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Un nuevo análisis de la rama de cambio climático de Naciones Unidas vuelve a señalar lo que otros tantos estudios e informes recuerdan semana a semana y mes a mes: los planes nacionales de acción climática de los países siguen siendo insuficientes para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC y cumplir así con los objetivos marcados en el Acuerdo de París de 2015.
La fecha de publicación de este baño de realidad no es casualidad. El 30 de noviembre arranca la cumbre anual del clima, la COP28. Será en Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Allí, los casi 200 países que han suscrito el Acuerdo de París deberán –una año más– pactar un incremento de su ambición en materia de mitigación y adaptación para evitar que los impactos del cambio climático vayan a más.
Para lograrlo (o al menos intentarlo), los países tienen que presentar de forma periódica sus planes climáticos (conocidos como NDC, contribuciones determinadas a nivel nacional). Con la última actualización, que tuvo lugar en septiembre, ONU Cambio Climático ha hecho un balance que sirve como referencia para saber en qué punto se está y, sobre todo, para demandar más acción climática.
El análisis presentado este martes tiene varias lecturas, dependiendo del año que se escoja para comparar. Sin entrar en detalles de si son o no ambiciosos los planes climáticos, no dejan de ser la teoría. Suponiendo que todos cumplen a rajatabla lo que prometen, en 2025 las emisiones serán un 55,2% más altas que en 1990, un 12,2% más que en 2010 y un 1% más que en 2019, fecha que se ha escogido en los últimos años como referencia. Si nos vamos a 2030, las emisiones serán un 50,5% más altas que en 1990, un 8,8% más que en 2010 y un 2% menos que en 2019. Este último dato revela que es probable que el pico de emisiones de gases de efecto invernadero se alcance en esta década.
Aun así, el descenso no será, ni de lejos, a la velocidad ni intensidad que reclama la comunidad científica. En su última gran evaluación, el IPCC dice que es necesario reducir en torno a un 45% las emisiones para 2030 en comparación con los niveles de 2019. Con los planes actuales de los países, las emisiones para 2030 en comparación con los niveles de 2019 solo se reducirán un 2%.
Con los planes climáticos actuales, el planeta vería incrementada su temperatura respecto a la época preindustrial entre 2,1 y 2,8 ºC. "El informe de hoy muestra que todos los gobiernos están dando pequeños pasos para evitar la crisis climática. Y muestra por qué los gobiernos deben dar pasos audaces en la COP28 en Dubái para seguir por el buen camino", señala Simon Stiell, secretario ejecutivo de Cambio Climático de la ONU.
Según el último informe del IPCC (el panel de cambio climático de la ONU), las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse un 43% para 2030 en comparación con los niveles de 2019. No obstante, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado la semana pasada revelaba que los países planean producir para 2030 un 110% más de combustibles fósiles de lo necesario para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC. "Es hora de mostrar los enormes beneficios de una acción climática más audaz: más empleos, salarios más altos, crecimiento económico, oportunidades y estabilidad, menos contaminación y mejor salud", reclama Stiell.
Estamos en contra de cualquier forma de minería, autorizada o no», dice Zakaria, portavoz de los habitantes de Beutong.
“¡El distrito de Beutong Ateuh Banggalang no debe ser zona de sacrificio para la minería!”
El proyecto de una mina de oro amenaza el ecosistema de Leuser, última gran selva tropical del Sudeste Asiático. Allí, tigres, elefantes, rinocerontes y orangutanes conviven en un mismo hábitat, único en el mundo.
La selva tropical del condado de Beutong es maravillosa, el río Meureubo increíblemente claro. «Vivimos del río, bebemos su agua y con ella regamos nuestros campos y jardines», dice Malikul Azis, director de una escuela local.
Pero el bosque, el río y las vidas de las personas están amenazadas. Aquí se va a construir una mina de oro. Miles de hectáreas de selva tropical están amenazadas por la deforestación.
Beutong se encuentra en un valle al pie de la montaña Singgah Mata, de 2.800 metros de altura, en el corazón del ecosistema de Leuser. Esta última gran selva tropical del Sudeste Asiático es famosa por su biodiversidad. Tigres, elefantes, rinocerontes y orangutanes conviven aquí en el mismo hábitat. Las montañas son ricas en minerales, piedras preciosas y oro; esta riqueza es peor que una maldición.
Oficialmente, la zona está protegida. Pero la presión no cesa. Los habitantes de Beutong lo viven en primera persona.
Llevan años oponiéndose a la empresa minera PT. Emas Mineral Murni (EMM). Con éxito, porque el Tribunal Supremo retiró el permiso a la empresa en 2021.
Ahora, otra empresa, PT. Bumi Mentari Energi (BME), ha solicitado un permiso para minería de oro. Unas 3.300 hectáreas de la mina prevista se encuentran en el condado de Beutong.
La población se ha organizado y rechazan unánimemente en general cualquier tipo de explotación minera en su distrito. No sólo a la mina de oro proyectada por BME.
Las defensoras y defensores de la naturaleza se oponen incansablemente a la destrucción de su entorno por la minería y también por la tala de madera. Pero sin un amplio apoyo internacional, no se podrá detener la destrucción del ecosistema de Leuser y del valle al pie de la montaña Singgah Mata.
https://www.salvalaselva.org/peticion/1276/minas-de-oro-en-el-bosque-de-los-tigres-de-sumatra-no?mtu=585611818&t=17485
¿Por qué mezclar el tocino con la velocidad?
El primer hito de la COP28: las religiones estarán presentes en el nuevo Pabellón de la Fe. (Religión Digital)
Durante su estancia en Dubai (Emiratos Árabes Unidos), del 1 al 3 de diciembre, para asistir a la COP28, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, el papa Francisco participará en la inauguración del Pabellón de la Fe, la primera instalación de este tipo que se permite en este evento internacional
Con capacidad para un centenar de personas, el Pabellón de la Fe, en el que están representadas las principales religiones mundiales, como el islam, el cristianismo, el sijismo, el judaísmo, el hinduismo, el bahá’í, el budismo, las religiones indígenas y el zoroastrismo, dará cabida a un total de 65 sesiones de trabajo
Los representantes de esas confesiones mostrarán su papel contra el cambio climático, como por ejemplo, “desde los sijs que han creado pequeños bosques sagrados en la región de Punjab en la India a los cristianos ortodoxos etíopes que están rodeando sus iglesias de bosque en medio de un desierto”.
Además del Papa, otros líderes religiosos tomarán la palabra en el Pabellón de la Fe, entre ellos, el Gran Rabino del Reino Unido, Ephraim Mirvis; el obispo Thomas Schirrmacher, secretario general de la Alianza Evangélica Mundial; o Sadhvi Bhagawati Saraswati, presidente de la Fundación Divine Shakti, con sede en India.
Estar presentes en las próximas COP
Los organizadores de este Pabellón están satisfechos con que esta instalación se haya hecho finalmente realidad y confían en que se siga contando con una similar en las próximas ediciones de esta cumbre climática mundial.
«La mayor parte de la población mundial y muchos de los negociadores políticos en las COP pertenecen a una religión. Sin embargo, durante las primeras 27 conferencias climáticas de la ONU, rara vez se han presentado figuras religiosas de alto nivel. En la COP28 en Dubai, hemos trabajado para aumentar significativamente la presencia de líderes religiosos de alto nivel, y buscamos hacerlo en futuras COP”, según declaró al NCR el rabino Yonatan Neril, director ejecutivo del Centro Interreligioso para el Desarrollo Sostenible, con sede en Jerusalén, y uno de los organizadores del Pabellón de la Fe, que destaca también la trascendencia de que se haga sitio a las religiones a la hora de acoger sus propuestas para combatir la crisis climática.