El cambio climático desata a las termitas (y viceversa)

La madera en descomposición es una gran aliada contra el cambio climático al almacenar grandes cantidades de CO2. Sin embargo, una investigación internacional señala que las termitas, que se ven beneficiadas por la subida de temperaturas, acaban con ella a una velocidad más rápida de la que se creía. Esto da lugar a un círculo climático vicioso.
Una termita. Foto: Amy E. Zanne.

Cuando se dice que el cambio climático afecta a todos los seres y regiones del planeta es literal. Desde el más grande al más pequeño. Es el caso de las termitas que, a pesar de su diminuto tamaño, parece jugar un papel clave en el calentamiento global.

A pesar de que son importantes descomponedores en los trópicos, hasta ahora las termitas estaban menos estudiadas. Y para evitar ese vacío de conocimiento, un centenar de investigadoras e investigadores de 22 países acaba de presentar un estudio publicado en Science que recoge importantes hallazgos sobre los efectos del cambio climático en los depósitos de carbono de la madera.

El grupo de especialistas concluye que el aumento de las temperaturas, junto a los cambios de precipitación, hacen que aumente el hábitat mundial de termitas. Esto no es una buena noticia puesto que las termitas se alimentan de madera muerta, que hasta ahora son grandes aliados climáticos al actuar como almacenes de dióxido de carbono. El problema es que cuantas más termitas, más madera en descomposición consumen y, por ende, más gases se escaparán y calentarán la atmósfera. Esto es un nuevo ejemplo de lo que se conoce como ciclo de retroalimentación positiva. Es lo mismo que ocurre, por ejemplo, con los incendios forestales.

Aunque no existen cifras exactas, la biomasa leñosa muerta y en descomposición que cubre los suelos de los bosques de todo el mundo desempeña un papel importante en el ciclo global del carbono al ser un importante sumidero de carbono. “Se creía que la madera podría almacenar carbono durante décadas o siglos, pero como las termitas devoran la madera con una velocidad inusitada, nuestro datos muestran que el sumidero de carbono es más pequeño y temporal de lo que parecía y, por tanto, las emisiones son mayores”, detalla Víctor Resco de Dios, profesor de la Universidad de Lleida y uno de los autores del estudio.

termitas
Amy E. Zanne durante la investigación.

Las termitas suponen unos descomponedores importantes en el 30% de la superficie terrestre. En base a las proyecciones de calentamiento global, los autores prevén una expansión de las termitas de los 39 millones de kilómetros cuadrados (km2) que existen en la actualidad hasta los 45 millones de km2.

Acorde los datos de 133 lugares que abarcan todos los continentes –excepto la Antártida–, por cada aumento de temperatura de 10 °C observaron que las termitas incrementan 6,8 veces la descomposición de madera. “Esto es importante porque indica cómo las emisiones de carbono por la descomposición de la madera son 3 veces mayores a las de los microbios, algo que no tienen en cuenta los modelos climáticos actuales basados ​​únicamente en los microbios”, señala Resco de Dios,.

Y no solo la temperatura influye. También lo hace la lluvia, o mejor dicho, la falta de ella. Y es que el incremento de la sequía limita el ritmo de descomposición de los hongos, pero no la de las termitas, que tienen a capacidad para almacenar agua. En este sentido, la investigación concluye que la interacción de la temperatura y la precipitación hace que los insectos colonicen más madera muerta, con las consecuencias que puede tener eso para el clima futuro.

“Las termitas tuvieron sus mayores efectos en lugares como las sabanas tropicales y los bosques estacionales y los desiertos subtropicales”, explica Amy E. Zanne, investigadora de la Universidad de Miami y autora principal del estudio. “Estos sistemas suelen estar infravalorados en cuanto a sus contribuciones al balance global de carbono”, añade la experta. 

Según los resultados del estudio, con la tropicalización (es decir, el calentamiento se traslada a los climas tropicales), es probable que el deterioro de la madera por termitas aumente a medida que éstas accedan a una mayor superficie de la Tierra. En el caso de España, la investigación tuvo como lugar de muestras Cataluña, en zonas que van desde Tarragona hasta Pirineos. Aquí, no obstante, “el papel de las termitas es marginal y lo seguirá siendo”, explica Resco de Dios. 

Como explica Zanne, quien lleva más de una década estudiando las retroalimentaciones de la liberación de carbono de la madera, “la mayoría de los modelos climáticos actuales no incluyen directamente la descomposición de la madera ni el papel que desempeñan los microbios y las termitas en esa descomposición”. Víctor Resco de Dios añade que lo descubierto en la investigación “obliga a repensar cómo consideramos la duración de los stocks de carbono” ya que “pueden ser más efímeros de lo que se pensaba”.

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