energéticas. Steve Bittinger/Flickr

¿Qué es la energía comunitaria?

El primer proyecto de energía renovable comunitario en Australia, el Hepburn Wind, comenzó a generar energía en junio de 2011. Desde entonces, otras comunidades del país se han unido para administrar sus propios proyectos de energía solar, eólica, micro-redes y eficiencia.

Es el caso del proyecto Goulburn, que a principios de año recibió una subvención estatal de 2,1 millones de dólares australianos, concretamente por parte del Fondo Regional de Energía Comunitaria. En este proyecto de energía comunitaria, los inversores pueden comprar acciones a 400 dólares australianos. Este monto cubre el costo de un panel solar y la infraestructura necesaria para la conexión a la red.

Hepburn Wind es el proyecto energético comunitario más antiguo de Australia.

Los grupos comunitarios de energía pueden tener diferentes formas.

Hepburn Wind y Goulburn Solar Farm, por ejemplo, trabajan mediante un modelo de inversión comunitaria en el que los grupos locales desarrollan un proyecto para después buscar inversores que lo financien.

Esto a veces se hace a través de la creación de una cooperativa o la venta de acciones de la empresa. La organización comunitaria puede comprometerse a entregar el proyecto, incluido el diseño, la instalación y la gestión, o puede subcontratar a una empresa externa para que lo lleve a cabo.

Hay un segundo modelo que pasa por recaudar dinero a través de donaciones, ya sea a través de plataformas de crowdfunding o mediante métodos más tradicionales. El dinero generalmente se gasta en instalar un sistema de energía sostenible de acuerdo con las demandas y necesidades locales. Por ejemplo, en el noreste de Victoria, un proyecto de energía renovable impulsado por una comunidad de Primeras Naciones proporcionará energía solar a la oficina de una agencia del gobierno estatal.

El tercer tipo de proyecto implica que un grupo de hogares se unan para encontrar una solución de energía renovable, como la compra de energía solar a granel.

¿Cuáles son los beneficios?

Los proyectos de energía renovable de propiedad comunitaria son una excelente iniciativa para que la ciudadanía se involucre en la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. Algunos de los beneficios son:

  • Creación de empleo local y más desarrollo económico.
  • Rendimiento de la inversión a los accionistas comunitarios.
  • Mayor seguridad energética, lo que evita apagones en las comunidades.
  • Energía más asequible.
  • Creación de fondos para reinvertir en otros proyectos comunitarios. Por ejemplo, en Escocia, los dividendos de los proyectos con renovables se han invertido en transporte público eléctrico y otros proyectos locales.
  • Construcción comunitaria: los pueblos desarrollan una identidad más fuerte, participan en actividades comunales y toman decisiones colectivas sobre su futuro.

Empoderar a la comunidad

La transición energética no consiste solo en sustituir los combustibles fósiles por energías renovables. También se trata de cambiar los actores y saber quién se beneficia de nuestro sistema energético. Inevitablemente, aquellos en el poder, las empresas energéticas ya existentes y sus aliados políticos, no serán partidarios de semejante cambio.

Esto está ocurriendo en un país como Australia, que ha tardado más de una década en ponerse a trabajar para frenar el cambio climático. Sin embargo, recientemente, el gobierno de Scott Morrison [primer ministro de Australia] ha seguido adelante con un plan para una recuperación económica “impulsada por gas“, a pesar del daño que esto causará a nuestros esfuerzos de reducción de emisiones. Estos proyectos no cuentan, claramente, con el apoyo de la comunidad y no casan con las acciones que se están llevando a cabo para frenar el cambio climático.  

Tradicionalmente, las comunidades se han visto excluidas de la toma de decisiones sobre proyectos de energía, también respecto a proyectos que implican el uso de las renovables. Las comunidades a menudo dependen de la representación política local para expresar sus puntos de vista, así como de la capacidad de los operadores de redes de energía para trabajar con ellos.

En los proyectos de energía de la comunidad, los locales están involucrados desde el principio. Flickr

Las comunidades deberían estar lo suficientemente empoderadas como para poder participar en la planificación y ser dueños de los proyectos. Próximamente publicaremos una investigación en la que se muestra que tal empoderamiento pasa por ayudar a las comunidades a desarrollar sus capacidades para que puedan alcanzar sus propios objetivos energéticos. Esto significa desarrollar nuevas habilidades, trabajar de manera conjunta y tomar decisiones en condiciones de igualdad.

Para esto, los gobiernos juegan un papel clave, ya que son una pieza fundamental de cara a que las comunidades puedan ejecutar los proyectos. Los Community Power Hubs del gobierno de Victoria son un buen ejemplo. En tres ‘centros’ (en Ballarat, Bendigo y el Valle de Latrobe) se implementaron varios tipos de proyectos de energía. Tenían como objetivo desarrollar el conocimiento local y fomentar la participación de la comunidad. Los proyectos se comprometían a que los beneficios permaneciesen en la región.

Mirando hacia el futuro

El movimiento energético comunitario en Australia va en aumento y nos muestra que este tipo de proyectos son posible, sin embargo, se necesita más apoyo gubernamental, especialmente a nivel federal. La transición energética requerirá una inversión masiva y la mayoría de los proyectos se construirán en comunidades regionales.

Empoderar la energía comunitaria es una de las herramientas para proporcionar parte de esa inversión, construir economías rurales más fuertes y garantizar que todos compartan los beneficios de la transición energética.

Artículo publicado originalmente en The Conversation [en inglés].

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COMENTARIOS

  1. Exijamos a Cristine Legarde que el Banco Central Europeo deje de financiar la industria del carbón sucio, el petróleo y el gas. Con miles de millones de euros de dinero de recuperación Covid-19 en juego, la elección es simple. Nada de nuestro dinero debería ir a la industria de los combustibles fósiles. En cambio, los fondos públicos deberían apoyar una transición real, justa y verde de nuestra economía.
    Firmar para pedirle al Banco Central Europeo que deje de financiar empresas de combustibles fósiles.
    https://act.350.org/sign/stop-funding-climate-criminals/?akid=132295.3178809.6JfH__&rd=1&t=8&utm_medium=email&utm_source=actionkit
    El Banco Central Europeo se encuentra en el corazón mismo del sistema financiero europeo. En tiempos de crisis, como ahora, el BCE bombea dinero al mercado para evitar que se derrumbe, lo hacen comprando deuda a empresas, gobiernos o bancos.
    Estamos hablando de cientos de miles de millones de euros aquí – tanto dinero que es difícil de comprender. Este dinero puede y debe financiar una transición sostenible, verde y justa para Europa. En cambio, está siendo tragado por corporaciones de combustibles fósiles.

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