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Nuevo año, mismo plan: limitar la temperatura global del planeta para evitar un cambio climático mayor que el actual. El objetivo que acordaron la mayoría de países en 2015 también se mantiene, que es no calentar la Tierra más de 1,5 ºC en comparación a la época preindustrial. Por ahora, los termómetros ya han subido 1,2 ºC a nivel mundial, por lo que el margen es mínimo.
Para lograrlo, la principal herramienta con la que se cuenta son las cumbres del clima de la ONU, conocidas como COP. La última fue la edición número 26, celebrada en Glasgow (Escocia) el pasado mes de diciembre. Una vez más, este evento dejó un sabor agridulce porque la urgencia (que pregona incluso la clase política) no se termina de materializar en acciones inmediatas para mitigar y adaptarse al cambio climático.
En este punto, hemos preguntado a ocho especialistas, tanto de España como fuera, qué opinan sobre el objetivo del 1,5 ºC y las cumbres del clima. Estas son las dos preguntas planteadas:
- Dejamos atrás 2021, un año en el que se han publicado importantes informes –el de ONU Medio Ambiente, el de Climate Action Tracker, el de la Agencia Internacional de la Energía– que confirman que nos dirigimos a un calentamiento de entre el 2,4 y el 2,7 ºC con las políticas actuales. El último informe del IPCC, en sus proyecciones, dibuja un futuro similar. Teniendo presente esto: ¿deberíamos empezar a dejar de enfocar la acción y la política climática en el famoso objetivo de 1,5 ºC? Desde un punto de vista estricto es posible lograrlo, pero desde un punto de vista realista se está viendo que ninguna política ni cumbre nos acerca a ese objetivo.
- Atrás queda ya la COP26, y en todo este tiempo las emisiones no han dejado de crecer, la temperatura también, y el pico de emisiones no llega. En base a esto, ¿siguen teniendo sentido este tipo de cumbres (tal y como son ahora: dos semanas, mucha gente de todas partes del mundo, stands con empresas contaminantes, acuerdos a última hora, líderes llegando en jets privados…) o hay que pensar ya en otros mecanismos para acelerar las políticas climáticas?
Y esto es lo que nos responden:
Eva Saldaña, directora de Greenpeace España.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
La esperanza es lo más revolucionario hoy en día, con lo que tenemos que mantener el límite del 1,5ºC como sea y por varias razones:
1) Abandonar la mitigación no tiene ningún sentido, porque el cambio climático no es sí/no, blanco/negro. El planeta es un sistema complejo con influencia multivariante y el cambio climático apunta a un nivel de desastres que aumenta con el nivel de calentamiento. Por lo tanto, siempre hay que intentar contenerlo en el nivel de temperatura más bajo posible.
2) Además esta ha sido la propia decisión de la COP26, una cumbre a la que todos los países tienen que volver el año que viene con nuevos planes (NDC, National Determined Contributions) que cumplan el compromiso de limitar el calentamiento a 1,5ºC. Si se rebaja la ambición aún nos podría ir peor y los gobiernos podrían relajarse aún más. En la COP, 196 partes han vuelto a acordar que hay que reducir las emisiones al menos 45% en 2030, presentar nuevos objetivos en 2022 y eliminar las subvenciones a los fósiles.
3) Lo que es minúsculo es el compromiso de los gobiernos (también del nuestro, con ese 23% de reducción de emisiones), no tanto el de las COP. Hay que nombrar a los países que siguen bloqueando avances (Arabia Saudí, Australia, Brasil, EE.UU.) y utilizar los diversos «anuncios» sobre compromisos voluntarios corporativos y gubernamentales para exponer las estafas de lavado verde. El mayor problema lo tenemos cuando los gobernantes vuelven a su país de origen y no hacen nada de lo expuesto en sus propios acuerdos. Ahí es dónde hay que actuar, y más allá. Hasta que se cierre la brecha con el objetivo de 1,5 C hay que exponer las estafas corporativas y nacionales del lavado verde a través de las compensaciones de carbono.
- Sobre las COP.
Todas las entrevistas parten de la inutilidad de las COP, y creo que merece la pena darle un poquito la vuelta al milagro que es que se sigan reuniendo todos los países para hablar del cambio climático y avanzar en objetivos y consensos. Las COP son un momento en el tiempo, una plataforma, en el que los líderes y los medios de comunicación del mundo se centran en la emergencia climática. Y un momento en el que la sociedad civil puede trabajar a escala global conjuntamente ayudando a hacer y contar la historia al mismo tiempo. En esta COP poco se hubiera conseguido sin el gran trabajo de los movimientos de los pueblos originarios, los jóvenes, las organizaciones sociales o las voces de los países más vulnerables. Pero la realidad es que hay señales del fin de la era del carbón y un pequeño comienzo para la justicia climática. Esto es importante que se refleje en un texto de acuerdo mundial. Ahora toca abrir la ventana de par en par.
Por supuesto que hay que continuar con las COP. Si no es en el marco de la ONU, ¿en qué otro marco va a ser posible poner de acuerdo a todos los países del mundo en una negociación? Otra cosa es que no es lo único que hay que hacer. Hace falta y es posible tomar compromisos mayores que los consensos de mínimos del marco dela ONU. Es necesario acelerar la acción climática y alinearse con las recomendaciones científicas, y eso concierne a la toma de decisiones, cada una en el ámbito de sus responsabilidades, en todos los contextos, escalas y actores: UE, Estado, CCAA, municipios, empresas, entidades sociales y personas, cada uno con su pedacito de corresponsabilidad. Los que más contaminan y más capacidad de decisión tienen más tienen que cambiar y contribuir, pero al reto gigante que tenemos entre manos tenemos que sumar todas.
Antes de 2015 no teníamos ni un compromiso global de reducción de emisiones, y los escenarios de aumento de temperatura eran todavía peores. Pero sí, desde luego necesitamos mecanismos para acelerar las políticas, por eso en nuestro caso hemos demandado al gobierno español, porque esto es muy serio y no podemos seguir perdiendo el tiempo. También hay que seguir incidiendo en los marcos político, económico y empresarial para generar una economía climática; proporcionar más financiación, especialmente para la adaptación, a las naciones más vulnerables de la tierra, y también por las pérdidas y daños que ya se están experimentando en tiempo real.
Insisto, el futuro lo creamos entre todas con cada una de nuestras decisiones desde nuestro lugar de responsabilidad. Y en la acción tenemos que empujar hacia lo que ya sabemos que es una solución, y transformar completamente lo que ya no nos sirve.
Michael Oppenhaimer. Profesor de Geociencias y Asuntos Internacionales en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de Princeton (SPIA). Investigador. Autor del IPCC.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
No, debemos presionar a los gobiernos para que alcancen el máximo nivel de ambición, aunque las posibilidades de alcanzar 1,5 ºC sean muy reducidas. La razón es que cada fracción de grado causa un daño extra, y este daño se acelera entre 1,5 y 2 ºC.
Además, las proyecciones pueden ser erróneas y uno no puede saber con certeza lo que deparará el futuro, si habrá suerte o no con la velocidad de implantación de las tecnologías y en los cambios necesarios en los estilos de vida, así como en el grado de cambio climático. Nada de eso se puede saber hasta que se sobrepasan ciertos límites. Por eso lo mejor es mantener nuestros objetivos altos… y estar preparados para el probable incumplimiento del objetivo. Y aplicar, por supuesto, medidas de adaptación eficaces. Pero ya. AHORA.
- Sobre las COP.
Las cumbres siguen teniendo sentido siempre que mantengamos unas expectativas realistas. Los países se están centrando en cómo alcanzar unos objetivos que para muchos países son bastante ambiciosos. Es poco probable que haya más compromisos hasta que los actuales estén en vías de cumplirse. Esto significa un periodo de 5 años más o menos en el que la atención debe centrarse en la aplicación a nivel nacional y en el seguimiento, notificación y verificación por parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Ninguna otra organización hará esta función, sólo la CMNUCC, así que esa es una de las razones para continuar con las cumbres. Además, la función de las cumbres de poner de relieve los resultados de las emisiones de los países y el estado del clima durante dos semanas al año merece la pena.
Julia K. Steinberg. Doctora en Economía, profesora, activista y autora del IPCC.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
En primer lugar, casi todos los científicos del clima que conozco están de acuerdo en que 1,5 ºC sigue siendo técnica o físicamente posible si los países ponen en marcha transformaciones completas y urgentes de sus sistemas de producción y consumo para abandonar los combustibles fósiles y la agricultura basada en animales. En segundo lugar, no importa para la política o la acción, porque las prioridades que necesitamos implementar de forma urgente e inmediata para alcanzar 1,5 ºC son exactamente las mismas que necesitamos implementar para mantenernos dentro de los 1,6 o 1,7 grados… No es una cuestión de qué hacemos, sino de cuán rápido somos capaces de hacerlo.
- Sobre las COP.
Me parece que la gente (incluidos los periodistas) subestima y sobreestima el potencial de las COP. Las emisiones son extremadamente altas, sí, pero algunos comentaristas creen que estamos viendo el pico, con los años pasados revisados a niveles de emisiones más bajos de lo que se estimó en un principio. Es muy posible que las emisiones sean más bajas de lo que serían sin las COP y los acuerdos internacionales. Al mismo tiempo, las COP sólo reflejan las prioridades nacionales. Creo que Stefan Aykut tiene razón aquí y en el resto de su hilo. Si la gente y los movimientos quieren ver mejores resultados en las COP, tienen que impulsar su agenda nacional mucho, mucho más.
Andreu Escrivà. Doctor en Biodiversidad y divulgador climático.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
Desde antes de la COP26, e incluso desde antes de la investigación del Post sobre la brecha de emisiones, el grado y medio era difícilmente conseguible. Era, y es, factible en la contabilidad de carbono, pero era muy difícil lograrlo. Y ahora lo es más. Por un lado, porque hemos visto que la situación de la que partimos es peor (en base a lo expuesto por el Post, que veremos si alguien la recalcula o enmienda). Y por otro lado, porque hemos visto que no hay un compromiso claro, y que en realidad ningún país quiere poner sobre la mesa lo que hace falta para limitar el calentamiento en 1,5 ºC.
Tenemos que intentar no hacernos falsas esperanzas y ser conscientes en todo momento de a qué nos estamos enfrentando, pero de 1,5 ºC a 2 ºC va medio grado. Es decir, lo que no puede ser es que digamos que el grado y medio ya es imposible, y por lo tanto nos vamos a los 2 ºC. No, no: nos vamos al 1,55. Al 1,6. Al 1,61. No podemos mandar todo a tomar por saco por superar la barrera del grado y medio, y pensar que tenemos de margen hasta los 2 ºC.
Esto es lo que más me preocupa. Para un examen, uno no puede estudiar para un 5, porque a poco que la líe, suspende. Tú tienes que estudiar para un 7, y luego probablemente sacarás un 5,3. Esto es lo mismo. Antes se suponía que estábamos enfocados en el 1,5, y los compromisos nos dan un calentamiento de entre 2,4 y 2,7 ºC. Pues bueno, no podemos enfocar los objetivos a 2 e irnos a 3 ºC.
Siempre tenemos que apretar lo más posible. Y eso significa seguir tratando de que los escenarios nos indiquen un calentamiento lo más próximo al grado y medio. ¿Que el objetivo de 1,5 ºC va a ser prácticamente imposible de conseguir? De acuerdo, pero tenemos que seguir fijándonos en ese escalón porque, si no, nos haremos la ilusión de que tenemos medio grado más para hacer cosas, lo que nos llevaría a más inacción climática.
- Sobre las COP.
Las cumbres no tienen sentido. Al menos, estas COP que hemos tenido hasta ahora. En primer lugar, porque son absolutamente incoherentes en lo que hacen y lo que predican. Todos los años tenemos las imágenes de los jets y coches privados, etc. Eso es un sinsentido que hace que haya mucha gente que, desde el primer día, se te ponga en contra. Aunque evidentemente las emisiones de esos coches o aviones sean insignificantes respecto al total mundial, ya tienes a muchas personas que ven una incoherencia manifiesta –que la hay– y que se posiciona en contra de todo lo que salga de la cumbre.
Después, porque la propia COP es una barbaridad de gente, mucha de la cual está sencillamente pululando. Realmente no hacen falta 20.000 personas para llegar a un acuerdo sobre el clima.
También está el hecho de que las empresas de combustibles fósiles siguen teniendo mucho protagonismo. No puede ser. No se les puede invitar, no pueden estar ahí. Tú, gobierno, tienes que acordar las políticas y luego trasladarlas a la ciudadanía y a las empresas, que ya se encargarán de cumplir la ley.
Los resultados de las COP son insuficientes una y otra vez. Si llevas casi 30 años haciendo algo que, en teoría, tiene que parar las emisiones pero la mitad de las emisiones se han producido en este tiempo, es evidente que no está funcionando.
En este punto, la pregunta difícil es qué hacemos en lugar de las COP, porque tampoco es fácil. No hay una solución mágica ni una fórmula alternativa. La clave deberían ser cumbres que no sean tanto una especie de «Fitur del clima», o como ha dicho varias veces la exconsellera valenciana, Elena Cebrián, conferencias diploclimáticas.
No puede ser que estén reunidos durante semanas sin llegar a nada. Falta gobernanza interna dentro de las COP, y falta una figura mucho más operativa y con capacidad de coaccionar para que lleguen a acuerdos. No tiene sentido que, después de un informe del IPCC que nos dice que nos vamos a la mierda si superamos los 2 ºC, después del coronavirus, y después de dos años de movilizaciones climáticas superbestias, sigamos atascados en la misma inacción y en el juego cobarde de «si tú no bajas, yo no bajo».
María José Sanz. Directora del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3). Autora del IPCC.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
No debemos abandonar el objetivo de 1,5 ºC. Es un objetivo que debe permanecer como el horizonte que debemos alcanzar. Los cambios que ya están en marcha no tienen precedentes, y aún es factible abandonar los combustibles fósiles y alcanzar la neutralidad climática en 2050 combinando otras energías con un incremento de la eficiencia y un consumo más responsable. Tenemos la tecnología, que se esta desplegando a una velocidad creciente, y tenemos un apoyo creciente de la sociedad que puede generar una demanda creciente. Esta cumbre ha demostrado que hay disposición a proveer esa financiación.
- Sobre las COP.
Los debates colectivos entre gobiernos son más necesarios que nunca para reconocer y tratar de abordar las diferentes circunstancias nacionales manteniendo una visión global y una ambición ascendente para mantenernos por debajo de 1,5 ºC.
Las políticas climáticas requieren de un marco multilateral que las provean de una coherencia global. El Acuerdo de París y, en especial, las contribuciones nacionales determinadas y su marco de transparencia son elementos esenciales para proveer del marco global en el que los esfuerzos nacionales «crecientes» se vean reflejados y reconocidos a la par que se pueda determinar de forma regular la marcha de los esfuerzos y marcar las necesidades de reforzarlos de forma colectiva cada cinco años.
En las dos últimas cumbres se ha demostrado, además, una gran actividad en el ámbito de la acción climática por parte de los diferentes actores socio-económicos. Este acompañamiento esta aumentando y es fundamental que tome el ejemplo en transparencia y trazabilidad que ha demostrado el proceso multilateral que representan las cumbres.
Pablo Rodríguez Ros. Doctor en Ciencias del Mar y ambientólogo. Uno de los impulsores de la primera asamblea por el clima autonómica.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
Es verdad que, tal vez, seguir hablando de 1,5 ºC cuando parece obvio que estamos en la línea de superarlo no sea lo ideal desde el punto de vista de que persigue un objetivo que, a lo mejor, va a ser inalcanzable. Pero esa es también un poco la definición de ambición: en cierto modo, intentar, no ya lo imposible, sino lo que es prácticamente inalcanzable.
En esta línea, se podrían buscar objetivos más ambiciosos como apelar directamente a reducir las emisiones a niveles mínimos sin necesidad de pensar en 1,5 o 2 ºC. No obstante, no veo mal lo de perseguir ese objetivo porque ha costado mucho establecer este marco de trabajo, e intentar dinamitarlo e instaurar uno nuevo no creo que fuese más eficiente desde un punto de vista de la acción climática.
- Sobre las COP.
Estuve presente en la COP25 y he seguido otras tantas, y creo que hace falta repensar el formato actual. Toda la parte de parafernalia y feria me sobra bastante. Se puede hacer divulgación del cambio climático 364 días al año, y si hay uno que es para las negociaciones pues que sea para ello exclusivamente. Como cuando se hacen las reuniones del G-20, por ejemplo. Además, que tampoco es un evento muy sostenible.
Irene Rubiera. Activista y miembro de Ecologistas en Acción.
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
Teniendo en cuenta el calentamiento hacia el que nos dirigimos, es comprensible que se plantee este «abandono» del objetivo de 1,5 °C. Pero no es el camino. Mientras la ciencia siga hablando del objetivo de 1,5, es nuestro deber, y el de la clase política, seguir apuntando a ese mismo objetivo, que es el que nos garantiza un nivel mínimo de calidad de vida. El 1,5 ºC no es un mero objetivo político, es el umbral mínimo que debemos alcanzar para no condenar a una parte significativa de la población de este planeta. No podemos abandonar el partido porque vayamos perdiendo y no podemos abandonar el 1,5 ºC porque no nos estemos acercando todo lo que deberíamos.
- Sobre las COP.
Hasta cierto punto, el circo mediático que suponen las cumbres tiene sentido: nada funciona mejor para la «movilización de la vergüenza» de los líderes internacionales. Sin duda sobran los stands (y la presencia) de empresas contaminantes, pero no creo que las COP sean un mecanismo a jubilar. La solución pasa antes por diversificar la acción normativa a distintos niveles y, en mi opinión, por un abandono de la política de consensos en las cumbres.
Peter Kalmus. Científico del clima en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA. Doctor en Física por la Universidad de Columbia y licenciado en Física por Harvard*
- Sobre el objetivo de 1,5 ºC.
En primer lugar, estas opiniones son personales, y no de las instituciones donde trabajo.
Esto es simple y complicado a la vez. Es simple, porque el hecho es que cada pedazo de CO2 que emitimos al quemar combustibles fósiles empeora el calentamiento global, lo que hace que todos los impactos que estamos experimentando ahora (el calor, la sequía, el fuego, las inundaciones, etc.) sean peores. Por lo tanto, el verdadero objetivo, desde la perspectiva de la física, es que la sociedad abandone los combustibles fósiles lo antes posible, independientemente de cualquier objetivo o presupuesto de carbono. Personalmente, creo que la sociedad debe pasar a lo que yo llamo «modo de emergencia», en el que la máxima prioridad es realizar esta transición con extrema rapidez. Sí, esto significaría políticas que prohíban los aviones privados, por ejemplo, y políticas que hagan centenares de otros cambios para desviar los combustibles fósiles a las necesidades realmente esenciales (como llevar comida a la gente) y luego descarbonizar rápidamente incluso esas cosas.
Pero también es complicado, porque los colectivos humanos realmente necesitan objetivos y plazos para conseguir algo. Como escribí en un reciente artículo de opinión, el objetivo no debería ser «cero neto para 2050». «Neto-cero» es un peligroso pensamiento mágico, ya que la captura de carbono puede que nunca sea factible a escala; y 2050 es demasiado tarde, porque la gente ya está muriendo hoy, y creo que es probable que los impactos climáticos empeoren más rápido de lo que se espera en general. Especialmente en los países ricos y desarrollados necesitamos objetivos mucho más cercanos y planes específicos año a año para alcanzarlos.
- Sobre las COP.
Sólo podemos mejorar esta emergencia con la acción humana colectiva a gran escala, y llamamos «gobiernos» a esos colectivos. Para bien o para mal, te gusten o no, estamos atados a los gobiernos. Y esta es una emergencia global, por lo que esos gobiernos tendrán que aprender a coordinarse. Así que necesitamos algún tipo de mecanismo internacional.
Dicho esto, hay algunos defectos increíblemente graves en las COP. Uno es que, por su naturaleza, todo lo que sale de ellas han sido, y seguirán siendo, promesas vacías. La segunda es que invitaron a la industria de los combustibles fósiles a participar –fue la delegación más grande–, lo que es una garantía de fracaso y una señal de que las conversaciones no son tan serias.
Las conversaciones serias omitirían absolutamente a la industria de los combustibles fósiles (deberían ser demandados y procesados por neocidio y ecocidio en La Haya, no agasajados en las conferencias sobre el clima), y darían lugar a tratados vinculantes.
¿Pero cómo conseguimos esto cuando los líderes mundiales y corporativos y las élites ricas se benefician del statu quo? Dado que se benefician personalmente de ello, y aparentemente no les importan los arrecifes de coral, los bosques o incluso una Tierra habitable, no cambiarán el statu quo simplemente porque sea lo correcto. Nosotros, el pueblo, debemos obligarles a actuar o sustituirles por líderes que lo hagan. Lo que significa construir el movimiento climático con números, y luego participar en una diversidad más amplia de tácticas, muchas de las cuales deben ser mucho menos educadas que hasta ahora. Hasta ahora, el movimiento climático ha sido sorprendentemente cortés, teniendo en cuenta que todo nuestro planeta está en juego.