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La COP28 que se ha celebrado en Dubái estaba llamada a ser una cumbre climática histórica y se ha quedado en una COP de transición. Tras la evaluación del Acuerdo de París, que dejaba claro que los Estados no van por el camino adecuado para limitar el calentamiento global en los 1,5 °C, en esta nueva cita las Partes debían acordar el primer Balance Global (global stocktake), es decir, las medidas que deven guiar a los países para reducir las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles.
Tras una intensa noche de negociaciones, los casi 200 países participantes en la COP28 llegaban a un acuerdo que mencionaba por primera vez la necesidad de «transitar para dejar atrás los combustibles fósiles» en el documento del Balance Global. Sultan Al Jaber, el presidente, ha destacado que se trata de un «acuerdo histórico» y ha subrayado la dificultad de que todas las Partes firmen un texto final. Aunque, como él mismo ha señalado, los acuerdos son buenos en la medida en que son aplicados: «Somos lo que hacemos, no lo que decimos».
Para muchos países, especialistas científicos, organizaciones internacionales y activistas climáticos, el texto final es poco ambicioso, ya que no marca una fecha límite para el petróleo, el gas y el carbón. Han sido especialmente críticos los delegados de algunas islas del Pacífico, que ven peligrar su supervivencia con cada décima que aumenta el calentamiento global. No se menciona una eliminación expresa, un phase out, sino que el lenguaje final elegido ha sido transitioning away, una transición para dejarlos atrás. Pero el acuerdo sabe hoy a victoria, ya que llega después de un primer borrador presentado ayer por la presidencia que no mencionaba a los combustibles fósiles y que fue calificado de «inaceptable» por países como España.
La ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha celebrado el acuerdo alcanzado en esta COP28 de Dubái: “Han tenido que pasar más de 30 años”, desde la cumbre de Río, para “poner el foco en un mundo más allá de los combustibles fósiles”. Tras estas tres décadas, por fin se ha iniciado “un nuevo debate sobre la financiación a prueba del clima, para subir el listón de la adaptación sobre una base cooperativa, para responder a las legítimas demandas de los países más vulnerables de que se pongan en marcha mecanismos para hacer frente a las pérdidas y los daños causados por el cambio climático”, ha añadido la también vicepresidenta tercera del Gobierno.
La posición de la Unión Europea en esta cumbre climática ha sido de apoyo al bloque de países que demandaban este cese de los fósiles. “El mundo necesita abandonar los combustibles fósiles y proporcionar seguridad energética a todos con otros medios”, ha afirmado Ribera en su intervención en el plenario, en representación del Consejo de la UE, del que España tiene ahora la presidencia. La ministra ha destacado que a los europeos les hubiera gustado ver en el texto otros elementos: pero hay muchos otros “en los que identificamos las huellas europeas”.
Un acuerdo “decepcionante, insuficiente y plagado de coladeros”
«Debemos defender y exigir a nuestros gobernantes y a las empresas el abandono de los combustibles fósiles«, ha afirmado Pedro Zorrilla, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, en su intervención en el programa de Carne Cruda. Al ser preguntado si es factible un abandono del petróleo, Zorrilla ha explicado que hay muchas soluciones y se basan en tres ideas: «Necesitamos reducir su consumo, mejorar la eficiencia energética e implementar la transición energética». «No pedimos que sea de un año para otro, pedimos una reducción del 50% del petróleo, del 55% en el caso de las las emisiones, para 2030 en España«, ha matizado.
Ecologistas en Acción valora el acuerdo como “decepcionante, insuficiente y plagado de coladeros”. Destacan que a pesar de que aparece, por primera vez, «la necesidad de alejarse de todos los combustibles fósiles, de los subsidios a las industrias contaminantes o la necesidad de reducir las emisiones a la mitad en 2030, este Balance Global está muy lejos de la urgencia actual y de ser capaz de limitar el incremento de la temperatura global en 1,5ºC». Desde la organización rechazan categóricamente la inclusión en el texto de «la nuclear, la captura de carbono y otras falsas soluciones«.
La de Dubái ha acabado siendo «una COP de transición«, valora Alejandro Caparrós, catedrático de Economía de la Energía en la Universidad de Durham (Reino Unido) y profesor de Investigación del CSIC, en declaraciones a SMC España. «El acuerdo solo es relevante en cuanto a que implica que el proceso iniciado con el Acuerdo de París sigue vivo y ha superado su primer paso, su primer balance. Esto no es trivial, ya que el proceso iniciado en Kioto se interrumpió cuando llegó el momento de renovarlo por primera vez, en Copenhague en 2009. Mientras tanto, las emisiones globales no han dejado de crecer», explica el catedrático. «Si los compromisos adoptados nacionalmente (NDC) se cumplen, lo que está por ver, el mundo camina hacia un calentamiento entre 2,1 y 2,8 ºC, en lugar de los 4 ºC a los que nos encaminaríamos sin estos», añade Caparrós.
Fernando Valladares, doctor en Biología, investigador del CSIC, señala que la COP28 acaba «con algunos motivos de celebración», pero lamenta el marco «demasiado laxo» de las resoluciones. «Para mí el principal problema de este documento y de las resoluciones alcanzadas es que no son vinculantes. Se deja a los países toda la libertad para hacer o no hacer, y no tiene ninguna sanción, no tiene ninguna consecuencia el que los países hagan más o hagan menos». La velocidad del cambio climático «no está para nada reflejada las conclusiones» de la cumbre.
Tímidos avances en financiación y adaptación
Además del Balance Global, esta cumbre también ha fijado un compromiso de triplicar la capacidad instalada de energías renovables en siete años y se ha conseguido aprobar un fondo de pérdidas y daños, cuya aportación es voluntaria, para los países que sufren en mayor medida los estragos del cambio climático gestionado por el Banco Mundial. Se ha elevado «la adaptación al nivel de la mitigación, a la vez que reconoce el déficit de financiación de la adaptación y avanza en el fondo y los acuerdos de financiación para pérdidas y daños, una cuestión crítica para los más vulnerables», sostiene María José Sanz, directora del BC3 Basque Centre for Climate Change a SMC España.
«Calificar la COP de fracaso sugiere que existe una vía alternativa para un plan global que aborde el cambio climático», pero no hay otro formato en el marco de las Naciones Unidas que siente en una misma mesa «a los países del mundo», reconoce Lisa Schipper, catedrática de Geografía del Desarrollo de la Universidad de Bonn. Para ella, la gran debilidad de esta COP ha sido la falta de financiación climática. «Empezó con una explosión cuando se acordó el fondo para pérdidas y daños, pero en el transcurso de la reunión, la falta de financiación destinada a él se convirtió en una gran fuente de decepción».
La ambigüedad en el lenguaje de los textos finales de esta COP ha despertado fuertes críticas y hace que muchos especialistas se pregunten cómo se aplicarán las medidas pactadas. «El alcance real de este acuerdo queda condicionado a cuestiones relevantes que deberán aclararse», advierte Carlos de Miguel, profesor de Derecho Civil y del Medio Ambiente en la facultad de Derecho de ICADE. El abogado asegura que algunas preguntas clave a resolver son: cómo debe interpretarse la diferencia entre «transitioning away«, cómo se va a financiar esa transición, cómo se implementará el acuerdo sobre subsidios «tan pronto como sea posible» y qué papel tendrán los combustibles de transición para «asegurar la seguridad energética».
António Guterres, secretario general de la ONU, se ha mostrado tajante en su valoración de este acuerdo alcanzado en Dubái: «A quienes se opusieron a una referencia clara a la eliminación gradual de los combustibles fósiles durante la Conferencia sobre el Clima COP28, quiero decirles: le guste o no, la eliminación gradual de los combustibles fósiles es inevitable. Esperemos que no llegue demasiado tarde«, ha manifestado en X.
Pero los ciudadanos del mundo, tenemos que seguir subvencionando a las empresas contaminantes, que son las que se llevan el beneficio y las causantes del destrozo al planeta, y a la vez, subvencionar la recorvension a energías renovables. El perjuicio y los destrozos, van a nuestro cargo. Ya está bien de continuo» puteo».
Yo a esto, solo lo considero, UNA TOMADURA DE PELO, EN TODA REGLA. Eso si, solo se reúnen para gastar más dinero de los contribuyentes y no hacen absolutamente nada.
Y así seguiremos, mientras los politicos, la ciudadanía , sigamos consintiendolo. Deberian ser delito de lesa humanidad, porque, al fin y al cabo, muere gente y especies del planeta. Y alguien tiene que exigirles ,hacerse responsables de los actos cometidos.
Ya está bien, que el beneficio de unos pocos, haga que la mayoría sufra las consecuencias , y pasarnos toda la vida, dándoles subvenciones para que nos maten. NO SUENA, MUY COHERENTE.
[…] que, además de tratarse, en mayor o menor medida se han cumplido. Elisenda Pallarés, en Climatica.lamarea, ha recogido que tras 14 días de negociaciones, la 28ª Conferencia de las Partes (COP) fue […]