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El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha acordado este fin de semana su hoja de ruta hasta 2030. Durante esta década, el grupo ligado a la ONU publicará una serie de informes con la mayor y más actual evidencia en torno al cambio climático, además de una serie de informes técnicos y uno especial.
Tras una reunión de cuatro días en Estambul (Turquía), más de 300 delegados de 120 gobiernos decidieron la estructura científica de trabajo del IPCC para el Séptimo Ciclo de Evaluación (AR7, por sus siglas en inglés), que es como se conoce a los períodos (que duran entre 5 y 7 años) durante los cuales cientos de especialistas elaboran diversos informes para su posterior difusión.
En marzo de 2023 se puso fin al Sexto Ciclo de Evaluación tras ocho años de trabajo, seis grandes documentos y una pandemia de por medio. Hasta el momento, ha sido el ciclo más productivo e importante al coincidir en el tiempo con el Acuerdo de París, el pacto mundial que guía la acción climática desde 2015.
Para este nuevo periodo, los países han decidido que se elaboren, como es habitual, tres informes de evaluación más uno de síntesis. El primero se centrará en la base científica física del cambio climático. El segundo, en impactos, adaptación y vulnerabilidad. Y el tercero estará dedicado a la mitigación del cambio climático, es decir, a aquellas medidas que sirven para reducirlo. Los cuatro informes compondrán el Séptimo Informe de Evaluación.
Estas publicaciones son elaboradas por distintos grupos de trabajo. La siguiente tarea del IPCC será determinar los temas que se abordarán en cada evaluación e iniciar el proceso de selección de las personas que se encargarán de su redacción. Ambas cuestiones se abordarán en próximas reuniones.
Salvo contratiempos, los tres informes de los Grupos de Trabajo verán la luz, previsiblemente, entre 2028 y 2029. Antes, en 2027, está previsto que se publique un informe especial sobre el cambio climático y las ciudades aprobado durante el anterior ciclo. Y no será hasta finales de 2029 cuando se publique el informe de síntesis.
De forma paralela, los países que integran el IPCC han acordado por consenso (que es como funciona siempre el Panel) llevar a cabo una revisión de las Directrices Técnicas del IPCC de 1994 sobre impactos y adaptación, así como indicadores, métricas y directrices de adaptación. Este informe saldrá al mismo tiempo –pero de forma separada– que la contribución del Grupo de Trabajo II.
Durante esta década, también verán la luz dos informes metodológicos: uno sobre los forzadores climáticos de vida corta y otro sobre las tecnologías de eliminación del dióxido de carbono y la captura, utilización y almacenamiento de carbono.
«El Panel ha dado un paso crítico al trazar el rumbo para todo el ciclo. Sus decisiones reflejan el interés de los gobiernos miembros en obtener información científica relevante para sus políticas, una información que sea, además, oportuna y procesable lo antes posible, y contribuir asimismo al segundo Balance Global de 2028. Hay un énfasis notable en la adaptación al cambio climático», ha señalado Jim Skea, elegido el año pasado presidente del IPCC para el Séptimo Ciclo de Evaluación.