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Tal vez a una mayoría no le suene el nombre de Empresa Nacional de Gas. Tampoco el acrónimo por el que se le conoce: Enagás. A pesar de cumplir un rol clave para el sistema energético español, esta empresa estatal –privatizada en los años 90– es una desconocida para gran parte de la ciudadanía española. Sin embargo, puede que a partir del informe publicado este miércoles por el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA) sí la empiecen a recordar.
En el documento elaborado, los analistas financieros del IEEFA denuncian que los consumidores españoles de gas están pagando costes excesivos por infraestructuras de gas natural infrautilizadas a la vez que los accionistas de la empresa de transporte de gas monopolio en España obtienen grandes beneficios.
Beneficios a toda costa a pesar del exceso de capacidad
España es el Estado europeo con mayor capacidad de regasificación: concentra un tercio de la capacidad europea. A diferencia de otras empresas, Enagás –la compañía con más plantas de regasificación de todo el planeta– no está impulsada por la demanda de los consumidores ni por su eficiencia, «sino por un marco regulatorio que le garantiza a Enagás una tasa fija de rentabilidad de sus inversiones en infraestructuras gasistas, independientemente de si el país realmente las necesita«, denuncia IEEFA. En este sentido, los autores señalan que, durante años, Enagás ha estado utilizando la «seguridad y diversidad del suministro» como excusa para construir o ampliar plantas de regasificación de gas natural licuado (GNL), gasoductos de transporte de gas natural y almacenamientos de gas. Sin embargo, «estas inversiones han llevado a índices muy bajos de utilización de las infraestructuras gasistas, así como a algunas de las facturas de gas más elevadas de Europa».
La demanda de gas en España no ha aumentado desde 2008 y los consumidores españoles están pagando tarifas increíblemente elevadas por infraestructuras que no se están utilizando. En los últimos 20 años, la tasa de utilización de la capacidad instalada de gas en España nunca ha alcanzado el 50%. Asimismo, según recoge el informe, en los últimos 10 años el índice medio de utilización de la capacidad de GNL instalada apenas ha llegado al 27%, y descendió a tan sólo el 20% en 2015 y 2016.
En Enagás se defienden. Aseguran a Climática que «en los últimos 10 años no se han construido infraestructuras gasistas de relevancia en España». No obstante, insisten en que «las infraestructuras gasistas, como todas las que sirven para prestar servicios esenciales, están dimensionadas para poder atender la demanda en cualquier momento, incluidas las puntas de demanda». Sobre esto último, sostienen que en los últimos años, «en numerosas ocasiones, muchas infraestructuras han alcanzado niveles de utilización cercanos al 100% coincidiendo, por ejemplo con olas de frío, fenómenos que han provocado problemas de abastecimiento de otras energías».
Ana María Jaller-Makarewicz, autora principal del informe y analista del sector energético de IEEFA Europa, explica que “entienden” que la red de gas debe satisfacer la demanda pico, “incluso si es solo por períodos cortos de tiempo”. Sin embargo, a través del informe de seguridad de suministro de la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Gas (ENTSOG) y conforme a los datos de España, han constado que “incluso en el caso de demanda máxima, la capacidad era más que suficiente para abastecer la demanda”.
La experta insiste en que el “índice anual de utilización de las plantas de GNL en España es bajo en comparación con otras plantas de Europa”. Así, señala que siete de las 28 plantas de importación de GNL están en España: seis son plantas de GNL operativas y una se encuentra en estado de hibernación. “Las plantas de GNL que están operativas representan casi un tercio de la capacidad de importación de GNL de Europa, pero sus índices de utilización son de los más bajos del continente”, asegura.
En cuanto a la planta inoperativa, se trata de El Musel, situada en Gijón (Asturias). Aunque quedó terminada en 2013, es decir, hace menos de 10 años, entró inmediatamente en estado de hibernación hasta que la demanda justifique su uso. A pesar de esto, desde 2015, según señala el informe del IEEFA, Enagás Transporte S. A. U. ha recibido una retribución anual de 23,6 millones de euros por ella.
Los hogares españoles, damnificados
Desde el IEEFA apuntan a que los precios del gas no han disminuido para los consumidores. Al analizar el último lustro, el informe aprecia que los precios medios del gas que han tenido que pagar los hogares españoles son los segundos más elevados de Europa, solo por detrás de los de Suecia. Sobre esto, Enagás afirma que la empresa «no compra ni vende gas», y que «la compañía únicamente es transportista y opera las infraestructuras de transporte, por lo que recibe unos peajes que establece el regulador y que se van reduciendo a medida que las infraestructuras se van amortizando». En este sentido, defienden –mediante datos de la CNMC–, que habrá una «reducción progresiva durante los próximos ejercicios de manera que al final del actual periodo regulatorio (2026) los peajes se reducirían para todos los grupos de consumidores, con una media del 27,6%».
Pedro Fresco, analista energético y Director General de Transició Ecològica de la Comunitat Valenciana, apunta que «los ingresos regulados han bajado en 2021, y parece que se ha notado en los primeros beneficios publicados, que son más bajos». Asimismo, considera que «la sobrecapacidad de GNL nos permite ser más independientes de un solo provedor, en este caso Argelia, y puede ser buena ante ciertos problemas geopolíticos».
De cara al futuro, y a pesar de haber creado un importante exceso de infraestructura gasista que está infrautilizada, Enagás tiene previsto invertir en más proyectos bajo el paraguas de la «descarbonización» a través de los llamados «gases renovables». Según el IEEFA, la empresa gasista está planificando y estudiando cerca de 30 proyectos de hidrógeno y 16 de biometano, con más de 50 socios y en prácticamente todas las comunidades autónomas, «que podrían movilizar una inversión conjunta de en torno a 5.000 millones de euros». Asimismo, «Enagás también está planificando proyectos en los que se transporta gas natural, GNL y gas natural comprimido (GNC) en varios medios de transporte».
Para el caso de España, Enagás confirma a Climática que «no hay previstas inversiones en infraestructuras gasistas en los próximos años». Y en cuanto a proyectos de redes que están en fase de estudio por la compañía y por otros operadores europeos , estos «se enfocan en la reutilización de infraestructuras en Europa para ahorrar costes en el desarrollo de los gases renovables», insisten.
Según las últimas estimaciones –apunta Jaller-Makarewicz–, «la red troncal de hidrógeno que están proponiendo Enagás y otros homólogos de Europa requiere una inversión de entre 43.000 y 81.000 millones de euros, contando con que el 69% esté formado por gasoductos adaptados y el 31% por gasoductos nuevos».
Para Eloy Sanz, investigador y Profesor de Tecnologías Energéticas y Energías Renovables en la Universidad Rey Juan Carlos, no tiene mucho sentido la actual tendencia del sector: «El IPCC ha dicho claramente que debemos empezar ya a reducir nuestras emisiones. La Agencia Internacional de la Energía, tradicionalmente ligada a los fósiles, ha dicho que se deben dejar sin explorar las reservas conocidas y comenzar el cierre de las que actualmente están en explotación. Se debería justificar mucho la necesidad de nueva infraestructura para gases renovables, ya que a menudo pueden compartir conductos con el gas fósil».
¿Qué es exactamente Enagás?
Como explica la entidad en su propia página web, Enagás es, por ley y desde el año 2000, «el Gestor Técnico del Sistema Gasista español». Esto quiere decir que es la compañía responsable de la operación y la gestión técnica de la red básica y de transporte secundario de gas natural en España. Por tanto, su principal función es «garantizar la continuidad y seguridad del suministro de gas natural y la correcta coordinación entre los puntos de acceso, los almacenamientos, el transporte y la distribución».
Como principal transportista de gas natural y el Gestor Técnico del Sistema Gasista de España, Enagás cuenta con más de 11.000 kilómetros de gasoductos, tres almacenamientos subterráneos en Serrablo (Huesca), Gaviota (Vizcaya) y Yela (Guadalajara), y cuatro plantas de regasificación: Barcelona, Huelva, Cartagena y Gijón. Además, es propietaria del 50% de la Planta de Regasificación de Bilbao y del 72,5% de la de Sagunto.
La compañía también está presente en Albania, Chile, Estados Unidos, Grecia, Italia, México y Perú, y participa en el proyecto del gasoducto transadriático. Sus ingresos anuales, según recoge el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), provienen de actividades reguladas y no reguladas. En cuanto a los primeros, los ingresos dependen fundamentalmente de la utilización de sus activos y del reembolso que le hace el Estado por estas actividades y por ser el gestor técnico del sistema. En los últimos seis años, por ejemplo, el 92% de la retribución de Enagás ha provenido de actividades de este tipo. Ha sido a través de sus filiales, entre ellas Enagás Transporte S. A. U., Enagás Transporte del Norte S. A. U. y Enagás GTS, así como a través de su porcentaje de participación en las plantas de regasificación de Sagunto y Bilbao.
En cuanto al origen del dinero recibido, la retribución por los costes de inversión –que no depende de la demanda de gas, sino de la inversión en infraestructura– ha sido la mayor fuente de ingresos de Enagás en los seis años del último periodo regulatorio, con un 71% del total de ingresos regulados, seguida de la retribución por continuidad del suministro (RCS) con el 25%, y la retribución por costes de explotación y mantenimiento con el 4%.
Quien se encarga de determinar, anualmente y mediante una orden, la remuneración de Enagás por cumplir sus obligaciones como gestor técnico del sistema es el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Junto a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) determinan las tarifas del gas.
De Zara a ‘controlar’ el transporte del gas
Los dos principales accionistas de Enagás, con un 5% cada uno, son el Gobierno de España y el multimillonario Amancio Ortega, que adquirió su parte hace solo dos años por 281,64 millones de euros. También figura Blackrock -la mayor gestora de fondos del mundo–, con un 3,205%, y varios bancos extranjeros. Según sus estatutos, ningún accionista puede tener más del 5% del capital y se limitan los derechos políticos al 3%, como se explica en este dossier de #YoIBEXtigo. Destaca también por ser la empresa que más puertas giratorias acumula.
«El marco regulatorio de España proporciona a Enagás pocos incentivos para mejorar su eficiencia o para atender las demandas de los consumidores», cuenta Ana María Jaller-Makarewicz. «La empresa puede sencillamente invertir dinero en proyectos a menudo innecesarios y aun así salir ganando mientras carga a los consumidores con el peso de los costes», concluye.
Más que decir que lo están pagando los consumidores (que es muy moderno) quizás sería más correcto decir que lo están pagando las personas que pagan impuestos.
«España es el Estado europeo con mayor capacidad de regasificación».
Que orgullo ser español. Somos los primeros en todo en Europa. En autovías que destruyen paisajes privilegiados. Los franceses tienen carreteruchas estrechas casi inaccesibles en el Pirineo. En pantanos que sepultan pueblos y paisajes privilegiados para más abajo derrochar agua como si nuestros ríos, cada vez con menos caudal, fueran el Volga o el Danubio. En Binéfar (Huesca) tienen el matadero de cerdos más grande de Europa, un orgullo para el pueblo y si me pongo a pensar en casi todo somos los primeros. Sobre todo en sensatez, democracia y civismo. Vamos que sin duda somos un ejemplo.
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Por ahí cerca anda también el lobby nuclear queriéndonos colar gato por liebre:
Desde el Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA), que aglutina a diversas organizaciones tanto ecologistas como sociales, hemos elaborado un manifiesto que explica con claridad las certezas y las mentiras sobre la producción eléctrica en las centrales nucleares. Agradecemos vuestro interés en su lectura y vuestra adscripción y respaldo a dicho manifiesto ya que consideramos que el futuro de la vida y del planeta dependen de nuestra unión y rechazo a la energía nuclear.