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Puedes leer el artículo original en ‘The Conversation’ aquí [en inglés].
El gas natural es un combustible fósil versátil que representa aproximadamente un tercio del uso de energía de los Estados Unidos. Aunque produce menos emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que el carbón o el petróleo, el gas natural es uno de los que más contribuye al cambio climático y supone un problema global que debe ser resuelto de manera urgente. Reducir las emisiones de gas natural supone un reto, ya quspe este combustible fósil se usa para generar electricidad, calefacción y para diferentes aplicaciones industriales.
Se comenta que podría haber un sustituto del gas natural fósil: el gas natural renovable (GNR). El GNR es un combustible renovable muy parecido al gas natural fósil, pero hecho de biomasa o de dióxido de carbono capturado y electricidad.
Sin embargo, por lo que se sabe de este sistema, los beneficios para el clima podrían no ser tantos como afirman sus defensores. Esto es importante, ya que el GNR aún no se usa ampliamente, por lo que las decisiones sobre si invertir en él se están tomando ahora, en lugares como California, Oregón, Washington, Michigan, Georgia y Nueva York.
Mi campo de estudio es la sostenibilidad e investigo cómo las decisiones que se toman en el presente pueden influir en el medio ambiente y la sociedad del futuro. Por eso me interesa especialmente saber cómo los diferentes sistemas de energía contribuyen al cambio climático
Actualmente, la energía es la responsable de gran parte de la contaminación global que contribuye al cambio climático. Dado que las infraestructuras energéticas, como las centrales eléctricas o los gasoductos tienen una vida útil muy larga, es importante tener en cuenta las inversiones que se hacen en estos sistemas. Por el momento, el gas natural renovable es más una propuesta que una realidad, lo que hace que este sea un buen momento para preguntarnos: ¿Qué efectos tendría en el cambio climático invertir en GNR?
¿Qué es el gas natural renovable y por qué es importante?
La mayoría de los equipos que usan energía solo pueden usar un solo tipo de combustible. Sin embargo, el combustible puede proceder de diferentes fuentes. Por ejemplo, no se puede cargar un portátil con gasolina, pero puede funcionar con electricidad generada a partir de carbón, gas natural o energía solar.
El gas natural es metano casi puro, y procede del gas natural crudo y fósil producido a partir de depósitos en el subsuelo. Sin embargo, el metano también podría proceder de fuentes renovables.
Se podrían usar dos fuentes principales de metano para producir GNR. En primer lugar, se podría utilizar el metano biogénico, producido por bacterias que digieren materiales orgánicos procedentes del estiércol , de vertederos o de aguas residuales. Durante décadas, algunas plantas de tratamiento de aguas residuales, los vertederos y las granjas lecheras han capturado y usado el metano biogénico como recurso energético. Es lo que se conoce como el biogás.
Parte del metano biogénico se genera de manera natural cuando la materia orgánica se descompone sin oxígeno. Quemarlo para obtener energía puede resultar beneficioso para el clima si al hacerlo se evita que el metano escape hacia la atmósfera.
En teoría, habría suficiente metano respetuoso con el clima disponible para reemplazar aproximadamente el 1% de la energía que proporciona el sistema actual de gas natural. La mayor parte se encuentra en los vertederos.
La otra fuente de GNR es aún inexistente en la práctica, pero podría suponer un recurso más importante que el metano biogénico. A menudo llamado power-to-gas, este metano podría ser producido a partir de dióxido de carbono e hidrógeno y con el uso de electricidad. Si todo el proceso es climáticamente neutro, es decir, si, por ejemplo, la electricidad utilizada para crear el GNR se genera a partir de fuentes que no emiten gases de efecto invernadero, entonces el GNR producido sería neutral para el clima.
Hasta el momento, el GNR, sea del tipo que sea, no está demasiado disponible y el dilema se centra en cómo hacerlo más popular. Por ejemplo, SoCalGas en California, CenterPoint Energy en Minnesota y Vermont Gas Systems en Vermont ofrecen o han propuesto ofrecer GNR a sus consumidores, de la misma manera que muchas empresas de servicios públicos permiten a los clientes optar por el uso de electricidad renovable.
Renovable no siempre significa sostenible
Si el GNR constituye una alternativa al gas natural fósil, ¿por qué no invertir en él? Los consumidores han demostrado que están dispuestos a pasarse a las energías renovables, por lo que se podría esperar un entusiasmo similar hacia el uso del GNR.
La clave de la cuestión, sin embargo, es que el metano no es solo un combustible, sino que también es un potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Cualquier metano que se fabrique de manera intencionada, ya sea de origen biogénico u otro, contribuirá al cambio climático si entra en la atmósfera.
Habrá fallos, tanto en los sistemas de producción como en las infraestructuras o los métodos de transporte. Por ejemplo, ¿sabe ese momento en que huele a gas antes de que la luz del piloto de una estufa se encienda? Eso es fuga de metano y contribuye al cambio climático.
Para ser claros, el GNR es probablemente mejor para el clima que el gas natural fósil porque los subproductos de la quema de GNR no contribuyen al cambio climático. Sin embargo, mejorar los sistemas existentes ya no es suficiente para responder a la urgencia del cambio climático. El principal organismo internacional del mundo sobre cambio climático, el IPCC, sugiere que para 2030 se habrán tenido que reducir considerablemente las emisiones de carbono si queremos mitigar los efectos del cambio climático.
Pocos beneficios climáticos
Mis investigaciones recientes indican que el GNR probablemente no sea tan bueno para el clima como se afirma públicamente. Aunque el GNR tiene un impacto climático más bajo que su contraparte fósil, la probable alta demanda y la fuga de metano son factores que contribuirán al cambio climático. Hay fuentes de energía renovable como la eólica o la solar que no son contaminantes de manera directa.
Además, la creación de un gran sistema de GNR requeriría la construcción de una infraestructura de producción nueva, ya que el GNR no proviene de las mismas fuentes que el gas natural fósil. Dichas inversiones constituyen un compromiso a largo plazo. Se invertiría dinero y voluntad política en infraestructuras de GNR en lugar de mirar hacia alternativas que producen cero emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando el cambio climático entró por primera vez en la conversación política a finales de los ochenta, la inversión en sistemas de larga duración con emisiones bajas, pero no nulas de gases de efecto invernadero, todavía era compatible con los objetivos climáticos. Ahora, el objetivo es conseguir reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero. A partir de lo que he podido investigar, la implementación masiva de sistemas de GNR probablemente no cumpla con ese objetivo.
Puedes leer el artículo original en ‘The Conversation’ aquí [en inglés].
Emily Grubert es profesora adjunta de Ingeniería Civil y Ambiental en el Instituto de Tecnología de Georgia
TECNOLOGIA DESTRUCTIVA PARA LA BIODIVERSIDAD.
Con el coronavirus hemos aprendido lo rápido que un nuevo organismo puede propagarse. Imagina mosquitos diseñados para transmitir sus genes a un ritmo frenético, llegando a poner en peligro la cadena alimentaria y a acabar con sus semejantes, haciéndolos infértiles.
Según los científicos, existe el riesgo de que el llamado gene drive, ‘genética dirigida’ en castellano, se pueda propagar desde los mosquitos a las mariposas, matando en masa a los insectos polinizadores, y poniendo en riesgo cultivos, plantas y ecosistemas.
Nadie tiene una solución para mitigar esos riesgos, pero aún así, hay planes para que esta idea pronto se haga realidad. El ejército de EE.UU. y la Fundación Bill y Melinda Gates son los que proporcionan la mayoría de los fondos para ello.
Imagina que erradicamos por completo una especie de mosquitos, ¿qué pasaría con las ranas, pájaros y peces que se alimentan de estos mosquitos y sus huevos? ¿Cómo cambiará el comportamiento de otros animales cuando los mosquitos desaparezcan?
El mayor riesgo sigue siendo el colapso de ecosistemas enteros a consecuencia de la liberación de incluso un puñado de mosquitos modificados genéticamente. Con lo que sabemos sobre el gene drive hasta la fecha, sus efectos no pueden predecirse, detenerse ni revertirse. Queremos proteger nuestros ecosistemas y entenderlos antes de tratar de modificarlos. Una moratoria nos dará el tiempo necesario para descubrir cuál es la mejor forma de proteger la naturaleza y la vida.
firma y comparte la petición para que se imponga una moratoria a la utilización del gene drive.
https://act.wemove.eu/campaigns/Moratoria-gene-drive?utm_source=civimail-30847&utm_medium=email&utm_campaign=20200706_ES