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La lucha contra la crisis climática requiere financiación para poner en marcha la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y, con ella, paliar sus peores efectos. Sin embargo, los países desarrollados están incumpliendo su compromiso de financiación climática. Y no se trata de un impago puntual: llevan 11 años eludiendo el abono pactado de 100.000 millones de dólares anuales, según revela el estudio Fair Share del laboratorio de ideas internacional ODI. Este acuerdo se adoptó en COP15 de 2009, celebrada en Copenhague, y fue considerado poco ambicioso por parte de entidades ambientalistas y algunos gobiernos.
Según los datos de ODI, en 2021, España contribuyó a la financiación climática con 1.500 millones de dólares, cumpliendo con el 46% de la aportación que le correspondería. Grecia encabeza el ranking de morosos seguido de Estados Unidos, que solo aportó 9.000 millones de dólares, el 21% de su parte. Tampoco Reino Unido ha cumplido, ya que ha proporcionado solo dos tercios de su parte y, además, intentó dar marcha atrás en sus compromisos de financiación climática a principios de este año.
El think tank señala que solo ocho países cumplieron en 2021 con su aportación justa de los 100.000 millones de dólares prometidos: Noruega, Francia, Suecia, Dinamarca, Alemania, Suiza, Luxemburgo y Países Bajos.
El ODI mide la parte justa de cada país en función de tres parámetros: las emisiones territoriales acumuladas de CO2 desde 1990, como indicador indirecto de la responsabilidad histórica en el cambio climático; la Renta Nacional Bruta, como indicador indirecto de la capacidad de pago, y la población, como la opción más sencilla para atribuir la responsabilidad por igual a todos los habitantes de los países desarrollados.
El déficit de financiación climática expone a los países y comunidades vulnerables, quienes han contribuido en menor medida al calentamiento global y a los consiguientes impactos climáticos. «Es una falta total de responsabilidad por parte de los países desarrollados, cuyo peso histórico en el cambio climático es innegable. Muchos de los países autoproclamados líderes climáticos del mundo –el Reino Unido, Canadá y Australia, todos miembros de los del Grupo sobre Financiación de la Adaptación– simplemente no están aportando la parte que les corresponde», ha destacado Laetitia Pettinotti, investigadora de ODI y autora principal del informe.
«En un momento en el que los desastres inducidos por el clima son cada vez más frecuentes y devastadores, no se puede subestimar la importancia de que los países cumplan con su parte justa de financiación para el clima y la adaptación. El objetivo de 100.000 millones de dólares debía haberse alcanzado hace tres años, pero los países ricos siguen sin cumplir su compromiso, lo que incrementa aún más la desconfianza entre los países desarrollados y los países en desarrollo», ha afirmado David Nicholson, director climático de la ONG Mercy Corps. Nicholson añade que es fundamental la creación de nuevos mecanismos para tener «una mayor capacidad de respuesta a las necesidades de las comunidades».
El informe elaborado por ODI también incluye un enfoque centrado la adaptación al cambio climático, fundamental para responder a las necesidades de los países en desarrollo, y destaca que los países desarrollados acordaron en la COP26 duplicar, como mínimo, su financiación para la adaptación climática.
«Mayores niveles de inversión destinados a medidas de adaptación, incluidas mejores prácticas en la agricultura y en la gestión de cuencas fluviales, tienen el potencial de generar resiliencia a las inundaciones y a otros peligros a largo plazo. Los países desarrollados deben cumplir sus compromisos de financiación climática para que países como el mío [Kenia] puedan evitar que los fenómenos meteorológicos extremos se conviertan en desastres», reclama Jackson Mekenye, coordinador de seguridad alimentaria de la agencia humanitaria Concern Worldwide.
Los líderes del G20 han manifestado en su última cumbre, celebrada en Nueva Delhi el pasado fin de semana, que cumplirán con el objetivo de los 100.000 millones de dólares en 2023. Por su parte, los presidentes y jefes de Estado que participaron en la primera Cumbre Africana por el Clima, una previa a la COP28 de Dubái, hicieron un llamamiento a los países ricos para que cumplan su promesa.
Uno de los logros de la última COP27 fue cerrar un acuerdo para crear un fondo de pérdidas y daños con el que hacer frente a los efectos adversos del cambio climático. No se concretó qué países deberían contribuir a este fondo y quiénes serían los perceptores de las ayudas, ni se cuantificó a cuánto ascendería. Está por ver si estas cuestiones quedarán resueltas en la cumbre climática de este año.
No son los países los que deben contribuir al fondo, son las empresas productoras las que sacaron el beneficio, por lo tanto, son las que deben pagar. Porque decir que paguen los paises, significa que pagamos los ciudadanos, y yo ni ninguno de nosotros, tuvimos ingresos en nuestras cuentas bancarias, de dichos beneficios.
Estas políticas son siempre lo mismo, que se beneficien los de siempre y los desmanes y deudas, que la paguen los ciudadanos. Beneficios para los empresarios y privilegiados y socializar las pérdidas .
Ya va siendo hora de que perdamos siempre los mismos y aún les tenemos que dar subvenciones, a dichas empresas por contaminar. Sufrimos las consecuencias de sus actos y encima, les pagamos la fiesta.