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G7: las principales economías siguen mimando a los combustibles fósiles

Desde el inicio de la pandemia, los 11 países que participarán en la cumbre del G7 han invertido 189.000 millones de dólares en combustibles fósiles frente a los 147.000 millones que han destinado a las renovables.
G7: las principales economías siguen mimando a los combustibles fósiles
Foto: WOLFGANG RATTAY/REUTERS

La recuperación económica de la pandemia es una gran oportunidad para priorizar la transición ecológica. Muchos países lo plantearon así. Sin embargo, un año y medio después del inicio de la crisis sanitaria, la teoría no parece guardar muchas similitudes con la práctica. Gobiernos de todo el mundo siguen dando alas a los combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo), cuya quema es responsable principal del calentamiento global de la atmósfera. Los últimos en ser señalados han sido los gobiernos del G7, cuyos líderes políticos se reúnen el próximo 11 de junio en Londres.

Como antesala a esta cita que acoge Reino Unido (también anfitrión de la cumbre del clima que se celebra a finales de año), un nuevo análisis revela que los siete países más los invitados (Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, Alemania y Japón, más Australia, India, República de Corea y Sudáfrica) han invertido 189.000 millones de dólares (154.560 millones de euros) en combustibles fósiles entre enero de 2020 y marzo de 2021. Esta cifra es inferior que la destinada a las energías renovables: 147.000 millones de dólares (120.210 millones de euros). Es decir, desde el inicio de la pandemia por COVID-19, las principales economías del mundo han dado a las responsables de la crisis climática 42.000 millones de dólares (34.350 millones de euros) más de los que han recibido los actores que ayudarían a mitigarla.

La investigación –llevada a cabo por la organización Tearfund junto al Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible y el Instituto de Desarrollo de Ultramar– insiste en que estas inversiones contradicen los propios objetivos de cero neto del G7. Además, esta decisión dista mucho de lo necesario para limitar la temperatura en 1,5 ºC y 2 ºC, escenario al que apela el Acuerdo de París, del que son firmantes. Estos países, a pesar de que solo representan el 10% de la población mundial, son responsables del 24% de las emisiones de CO2.

Más de 8 de cada 10 dólares que han ido a parar a los combustibles fósiles llegaron, además, sin ‘condiciones verdes’. El dinero recibido, por tanto, no implica que los sectores que más dañan el clima tengan que cambiar su modelo de negocio. En este sentido, apunta el informe, solo uno de cada 10 dólares invertidos como respuesta a la crisis desatada por la pandemia benefició a las energías «más limpias», como las renovables y las medidas de eficiencia energética.

Si bien las organizaciones valoran que ocho de los 11 países que asisten al G7 han mejorado sus planes verdes, el esfuerzo no está a la altura de lo que la situación requiere. Además, solo Canadá, Francia, Alemania y Reino Unido han aprobado planes que causarán más beneficios que daños para el medio ambiente.

«Cada día, Tearfund es testigo del empeoramiento de las consecuencias de la crisis climática para las comunidades de todo el mundo: las cosechas de los agricultores se pierden, las inundaciones y los incendios arrasan ciudades y pueblos, y las familias se enfrentan a un futuro incierto», asegura Paul Cook, director de Promoción de Tearfund. Es por eso que «la incapacidad de los países del G7 para reverdecer su recuperación de la COVID-19 es una gran oportunidad perdida, tanto para lograr una rápida descarbonización de sus economías como para crear empleo», apunta Angela Picciariello, responsable de investigación del ODI.

El sector que ha salido más beneficiado de las ayudas es el transporte, tras recibir dos tercios de todos los compromisos económicos del G7. Los gobiernos han destinado 115.000 millones de dólares a las aerolíneas y el automóvil, con más del 80% concedido sin ningún tipo de requisito climático o medioambiental.

El primer ministro británico, Boris Johnson, aseguraba hace unos meses que «como coanfitriones de la COP 26 y presidente del G7 de este año, vamos a asegurarnos de que el mundo natural se mantenga en la cima de la agenda global». Estas declaraciones las hacía después de un estudio donde se concluía que la humanidad ha prosperado a costa de destruir la naturaleza.

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COMENTARIOS

  1. «El sector que ha salido más beneficiado de las ayudas es el transporte, tras recibir dos tercios de todos los compromisos económicos del G7. Los gobiernos han destinado 115.000 millones de dólares a las aerolíneas y el automóvil, con más del 80% concedido sin ningún tipo de requisito climático o medioambiental».
    No culpemos a los gobiernos. Esto es así cuando los pueblos constituyen inmensos rebaños de ovejas. Cuando los pueblos se desentienden de sus derechos y obligaciones y los delegan en los lobos. Las ovejas alertan a los lobos.
    ***********************************************
    Por si fuera poco el problema de los combustibles fósiles, ahí tenemos el de las nucleares:
    Según Campaña Internacional para abolir las armas nucleares (ICAN),
    $72.6 mil millones. Eso es lo que gastaron los nueve estados con armas nucleares en sus armas nucleares en 2020 durante la peor pandemia en un siglo y cuando el tratado que prohíbe las armas nucleares se convirtió en ley, según un nuevo informe de ICAN. Es un aumento ajustado por inflación de $ 1.4 mil millones con respecto al año pasado.
    Pero eso no es todo. El informe,»Complicit: 2020 Global Nuclear Weapons Spending»,examinó a través de miles de páginas de contratos e informes anuales el gasto completo en armas nucleares. Porque no son solo los gobiernos de los países los responsables de desperdiciar recursos en armas de destrucción masiva. Empresas, grupos de presión y think tanks son cómplices del gasto de 2020 en armas nucleares.
    En 2020, el informe muestra que menos de una docena de compañías obtuvieron contratos de $ 27.7 mil millones para trabajar en armas nucleares. Esas compañías luego se dieron la vuelta y gastaron $ 117 millones en presionar a los tomadores de decisiones para que gasten más dinero en defensa. Y también gastaron más de 10 millones de dólares en financiar la mayoría de los principales think tanks que investigan y escriben sobre soluciones políticas sobre armas nucleares.
    Mira y comparte el vídeo:
    https://www.youtube.com/watch?v=0t0VbcKKes0

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