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El informe del IPCC marca el camino hacia un mundo menos cruel en pleno caos climático

El documento que sintetiza casi una década de ciencia climática reconoce los años de acción perdidos, proyecta los posibles futuros, y señala las herramientas más efectivas para afrontar la crisis climática. No habrá más informes hasta finales de 2030, año en el que las emisiones deberán haberse reducido casi a la mitad.
El informe del IPCC marca el camino hacia un mundo menos cruel en pleno caos climático
Foto: IISD/ENB

El IPCC ha presentado su último informe sin nada nuevo que decir desde el punto de vista científico, y aun así, es el trabajo más importante que han publicado hasta la fecha. Tras este, ya no habrá más documentos del órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar climática hasta finales de década, fecha donde se podrá saber si se tomaron las decisiones correctas o se permitió agravar aún más la crisis climática.

Este lunes se ha puesto fin al Sexto Ciclo de Evaluación del IPCC que arrancó en 2015. El informe de síntesis, presentado en la jornada de hoy, se encarga de sintetizar y resaltar lo más destacado de seis extensos trabajos publicados desde 2018: tres informes especiales (uno dedicado a los impactos a planeta con un calentamiento de 1,5 ºC; otro sobre el cambio climático y la tierra; y otro sobre el océano y las zonas congeladas del planeta) y el Sexto Informe de Evaluación, compuesto a su vez por tres informes (uno sobre las bases físicas del cambio climático, otro sobre los impactos y adaptación, y otro sobre cómo hacer frente al cambio climático). En total, ocho informes (los seis nombrados, más el de síntesis, más uno de carácter técnico sobre los gases de efecto invernadero) con la mejor y mayor evidencia sobre el cambio climático que ha existido jamás.

Hicieron falta dos días más de lo programado para aprobar el informe, lo que provocó que muchos delegados (y autores) se tuvieran que marchar de Interlaken (Suiza) antes del cierre, sobre todo los de países del sur global. Valérie Masson-Delmotte, copresidenta del Grupo de Trabajo 1 del IPCC, explica a Climática que “entre el sábado y el domingo por la mañana, los autores modificaron muy pocas frases” ya que “la mayor parte de lo que se aprobó se había acordado antes en grupos de contacto o era muy parecido al texto inicial”. Así, la paleoclimatóloga francesa detalla que “la perspectiva de los delegados ausentes también fue una razón para no añadir cambios tan tarde en el proceso”.

Una ventana de esperanza entreabierta

El informe arranca con la verdad por delante. Una que se ha venido repitiendo de forma sistemática por parte del IPCC y múltiples organismos y especialistas: se han perdido unos años valiosísimos para hacer frente al cambio climático: “El ritmo y la escala de lo que se ha hecho hasta ahora, y los planes actuales, son insuficientes”, reconoce el panel intergubernamental. 

Aun así, todavía hay tiempo para actuar. Siempre será mejor tarde que nunca. Cada rincón del planeta está ya bajo los efectos del calentamiento global, y el inmovilismo sólo hará incrementar la velocidad, intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, y desatará un sin fin de impactos visibles desde la cotidianidad de nuestros días.

Los culpables, los enemigos número uno del clima y la vida, no son otros que el carbón, el petróleo y el gas. Lo señala el propio IPCC: “Más de un siglo de quema de combustibles fósiles, así como de un uso desigual e insostenible de la energía y del suelo, ha provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales”. Una cifra que se queda desfasada: a día de hoy, el calentamiento del planeta respecto a la época preindustrial (1850-1900) se sitúa ya cerca de 1,3 ºC a nivel global.IP

Esta década es de vital importancia para el porvenir de los seres vivos y ecosistemas. Está en juego algo mucho más trascendental y realista que una supuesta extinción humana: el bienestar y dolor humano y animal de las generaciones futuras, pero también de las actuales. Porque las sequías, las olas de calor, los ciclones tropicales, la falta de alimentos, las migraciones, los incendios incontrolables, la pérdida de biodiversidad, el deshielo, la subida del nivel del mar, el deterioro del océano y las ciudades inhabitables, por poner sólo algunos ejemplos, son ya un drama en el presente, donde el calentamiento de la atmósfera es ínfimo en comparación a los más de 4 ºC que puede haber para finales de siglo si no se actúa de forma urgente y real.

Demorar las transformaciones necesarias, recuerda el IPCC, puede llevar a un punto en que sea demasiado tarde para revertir o evitar los peores impactos del cambio climático. En este sentido, quienes más desean que todo siga como hasta ahora son quienes se enriquecen con esta situación. Mientras, los recursos para afrontar las pérdidas y daños, así como la adaptación, no terminan de llegar. “La acción climática acelerada sólo será posible si se multiplica por mucho la financiación”, explica Christopher Trisos, uno de los autores del informe. Es claro al respecto: “Una financiación insuficiente y desajustada está frenando el progreso».

Sabemos qué hay que hacer; y si no, el IPCC lo recuerda

El informe de síntesis, como todos los trabajos del IPCC, tiene un resumen para responsables de políticas. Se trata de una versión reducida (en este caso, de 36 páginas) que, a diferencia del informe completo (compuesto por miles de páginas) es aprobado –línea por línea– bajo la supervisión de los 195 países miembros. 

Por tanto, los gobiernos no podrán hacer como que no lo sabían. Por ejemplo, la afirmación –presente en el informe– de que “existe suficiente capital mundial” para reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero si se reducen las barreras existentes, la han dado ellos por buena. Lo que no habría son las ganas y voluntad.

Aumentar la financiación de las inversiones climáticas –y no las que destruyen el clima– es ahora mismo una prioridad más. En esta línea, el panel experto pide compartir y cooperar con el objetivo de que todas las comunidades puedan “reducir o evitar el consumo intensivo de carbono”: “El compromiso político, las políticas coordinadas, la cooperación internacional, la gestión de los ecosistemas y la gobernanza inclusiva son importantes para una acción climática eficaz y equitativa”, enfatiza el IPCC en el apartado dedicado a dar respuestas a corto plazo.

El panel apuesta por “una mejor comprensión de las consecuencias del consumo excesivo” para “ayudar a la gente a tomar decisiones con más conocimiento de causa”. 

Actualmente, casi la mitad de la población mundial vive en regiones muy expuestas a los impactos del cambio climático. Solo en la última década, la mortalidad humana por inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces mayor en las regiones altamente vulnerables en comparación con las regiones con una vulnerabilidad muy baja.

La solución a esta delicada situación pasa, según el IPCC, por “un desarrollo resistente al clima”. Recuerda que el acceso a energías y tecnologías limpias mejora la salud, “especialmente la de las mujeres y los niños”. También que la electrificación combinada con energías bajas en emisiones de carbono y los desplazamientos a pie, en bicicleta y transporte público contribuyen a mejorar la calidad del aire y la salud, y pueden generar seguridad energética y ofrecer equidad. “Los beneficios económicos para la salud de las personas derivados únicamente de la mejora de la calidad del aire serían aproximadamente los mismos, o incluso mayores, que los costes de reducir o evitar las emisiones”, apunta el grupo de especialista ligado a la ONU.

Todo ello y más con el objetivo prioritario de limitar el calentamiento global lo máximo posible, siendo 1,5 °C la meta más ambiciosa. Por eso, el IPCC reconoce la necesidad de contar con todo el conocimiento posible, ya sea científico, indígena o de comunidades locales

La política y la presión ciudadana decidirán 

El Sexto Ciclo de Evaluación ya es historia, en todos los sentidos. Para cuando llegue el séptimo ciclo de informes, hacia finales de esta década, las emisiones de gases de efecto invernadero tendrán que haberse reducido casi a la mitad para mantener la temperatura a lo fijado en el Acuerdo de París.

Para ello, es urgente acometer cambios en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso del suelo. No solo permitirían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que facilitarían “que las personas lleven estilos de vida bajos en carbono, lo que también mejorará la salud y el bienestar”, apunta el informe. 

"Los cambios transformadores tienen más probabilidades de éxito cuando hay confianza, cuando todos trabajan juntos para dar prioridad a la reducción de riesgos, y cuando los beneficios y las cargas se comparten equitativamente", ha pedido el presidente del IPCC, Hoesung Lee

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