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De rebote y sin esperarlo, la ciudad de Madrid acabó siendo la sede de la COP 25 en diciembre de 2019. En el marco de esta cita internacional, y como complemento a otras acciones y objetivos ‘verdes’ que se han marcado, Correos decidió lanzar su proyecto piloto Redondeo Climático, un nuevo canal de captación de fondos. Sin embargo, lejos de lo que anunciaban, esta iniciativa nunca ha llegado a recaudar dinero para luchar contra el cambio climático.
El funcionamiento de esta idea era simple. Las personas que pagaran sus servicios y productos con tarjeta de crédito o de débito tenían la oportunidad de redondear el importe final de su compra y donar los céntimos restantes (hasta un máximo de 49) a “fines climáticos”. Al menos, así lo avisaba el datáfono a la hora de pagar.
Este proyecto piloto comenzó en nueve oficinas, entre ellas la situada en IFEMA, donde se celebró la cumbre del clima. El Redondeo Climático estuvo operativo hasta marzo de 2020, cuando comenzó en España el confinamiento de la población por la pandemia. En total, Correos logró recaudar 915 euros a través de 3.591 donaciones. Aunque se prometía destinar el dinero a causas climáticas, finalmente se usó para colaborar con el proyecto Salvar Aves en Peligro, de SEO/BIRDLIFE.
En los meses siguientes, el proyecto se amplió a toda la Red de Oficinas y se empezó a apoyar una nueva campaña –esta vez de IrsiCaixa y destinada al desarrollo de fármacos, anticuerpos y una vacuna contra el nuevo coronavirus, así como otras futuras amenazas similares– para la que consiguieron el objetivo propuesto: 107.531 euros. En los datáfonos, no obstante, la preguntaba que animaba a la gente a donar seguía haciendo referencia a fines climáticos, aunque el dinero fuese a parar a la lucha contra la COVID-19.
“Dadas las circunstancias que estábamos viviendo, fuimos conscientes de que este proyecto no podía responder solo a causas medioambientales sino también a problemas sociales y de actualidad”, explica María Gómez, del departamento de Relaciones Internacionales y Sostenibilidad de Correos y responsable de la iniciativa solidaria.
El proyecto ha pasado de denominarse Redondeo Climático a Redondeo con Impacto. “Cuenta con una programación de proyectos que van cambiando trimestralmente, pudiendo así colaborar con diferentes iniciativas a lo largo del año; desde su inicio ha colaborado con un total de 5 ONG en diferentes proyectos, consiguiendo más de 900.000 donaciones”, explica Gómez. Hasta la fecha, la cantidad recaudada asciende 254.336 euros, según su página web.
Con motivo del Día de la Tierra, que se celebra cada año el 22 de abril, la empresa pública de mensajería empezó a colaborar con la Fundación CBD-Hábitat para la Conservación del Lince Ibérico en la Sierra de Andújar (Jaén). Por ahora, esta nueva campaña lleva recaudados más de 13.000 euros de los 40.000 que se han fijado como meta.
Así, el proyecto cuyo nombre dejaba entrever que contribuiría a “combatir la emergencia climática” –como dijo el presidente de Correos en una intervención durante la COP 25– ha liderado hasta el momento cinco iniciativas que han recaudado más de 250.000 euros en total, pero ninguna tiene que ver con «fines climáticos».
La anécdota, eso sí, sirve para ejemplificar la facilidad con la que se emplea la terminología relacionada con el cambio climático, y el hecho de cómo la emergencia climática es cada vez más un término vacío de contenido que una preocupación real. Antes de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, gobiernos e instituciones empezaron a declarar la emergencia climática, la mayoría de las veces de forma simbólica y sin una serie de medidas reales detrás. Ahora, y tras más de un año con la pandemia como principal preocupación, la crisis climática ha pasado a ocupar un segundo plano; una situación que pone de relieve cómo hay otras emergencias más prioritarias.