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Mireia Lleó, autora: «Las distopías sirven para entender que no todos pensamos lo mismo del futuro»

La escritora barcelonesa publica 'Sota la cendra' (Obscura, 2023), una distopía juvenil sobre un mundo destruido por la humanidad en la que los ricos viven bajo una cúpula artificial y los pobres, expuestos a la contaminación.
Mireia Lleó, autora: «Las distopías sirven para entender que no todos pensamos lo mismo del futuro»
Foto: Cedida por la entrevistada.

Los libros actúan muchas veces como escapatoria. En una rutina de constante bombardeo de información, sentarse a leer durante un rato puede llegar a ser terapéutico. Pero, ¿qué sucede cuando alguien tiene entre sus manos una historia en la que todo va a peor, ambientada en un futuro oscuro, negativo? Es a lo que llamamos distopía.

En un momento de acción climática insuficiente, el lenguaje alberga poder. Según la Real Academia Española, distopía se define como la «representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana». ¿Es predicción impregnada de pesimismo (o realismo)? ¿O pura imaginación? Y lo que es más importante: ¿puede este género literario calar en la conciencia colectiva e influenciar en la visión que se tiene sobre la crisis climática?

Mireia Lleó (Barcelona, 1998) es escritora distópica. Primero estudió Bellas Artes y, más tarde, Ilustración y Diseño. Sus inquietudes y preocupaciones –entre ellas, las climáticas– impregnan las páginas de una historia dirigida a un público como ella: joven. A sus 25 años, ha publicado Sota la cendra (Obscura, 2023), una novela que narra la lucha por la supervivencia de un grupo de jóvenes en una Tierra destruida, en la que ya no existen los animales que conocemos ni la agricultura. En la que escasea el aire limpio.

Sota la cendra – Obscura
En castellano, Bajo la ceniza.

Una distopía basada en hechos muy reales

El imaginario de un autor se construye en base a experiencias, percepciones, creatividad. Lleó optó por la distopía y no se imagina escribiendo, por el momento, una utopía. «Hace un tiempo que me consideraba simplemente pesimista. Pero ahora creo que es haber tomado conciencia de la situación en la que estamos y que no me permite pensar en el futuro de manera más positiva. No le veo el sentido».

El mundo que ha construido, a pesar de ser distópico, comparte muchas semejanzas con la realidad. Es una sociedad dividida en dos: los que viven bajo una gran cúpula y los que viven fuera de ella. Controlados, pobres y vulnerables a cualquier enfermedad provocada por la contaminación.

Gracias a la tecnología, los poderosos han podido recrear lo que tan fácilmente han dejado morir, la naturaleza. «En la capital, donde viven los ricos, hay árboles, hay oxígeno; se ha creado una burbuja idílica. Pero, fuera de ella, el resto de la población, que no tiene los mismos privilegios, vive en la miseria», explica su creadora. «La supervivencia acaba reduciéndose a cuánto dinero tengas, a qué te puedes permitir. Ese dilema lo veo demasiado literal. Y usarlo en una distopía no es para nada descabellado».

Durante el proceso de creación, que duró cinco años, a veces la realidad superó a la ficción. «Hubo momentos en los que me sorprendí de que empezaran a pasar cosas que yo había planteado lejanas. Al acabar de escribir la novela, la época en la que estaba ambientada cambió. Al principio planeé que la historia sucediese en cien años, pero ese futuro se acerca cada vez más«.

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Mireia Lleó debatiendo sobre La distopía como lucha: ¿denuncia o catarsis? en el Festival de Géneros Fantásticos de Barcelona.

La historia de Sota la cendra (en castellano, Bajo la caniza) podría haber tenido otro final, otros personajes. Pero era difícil no tener presente la crisis climática. «Ahora mismo, obviarla en una distopía es complicado. Muchas de ellas en los últimos años han tenido ese factor climático porque ya damos por hecho que es un problema de difícil solución». En este sentido, a Lleó le parece interesante «ver los diferentes puntos de vista de los diferentes autores y sus historias. Y tomar consciencia de que no todos pensamos lo mismo del futuro. Que hay escritores que tienen más esperanza y otros, menos».

Aun siendo escritora ella misma, no cree en la literatura como una gran catalizadora del cambio en este caso: «La gente ya es consciente del problema. Y, si no lo es, es porque no quiere». «La misma novela puede tener reacciones totalmente opuestas en cada lector. Tal vez a alguien le inspira Sota la cendra y cambia su visión del mundo o tal vez no le afecta nada. Eso depende de qué piense cada persona y qué le guste leer», continúa.

A pesar de todo, Lleó considera también que, «a veces, cuando se leen historias así, piensas que todo podría ser peor«. Su libro «es un ejemplo de eso que dicen de que ‘no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos'».

Todavía tenemos margen de cambiar la situación antes de acabar como sus personajes: «Ellos se ven físicamente obligados a luchar por tener un futuro mejor. A veces es difícil pensar que una sola persona pueda tener un gran impacto. Pero invito a hacer esa reflexión. A que la gente joven se dé cuenta de que tal vez nos encontramos un lugar demasiado cómodo y nos hemos resignado a lo que pasará».

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COMENTARIOS

  1. SALVAD EL ULTIMO BOSQUE DE LOS AYOREO
    Los ayoreo-totobiegosode, el último pueblo indígena no contactado de América del Sur fuera de la Amazonia, siguen resistiendo en una isla de bosque cada vez más reducida, mientras las topadoras (excavadoras) que deforestan la tierra para los ganaderos avanzan rápidamente hacia ellos.
    La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha ordenado a Paraguay que proteja la tierra de los ayoreo, pero empresas ganaderas, bien financiadas, están talando el bosque de nuevo, abriendo carreteras, colocando vallas e incluso construyendo enormes embalses para el ganado.
    Todo esto es ilegal, pero el Gobierno muestra poco o ningún interés en hacer cumplir la ley. La situación de los ayoreo-totobiegosode es crítica.
    La mayoría de los ayoreo-totobiegosode (“gente del lugar de los pecaríes o jabalíes salvajes”), fueron contactados por misioneros en una serie de infames cacerías humanas hace décadas. Numerosos ayoreo fueron asesinados. Los supervivientes se vieron obligados a abandonar su bosque, pero algunos de sus parientes han conseguido permanecer sin contacto y quieren seguir viviendo en su hogar en el Chaco paraguayo
    “Sin que se proteja nuestra tierra, los [parientes no contactados] que decidieron quedarse en el bosque, dentro de muy poco ya no van a poder sobrevivir en el monte”, dice Orojoi, líder totobiegosode.
    https://actua.survival.es/page/103298/action/1?ea.tracking.id=AdvocacyEmail&utm_medium=email&utm_source=engagingnetworks&utm_campaign=utm_campaign&utm_content=231108+urgent+action+(Ayoreo+reclaim+land)+-ES&ea.url.id=6667146

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