El secretario general de la ONU reclama un impuesto para las petroleras

“Es inmoral que las compañías de petróleo y gas obtengan ganancias récord a costa de las personas y comunidades más pobres", ha afirmado António Guterres en la presentación del tercer informe del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial.
Refinería de petróleo de Shell en Inglaterra. Foto: Terry Kearney/Flickr

Las consecuencias de la guerra en Ucrania se están sufriendo más allá de las fronteras del territorio. El conflicto no deja a ningún país indemne: una crisis global azota a la población mundial con la subida de precios de alimentos, energía y transporte. Ante esta situación, la ONU ha presentado este miércoles el tercer informe del Grupo de Respuesta a la Crisis Global (GCRG).

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha sido el encargado de poner sobre la mesa unas propuestas que pretenden guiar a los países miembros hacia soluciones concretas. El diplomático portugués ha mostrado con firmeza su opinión sobre la responsabilidad de las petroleras ante la crisis energética: “Es inmoral que las compañías de petróleo y gas obtengan ganancias récord a costa de las personas y comunidades más pobres y con un costo enorme para el clima”, ha señalado.

Su declaración ha sido respaldada por los datos de los beneficios de las mayores empresas energéticas en el primer trimestre de este año, cuyas ganancias se aproximan a los 100.000 millones de dólares. Por este motivo, el secretario considera que debe aplicarse un impuesto con el fin de distribuir ese dinero entre las familias que se encuentran en circunstancias desfavorables. A su vez, urge a todos los gobiernos a “apoyar a las personas más vulnerables con planes de protección social y empleos y medios de vida alternativos”.

El informe del GCRG contiene recomendaciones específicas a corto, medio y largo plazo para paliar los efectos de la guerra y la “avaricia grotesca” de la industria de los combustibles fósiles y sus financiadores. Guterres, además de instar a cobrar impuestos a las petroleras, ha destacado tres medidas más.

La segunda política que el máximo mandatario de la ONU cree conveniente es la gestión de la demanda de energía en todos los países, especialmente en los más desarrollados. De la misma manera, las naciones deben acelerar la transición a las energías renovables, más baratas que las fósiles en la mayoría de los casos, ampliando y diversificando las cadenas de suministro de sus tecnologías y materias primas.

Sin embargo, para Guterres la responsabilidad no solo recae en los gobiernos. La población tiene un papel importante en esta transición: si disminuye la demanda de hidrocarburos, las empresas energéticas se verán obligadas a invertir en alternativas renovables.

El responsable ultima que el uso de energías limpias no será posible sin financiación privada y a gran escala. El incremento de las inversiones en este sector “debe multiplicarse por siete para alcanzar el objetivo de cero emisiones”, según afirma la Agencia Internacional de la Energía. Con este propósito, el Secretario empuja a los bancos multilaterales de desarrollo a “asumir más riesgos, ayudar a los países establecer los marcos normativos adecuados y modernizar sus redes eléctricas”.

Este nuevo informe no termina con conclusiones muy esperanzadoras. El GCRG alerta de que 345 millones de personas de 82 países distintos sufrirán inseguridad alimentaria aguda para una fecha demasiado próxima: finales de 2022. A esta gigantesca cifra se suman los 47 millones de personas que se encontrarán en una situación de hambruna si no se aplican nuevas soluciones a partir de este momento para combatir la crisis energética.

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