Érase una vez un edificio con un submarino dentro

En Madrid, diecisiete familias llevan dos años y medio viviendo en un edificio construido y autofinanciado con sistemas de aislamiento, climatización y producción energética única en la región, y sin ayudas institucionales.
Érase una vez un edificio con un submarino dentro
Edificio con máxima eficiencia energética y autosuficiente en el distrito de Usera construida por la cooperativa Entrepatios. Foto: Kike Para.

Hace un mes terminó en Sharm El Sheikh (Egipto) la COP27, la cumbre del clima que se celebra una vez al año desde 1995. Una vez más, ha sido una decepción en lo relacionado a marcar pautas contra los combustibles fósiles. Mientras tanto y al margen de macronegociaciones, la sociedad va tomando la delantera. En el distrito de Usera, en Madrid, un edificio enrejado con persianas naranjas parece uno más del barrio. Sin embargo, en esta parcela de 710 metros cuadrados se ha imaginado y construido, y ahora se vive, de forma poco habitual y económica.

En esta cooperativa no se abre un grifo ni se enciende una luz sin que se haya analizado antes su impacto y planificado para que consuma lo mínimo posible. Y cada una de las diecisiete familias que lo habitan pueden ver en su teléfono u ordenador cuánta energía producen las ochenta placas solares del tejado, y cuánta están consumiendo en su casa y en las zonas comunes. Conociendo la resta, pueden modificar su uso para reducir el gasto, que rara vez supera los veinte euros mensuales.

Son cincuenta y tres personas, entre ellas veintiún niñas y niños que corretean por las tardes entrando y saliendo de las casas, muchas de ellas con las puertas abiertas, junto a dos perros que son un poco de todos. Marina es una de las vecinas pequeñas, tiene once años y llega del colegio con ganas de soltar la mochila. “Si no tengo muchos deberes me paso la tarde jugando con los demás. Es mucho mejor que sentarme delante de la tele”. Esto es lo normal en una cooperativa de viviendas y en Entrepatios Las Carolinas, que así se llama el edificio, no es diferente. 

La bola extra aquí llega a la hora de la ducha. La menor explica cómo puede ver a tiempo real los litros que gasta bajo el agua. A través de un contador en el espejo de su baño, Marina sabe que, por ejemplo, si solo se lava el cuerpo gastará unos 30 litros y, si se lava la cabeza, llegará a 50. ”Se trata de ser conscientes de nuestro gasto, no de obsesionarse”, explica su padre Iñaki Alonso Echeverría que es, además de vecino, el arquitecto principal del proyecto.

  1. EJEMPLOS ANTONIMOS:
    El denominado ‘Colectivo Corta Cables’ ha utilizado esta particular y agresiva forma de protestar para denunciar que hay «millones de personas en situación de pobreza energética», aunque el Concello asegura que no se ha detectado ninguna incidencia en el alumbrado.
    El ‘Colectivo Corta Cables’ asegura que ha saboteado varios montajes lumínicos de la ciudad de Vigo con el fin de denunciar el «despilfarro» de recursos de los ayuntamientos a pesar de que hay «millones de personas en situación de pobreza energética que no pueden calentar sus hogares». (VÍDEO)
    https://insurgente.org/video-sabotaje-del-colectivo-corta-cables-al-despilfarro-de-recursos-y-para-recordar-la-pobreza-energetica/

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