Referéndum histórico en Ecuador contra la industria petrolera

El próximo 20 de agosto, junto con las elecciones presidenciales, el país votará si detener una explotación petrolera en el Parque Nacional del Yasuní, uno de los puntos con mayor biodiversidad del planeta y en plena cuenca amazónica.
Ecuador produce una media de 480.000 barriles de petróleo al año. La mayoría de puntos de extracción se concentran en territorio amazónico y los más productivos están en la zona del Yasuní. Foto: EP Petroecuador

Los ciudadanos y residentes de Ecuador están llamados a votar el próximo 20 de agosto, junto a las elecciones presidenciales, una consulta que puede detener la explotación petrolera del Bloque ITT, en el corazón del Parque Nacional del Yasuní, en plena cuenca amazónica. Este ecosistema, creado en 1979, fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1989.

Seis décadas de extracción de petróleo han provocado la destrucción de gran parte del patrimonio natural y cultural de Ecuador. Un buen ejemplo de ello es la degradación de la selva amazónica del Yasuní, uno de los bosques con más biodiversidad del planeta y refugio de algunos de los pocos grupos indígenas aislados que todavía quedan en el mundo. Ahora, una decisión de la Corte Constitucional de Ecuador podría cambiar para siempre el rumbo extractivista del país.

Ecuador cuenta con 90 bloques de explotación de petróleo, que son zonas en las que se pueden asignar permisos de extracción. Unos pocos están en la costa, pero la mayoría se concentran en territorio amazónico. Los más productivos están en la zona del Yasuní, en los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini, abreviados como ITT. Shell, Repsol, Chevron-Texaco y Sinopec son algunas de las empresas que han extraído petróleo allí. En la actualidad. la explotación la administra por completo la empresa pública Petroecuador.

Nunca debía haber habido el menor intento de explotación petrolera en el Yasuní. Su biodiversidad es de una importancia estratégica“, aseguraba hace unos meses a Climática Carlos Larrea, profesor-investigador de Universidad Andina Simón Bolívar y antiguo asesor técnico de la iniciativa Yasuní-ITT, que ya intentó frenar la explotación petrolera de la región hace una década.

“Que explotar el petróleo solucionará la situación de deuda es uno de los principales argumentos de la industria petrolera y de casi todos los gobiernos que ha tenido Ecuador”, sin embargo, “diversas investigaciones señalan que la ganancia para el país es escasa y que la mayoría de los ingresos se van fuera», añadía Alexis Rivas, investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y autor del libro Los últimos grupos del Yasuní.

Hace una década, el colectivo Yasunidos logró recoger 750.000 firmas (legalmente eran necesarias 508.000) para exigir una consulta popular con vistas a poner freno a la explotación petrolera en el Parque Nacional del Yasuní. El presidente Rafael Correa ignoró esas firmas entonces. La sentencia, emitida el paso mes de mayo por la Corte Constitucional, establece que esto se hizo de forma fraudulenta y ha hecho posible que el país lleve a cabo la consulta para decidir si el crudo del bloque petrolero en el Yasuní debe permanecer o no indefinidamente bajo el subsuelo.

El Yasuní puede sentar un precedente

“Tantas décadas sucesivas de modelo extractivista y de explotación petrolera se han demostrado totalmente incapaces de cumplir las promesas y expectativas de prosperidad para el pueblo ecuatoriano, y solamente han cosechado desigualdades sociales, pobreza, exclusión de las comunidades indígenas, campesinas y de las mayorías urbanas, emigración, dependencia, destrucción del patrimonio ambiental del país y corrupción”, declaran desde EntrePueblos. La ONG ha puesto en marcha una campaña de apoyo internacional al Yasuní.

“En el actual contexto global, extremadamente crítico, de emergencia climática, energética y de biodiversidad, lograr detener la explotación petrolera en el Yasuní es una cuestión que trasciende el ámbito local. Aunque es una decisión soberana del pueblo ecuatoriano, todo el mundo se juega algo en el Yasuní”, señalan desde EntrePueblos. La consulta por el Yasuní “es un precedente extremadamente importante, que puede replicarse en todo el mundo y debería ser una señal de esperanza (…), de que la gente puede [efectivamente] decidir en qué dirección quiere ir“, aseguró la activista ecuatoriana Helena Gualinga, el pasado mes de junio en París.

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