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Los incendios devoran 81 millones de hectáreas de bosques en la última década

Los fuegos de sexta generación afectan a regiones de todo el planeta como la cuenca del Amazonas, el Ártico o Europa, según datos de Global Forest Watch.
Incendio forestal en Pine Gulch, Colorado (EE. UU.). Foto: Kyle Miller, Wyoming Hotshots, USFS.

De la cuenca del Amazonas al Ártico, los bosques del planeta arden como consecuencia de los efectos del cambio climático, la deforestación y un uso insostenible de la tierra. Entre 2012 y 2022, el fuego ha devorado 81,5 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo, según datos de Global Forest Watch. La organización destaca que 2016, uno de los años más cálido desde que hay registros, fue el peor en incendios forestales, mientras que Australia ha sido en esos años el país más devastado por esta catástrofe climática.

En el marco de la cumbre climática (COP28) que se celebra en Dubái, los países abordarán el incremento en todo el planeta de las sequías y de olas de calor, asociadas al cambio climático, y sobre todo a una notable reducción de las precipitaciones, lo que favorece bosques más inflamables y debilitados que arden con facilidad generando incendios de sexta generación, megaincendios muy difíciles de apagar.

La deforestación de los bosques es otras de las grandes causas de los incendios, sobre todo en lo que se refiere a la agricultura comercial y de subsistencia, y a día de hoy, la mayor parte de la pérdida de áreas boscosas por este motivo se concentra en América Latina, Oceanía, África subsahariana y sureste de Asia.

Para afrontar este grave problema, los ecologistas abogan por proteger los derechos humanos de los pueblos indígenas y comunidades locales, promover la conservación de áreas ricas en biodiversidad y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos, así como enfatizar la legalidad de la producción, el comercio y las cadenas de suministro sostenibles.

Otro agravante de los fuegos es el uso insostenible de la tierra que deteriora la calidad de los suelos volviéndolos más vulnerables a las llamas, por lo que las políticas medioambientales apuestan por una “gobernanza de la tierra” capaz de reducir con claridad las presiones de las actividades económicas sobre el suelo.

Los incendios contribuyen al récord de emisiones en 2023

En la Amazonía brasileña los fuegos, en su mayoría relacionados con la deforestación, han arrasado entre 1985 y 2022 casi el 20% de este ecosistema único. Este enclave que es considerado el pulmón del mundo por sub capacidad de absorción de millones de toneladas del dióxido de carbono y como garante de la estabilidad del clima a nivel mundial.

El circulo polar ártico, una de las zonas que a día de hoy se calienta dos veces más rápido que el resto del planeta, ha visto en las última décadas como los incendios forestales, sobre todo en la República de Sakha de Rusia, han diezmado millones de hectáreas y han incrementado las emisiones de CO2, en una catástrofe sin precedentes en intensidad y duración en esta región.

Australia, cuya temporada de incendios forestales ha comenzado en la costa este hace apenas un mes, se enfrenta a un escenario climático más seco del habitual por El Niño, un fenómeno natural provocado por las corrientes en el océano Pacífico que, agravado por el calentamiento global, podría ocasionar devastadores desastres.

Los incendios forestales en Canadá, que han sido más de 2.000 desde marzo, han sido de tal magnitud que las emisiones de CO2 fueron entre seis y ocho veces superiores al promedio y han contribuido a que las emisiones de mundiales alcanzaran un nivel récord en 2023. El Global Carbon Budget señala que este año las emisiones globales de CO2 procedentes de los fuegos han sido superiores a la media.

Europa tampoco se libra del fuego, sobre todo países del arco mediterráneo como Grecia, España o Italia, pero también en Argelia y Túnez, que han sufrido durante este verano la pérdida de miles de hectáreas de monte, numerosos muertos y graves pérdidas económicas.

Un verano de temperaturas extremas propició que en Evros (Grecia), se produjera en este verano de 2023 el incendio más grande ocurrido en la Unión Europea desde 2000, según datos del Programa de Observación de la Tierra de la UE.

España, enclavada en una de las zonas cero del cambio climático, también ha resultado afectada por los incendios. Destaca el de la isla de Tenerife, que impulsado por fuertes vientos, calor y bajos niveles de humedad, y catalogado de sexta generación por su gran intensidad y poder destructivo, ha sido el peor en Canarias en los últimos 40 años y el peor en España en 2023.

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