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Desde la llegada de Bolsonaro a la presidencia, de enero a septiembre de este año se han contabilizado en Brasil hasta 160 invasiones en 153 tierras indígenas. Las cifras de deforestación en la Amazonia, según datos difundidos esta semana, son las peores de la última década. A principios de este mes, el ‘Guardián del Bosque’ Paulo Paulino Guajajara se sumaba a la larga lista de líderes indígenas asesinados por defender sus tierras.
“En Brasil hoy se mata por genocidio, etnocidio y ecocidio”, expresa contundente Sonia Guajajara. Ella es una de las integrantes de la multitudinaria comitiva de líderes indígenas que ha recorrido durante 35 días una veintena de ciudades europeas. En total, 12 países donde, según narra Guajajara, han «plantado una pequeña semilla para descarbonizar la mente de muchas autoridades gubernamentales”. El objetivo, explica, es denunciar las graves violaciones de derechos que sufren los pueblos indígenas. Por ello, exigen una transformación en el modelo económico del país que permita «cambiar el modelo de explotación de nuestros territorios», además de leyes específicas para combatir “los abusos” a los que está sometida la Amazonia.
Bajo el lema ‘Sangre Indígena, ni una gota más‘, la delegación indígena finalizó su tour este martes, en Madrid, tras hacer también parada en Barcelona y Valencia. El escenario escogido para dar el último discurso fue una de las salas del Congreso de los Diputados. Allí, el grupo transmitió sus demandas ante representantes de ONG, ciudadanos que acudieron a apoyar la causa, y tan solo dos diputados (una de ERC y otro de Unidas Podemos), a pesar de que todos los grupos parlamentarios fueron invitados, según la organización.
“Es importante que cada país, empresa y persona asuma su parcela de responsabilidad. Por eso hemos venido aquí, para que Europa apoye la lucha de los pueblos indígenas”, expresaba Sonia Guajajara, uno de los rostros más visibles de la comunidad indígena defensora del medio ambiente. Para la líder brasileña, “Europa tiene que hablar con sus políticos para garantizar la trazabilidad de los productos que proceden de zonas de conflictos y están causando la deforestación de la Amazonia”.
Para la que fuese primera mujer indígena en optar a la vicepresidenta del Ejecutivo brasileño, “ya no necesitamos más mártires, sino personas vivas para poder luchar todos juntos contra el capitalismo”. En este sentido, recalca que las consecuencias de esta cruenta violencia contra los suyos «no afecta solo a los pueblos indígenas, sino a todo el mundo».
A lo largo de todo su discurso, Sonia Guajajara reivindicó la importancia de los pueblos indígenas, pidiendo que no se les vea como “pobrecitos”, sino “que se reconozca nuestra potencia para preservar la vida de millones de personas”. Recuerda que “el 5% de la población mundial” es indígena, y que estos son responsables de “proteger el 82% de la biodiversidad que sigue existiendo en el planeta”. Una labor que, denuncia, “pagamos con nuestra vida”.
Una contribución que, recalcan, no se ve reflejada en las grandes cumbres y eventos internacionales por el clima. “El mundo no está reflexionado sobre la forma en que de verdad se puede luchar contra el cambio climático”, explica Guajajara. Si bien se menciona en estas citas a las comunidades indígenas como “una de las alternativas para combatir el cambio climático”, luego “nuestras voces no son comprendidas”. Para ella, la “crisis climática es una de las urgencias más acuciantes del siglo XXI, y está comprobado que, donde hay presencia indígena, los bosques y selvas siguen en pie”.
Finalmente, la comitiva indígena ha hecho un llamamiento para que «todas las mujeres del mundo» se manifiesten el próximo 7 de diciembre, en el marco de la COP 25 que acoge Madrid, para seguir denunciando la destrucción de la selva amazónica.
9.762 kilómetros cuadrados menos de Amazonia
Acorde a los datos preliminares del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, la selva amazónica ha perdido, entre agosto de 2018 y julio 2019, un total de 9.762 kilómetros cuadrados de cobertura arbórea, una superficie similar a la provincia de Lugo. Esto representa casi un 30% más de deforestación que la registrada en el mismo periodo de 2018, siendo el peor dato desde 2008, cuando se deforestaron 13.000 kilómetros cuadrados.