No son pocas las cosas que han pasado desde el viernes. El sábado hubo plenarios de conclusión sobre el trabajo realizado durante la primera semana de cumbre. Ya se los resumimos nosotros: se ha avanzado muy poco. Y el domingo fue día ‘de descanso’ en la cumbre.
Y sí, en estos días ha habido más compromisos, pero estos llegan con más preguntas que respuestas. Decenas de países han prometido fomentar una agricultura y una ganadería más ecológicas. ¿Cómo? Eso es lo que está por ver.
Acciones concretas es, precisamente, lo que pidieron las miles de personas que marcharon el sábado por la ciudad de Glasgow (pero no solo) durante el Día Global de Acción por la Justicia Climática. Allí, Greta Thunberg definió la COP26 como “un festival de greenwashing del norte global”, refiriéndose a la asistencia de empresas contaminantes que aprovechan el encuentro para el networking y las relaciones públicas, pero también para su lavado de imagen.
Aunque la presencia de estas empresas no se limita a la Green Zone de la COP26. De hecho, si el lobbie de los combustibles fósiles fuese un país tendría la delegación más grande de esta cumbre. Así lo afirma un análisis de la organización internacional Global Witness: 503 cabilderos de compañías petroleras como Shell o BP están acreditados, mientras que los activistas encuentran cada vez más trabas para actuar como observadores en esta COP. Si quieres saber más sobre esto último, puedes echar un vistazo al hashtag #MissingVoicesCOP26 en Twitter.
Algunas de esas voces críticas con las negociaciones, no obstante, están presentes en encuentros como el organizado por Spark-Oxfam, y del que nuestra reportera Queralt Castillo Cerezuela nos habla en esta crónica.