Etiquetas:
Hay muchas maneras de acercarse al cambio climático, y el arte es una de ellas. Eso tan abstracto llamado ‘arte’ es posiblemente aquello que nos ayuda a entender el mundo, a hacerlo más bello y más llevadero. Allí donde no llegan otras disciplinas llega la música, la pintura, la escultura, el circo, el teatro… Es el arte, tal y como abordábamos en este reportaje, “esa ventana a la que asomarse para escapar y/o entender la realidad”.
Con esa idea nacen las Climate Sessions, una iniciativa sin ánimo de lucro que pretende dar difusión sobre la emergencia climática a través de aquello intangible, ‘el arte’. El colectivo, conformado por activistas, publica cada semana sesiones con artistas comprometidos en la lucha contra la emergencia climática, la destrucción del medio ambiente, el calentamiento global y la inacción política.
“Cuando los datos sobre incendios, deshielo y devastación nos paralizan, el arte puede ser una fuente de esperanza, una chispa de acción. Todo cambio social necesita un cambio cultural, unos referentes culturales. Creemos firmemente que hace falta promover una cultura climática profunda, crítica y consciente para hacer frente a los tiempos que vendrán y dar vida a la lucha por la justicia climática”, se puede leer en su manifiesto.
Las actuaciones y performances se pueden ver a través de sus redes sociales: YouTube, Facebook, Twitter e Instagram. La primera de ellas fue la de la polifacética Birch, nombre artístico de Virginia Soler, que se estrenó con su canción Child of the Sun:
Soler es una de las impulsoras de las Climate Sessions, junto con Marti Solé, compañero suyo en Fridays for Future. Considera que en España hay pocas iniciativas que combinen arte y cambio climático, pero asegura que la expresión artística es fundamental para comunicar la emergencia del planeta. “El proyecto va precisamente de eso: de buscar expresiones artísticas que tengan que ver con la emergencia climática y otras crisis relacionadas. Entendemos que todo está ligado”.
Para la música es importante transmitir una información relacionada con la crisis climática que vaya más allá de los datos y los informes, “que no hacen otra cosa que crear ansiedad. (…) Estamos sometidos a una cantidad ingente de información catastrófica día tras día. Los datos no movilizan y con nuestro proyecto pretendemos emocionar, hacer que se muevan otras cosas; poder comunicar una realidad, pero a la vez, generar esperanza”.
Allí donde no llegan los informes institucionales, llega el arte. Birch considera que “las instituciones, en general, generan desconfianza (…) Tengo la impresión de que incorporan parte de nuestro discurso [el del activismo que lucha contra el cambio climático] para lavarse la cara, pero en realidad la transformación que proponen es parcial”. Considera que hacen falta más esfuerzos y desenmascarar aquellas iniciativas que solo son “palabrería y greenwashing (…) Hace falta un cambio de paradigma, y este cambio no podrá llegar si no esta la cultura detrás, si no hay una transformación filosófica real. Necesitamos nuevos imaginarios, saber que se puede vivir de manera diferente y es el arte quién realmente puede comunicar estas ideas”.
La poesía también se apunta a la lucha contra el cambio climático
Otra de las iniciativas recientemente impulsadas en España es la de Poetas por el clima, que nace de uno de los grupos de trabajo de Ecologistas en Acción en Córdoba, ciudad que en 2019 declaró la emergencia climática. El objetivo del proyecto es sensibilizar a la ciudadanía sobre el peligro del cambio climático y de lo que supone el calentamiento global desde la belleza de las palabras. Ya cuenta con más de 70 adhesiones.
“Pensamos que la lucha contra la emergencia climática pasa por la sensibilización del mayor número de personas y por el compromiso de facto de la clase política. Si no hay ruido, es difícil que los políticos se comprometan«, dice José García, uno de los impulsores de la iniciativa. Cree que la ciudadanía cada vez está más receptiva y confía en el arte, en todas sus extensiones, para acercar la problemática de la emergencia climática a la población.
“El arte en general, y la poesía en particular, utiliza un lenguaje que apela a un mecanismo que escapa de la realidad pero que mueve al ser humano, porque conecta con las emociones. El poeta no solo escribe desde el intelecto y la razón, sino también desde las emociones, que es aquello más primario. Es otra manera de hacer llegar el discurso. No tiene nada que ver con la ciencia o el periodismo”, reflexiona.
La presentación pública de Poetas por el clima se vio eclipsada por el estallido de la crisis sanitaria y se ha ido aplazando a medida que se han ido sucediendo las diferentes olas, pero la idea es proponer recorridos poéticos por Córdoba y llegar a publicar una antología de poemas relacionados con el cambio climático.
Las Climate Sessions o la iniciativa de Poetas por el Clima son un intento por aglutinar un sentimiento común: la necesidad de hacer frente a lo que se nos viene encima a través de la expresión artística.