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La ola de incendios que azota el centro y sur de Chile ha dejado al menos 24 víctimas mortales. Manuel Monsalve, subsecretario del Ministerio del Interior, informó ayer en rueda de prensa que ya se habían quemado 100.000 hectáreas y 800 viviendas. Además, el balance también registra 26 personas hospitalizadas con quemaduras graves en las últimas horas. Monsalve explicó que hay 10 detenidos por su presunta implicación en los fuegos.
Según el último informe del Ministerio, este lunes hay 275 incendios activos en todo el país, 69 de ellos no controlados. El fuego está presente en las regiones de Biobio, Los Lagos, La Araucanía y Ñuble, zonas de intensa actividad agrícola y forestal ubicadas en el centro del país.
La sequía y la deforestación alimentan el fuego
Una profunda sequía supuso el pasado diciembre el inicio de una serie de incendios forestales en la zona central de Chile. El número y magnitud de los fuegos aumentó el 3 de febrero. Las autoridades ya han asegurado que son los peores en décadas. La fórmula 30-30-30, es decir, 30 grados de temperatura, 30 kilómetros por hora de viento y una humedad menor al 30%, ha favorecido que las llamas se hayan propagado rápidamente, como ya ocurrió en las mismas zonas durante los incendios del año 2017, cuando murieron una decena de personas.
Más allá de condiciones climáticas desfavorables, los expertos señalan que la tala de la vegetación originaria y la reforestación con pino radiata y eucalipto, de rápida combustión, han multiplicado los factores de riesgo de los incendios forestales.
«Nos estamos volviendo uno de los territorios más vulnerables a los incendios por el avance del cambio climático en nuestros territorios. Lo que parecía una situación extrema hace tres años, se va superando año a año», lamentó la ministra del Interior, Carolina Tohá, el pasado viernes. El presidente de la República, Gabriel Boric, ha solicitado ayuda internacional para frenar la tragedia que están provocando los incendios.
España ha enviado a la UME para colaborar en la extinción
España ha dado respuesta a la solicitud de ayuda del Gobierno de Chile y ha enviado un contingente de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con 50 profesionales para colaborar a extinguir los incendios. Los militares despegaron ayer en un Airbus 330 del 45 Grupo del Ejército del Aire y del Espacio desde la base aérea de Torrejón y ya han llegado a Chile.
El dispositivo está compuesto por un equipo de asesores expertos en la Lucha Contra Incendios Forestales, así como una sección de intervención con capacidades específicas como drones y comunicaciones satélite. El objetivo principal del despliegue es ofrecer al Gobierno de Chile un apoyo especializado con capacidades técnicas para la extinción de los incendios.