Etiquetas:
Tras el repunte experimentado en 2017, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron en 2019 por segundo año consecutivo. En concreto, un 5,8%. Con esta cifra, las emisiones son un 28,8% menor respecto a 2005, pero un 8,8% superior a 1990, es decir, lejos del 40% de reducción acordado por la Unión Europea, y aún más lejos del 65% de reducción de emisiones que reclaman las organizaciones por el clima. Debido a la crisis del COVID-19, se espera una caída importante de las emisiones para este año.
En 1990 -año de referencia para medir los gases de efecto invernadero-, las emisiones alcanzaron las 289,4 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente. En 2005, estas aumentaron hasta las 442 millones de toneladas. En 2019, la cifra se situó en 314,9 millones de toneladas CO2eq, según datos preliminares a marzo de 2020. Son las principales conclusiones difundidas este jueves por el Observatorio de Sostenibilidad tras presentar los informes Estimación de las emisiones de CO2 en España en 2019 y Adiós carbón, adiós.
Del total de emisiones contabilizadas en 2019, un 36,4% se corresponden a emisiones sujetas al Comercio Europeo de Emisiones (ETS, en sus siglas en inglés), mientras que un 61% a sectores difusos -residencial, comercial e institucional, transporte, agrícola y ganadero, gestión de residuos o los gases fluorados, entre otros-.
El objetivo de España es reducir las emisiones para 2030 -si bien se espera que aumente su ambición- un 26% respecto a 2005 para los sectores difusos, y un 43% para los sectores ETS. Desde el Observatorio de Sostenibilidad apuntan a que “muy probablemente” se cumplirá la meta de las sujetas al Comercio Europeo de Emisiones debido al “anunciado cierre de centrales termoeléctricas de carbón y por el desarrollo de las energías renovables”. No obstante, en cuanto a los sectores difusos, destacan la necesidad de redoblar esfuerzos si se quiere cumplir lo pactado.
Para explicar el descenso de las emisiones de gases de efecto invernadero, los autores destacan la disminución de la quema de carbón para la generación eléctrica en un 69,4%. Mientras en 2007 el carbón producía el 25% de la electricidad en España, este año el porcentaje se sitúa en apenas un 5%. Esto, señalan, está “compensado en parte por el aumento del consumo del gas natural en las centrales de ciclo combinado en un 93,7%”. Asimismo, la producción hidráulica disminuyó un 27,6%, la fotovoltaica un 19,6%, la termosolar un 16,8%, y la eólica creció un 8,4%, evitando la emisión de 28 millones de toneladas de CO2 equivalente.
En total, el consumo del gas en España se incrementó en un 14,6% respecto a 2018 debido a un crecimiento del 81,6% del gas natural destinado a la generación eléctrica en sustitución del carbón. Mientras, el consumo de petróleo disminuyó un 0,3%. A raíz de estos datos, desde el Observatorio advierten que España “no puede permitirse que el espacio dejado por el carbón para la generación eléctrica lo ocupe mayoritariamente el gas natural”, y que “deben de ser las renovables las que ocupen ese espacio”. Y avisan el Gobierno: “Se sigue necesitando un importante esfuerzo para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones para 2030 y frenar nuestra aportación al cambio climático”.
Emisiones por sectores y gases de efecto invernadero
La energía sigue siendo el sector responsable de la mayor parte de las emisiones con un 84,8% del total -considerando los sumideros-, según los cálculos del Observatorio de Sostenibilidad. En cuanto al transporte, los investigadores resaltan que las emisiones del transporte por carretera han crecido un 0,6%, mientras que las del transporte aéreo interior han hecho lo propio en un 3,5%.
Aunque menor, la producción de cemento, la industria química y la metalúrgica representaron el 9,8% de las emisiones totales el año pasado. En cuanto a la agricultura y la ganadería, contribuyeron al calentamiento global con el 14,2% del total de las emisiones de CO2 equivalente.
Por gases, el CO2 sigue siendo el que más contribuye al calentamiento global de la atmósfera. El año pasado, las emisiones de dióxido de carbono supusieron el 80% del total de las emisiones brutas de gases de efecto invernadero en España, sin incluir los sumideros. Esto supone un descenso del 7% respecto a 2018, pero una subida del 8,3% desde 1990. La mayoría son computables al consumo de combustibles fósiles en centrales térmicas, vehículos, industrias, comercios y viviendas, recoge el Observatorio. El 9% restante lo atribuye a procesos industriales sin combustión, fundamentalmente a la fabricación de cemento.
Otro gas a tener en cuenta es el metano, mucho más potente a corto plazo que el CO2. En 2019, aumentó un 11,4% respecto a 1990, representando el 12,6% de todas las emisiones brutas, con 39,7 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Hay una cuestión central que habría que entender: como se contabilizan todos lo bienes y servicios producidos en China y otros países y consumidos en España.