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La mayor parte del planeta, sumida en la crisis de la COVID-19, ha visto paralizada su actividad social y económica. Y los efectos no han tardado en mostrarse: las emisiones diarias de CO2 han sufrido una enorme caída respecto al año pasado. Sin embargo, es poco probable que esta situación dure mucho tiempo, según un nuevo análisis liderado por un equipo internacional de especialistas.
El estudio, publicado este martes en la revista científica Nature Climate Change, concluye que las emisiones diarias disminuyeron un 17% a nivel mundial durante el pico del confinamiento, el 7 de abril, en comparación con los niveles medios diarios en 2019. O lo que es lo mismo, se dejaron de emitir 17 millones de toneladas de dióxido de carbono, bajando a niveles observados por última vez en 2006.
En España, la caída máxima de las emisiones fue del 31,9%, mientras que en el conjunto de la Unión Europea el descenso fue del 27%. «Las políticas de confinamiento al estilo del coronavirus no están destinadas a resolver la crisis climática, pero los datos en tiempo real que recogemos ahora pueden ayudarnos a diseñar políticas climáticas más eficaces en el futuro», sostiene Glen Peters, director de investigación del Centro CICERO de Investigación Climática Internacional en Oslo y uno de los autores del estudio.
En este sentido, el estudio refleja que las respuestas sociales por sí solas, sin aumentos en el bienestar y en las infraestructuras de apoyo, no impulsarán las reducciones profundas y sostenidas que necesita el planeta para mitigar el cambio climático.
Por sectores, el transporte por carretera llegó a sufrir una caída de su actividad del 50%, lo que se traduce en un descenso de las emisiones del 43% durante el 7 de abril. «En las ciudades y los suburbios, el apoyo a los desplazamientos a pie y en bicicleta, y la adopción de bicicletas eléctricas, es mucho más barato y mejor para el bienestar y la calidad del aire que la construcción de carreteras, y preserva el distanciamiento social», afirma la profesora de la Universidad de East Anglia, Corinne Le Quéré, quien dirigió el análisis.
La industria y la energía representan en conjunto otro 43% de la disminución de las emisiones mundiales diarias. En cuanto a la aviación, un sector que ha visto enormemente afectado por las restricciones a la hora de volar -según el estudio, llegó a reducir un 75% su actividad-, representa un 10% de la disminución de las emisiones durante la pandemia.
Explica Corinne Le Quéré que para el estudio, el equipo de científicos y científicas analizó las políticas gubernamentales de confinamiento de 69 países responsables del 97% de las emisiones mundiales de CO2. En el punto álgido del confinamiento, las regiones responsables de un 89% de las emisiones globales «estaba bajo algún nivel de restricción».
El cambio total estimado en las emisiones de la pandemia asciende a 1.048 millones de toneladas de dióxido de carbono (MtCO2) hasta finales de abril. Por países, China se coloca a la cabeza con una disminución de 242 MtCO2, seguida de Estados Unidos (207 MtCO 2), Europa (123 MtCO 2) e India (98 MtCO 2).
Tres posibles escenarios para 2020
En cuanto al cómo afectará el confinamiento en las emisiones anuales de 2020, el estudio modeló tres posibles escenario, dependiendo de la duración del confinamiento y el alcance de la recuperación. Si la población mundial vuelve a la vida precoronavirus en junio, el descenso en las emisiones sería de un 4%. En cambio, si las emisiones vuelven a los niveles prepandémicos alrededor de la segunda quincena de julio, proyectan una disminución de cerca del 5%. Por último, si se mantienen algunas restricciones hasta final de año, la caída llegaría al 7%, la mayor desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Con todas estas variables, el rango completo de proyecciones para el 2020, incluyendo las incertidumbres, es de una disminución del 2% al 13%, señalan los autores.
Precisamente, a principios de año, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó su informe Brecha de Emisiones, en el que se concluía que si se quiere limitar el calentamiento en 1,5 ºC, en la próxima década las emisiones deberían disminuir en un 7,6% cada año. Según el profesor Rob Jackson de la Universidad de Stanford, presidente del Global Carbon Project y coautor del análisis, «necesitamos un cambio sistémico» y «no reducciones temporales por un comportamiento forzado».
Los autores del estudio alertan del posible efecto rebote. Y ponen como ejemplo la crisis económica de 2008. Entonces, se produjo una disminución de las emisiones del 1,5%, pero 2010 hubo un repunte del 5,1%, con lo que las emisiones mundiales volvieron a su trayectoria de alta intensidad de carbono como si la crisis no hubiera tenido lugar.
Soluciones para el poscovid
La disminución de las emisiones de este año, por muy pronunciada que sea, no reducirá notablemente el impacto del cambio climático, ya que la caída es extremadamente pequeña comparada con las emisiones acumuladas hasta ahora en la atmósfera.
El equipo internacional señala una serie de oportunidades con el objetivo de poner en marcha «cambios estructurales mediante la aplicación de estímulos económicos alineados con las vías de bajas emisiones de carbono». En lo referido a la movilidad, instan a caminar y usar las bicicletas, poniendo como ejemplo las ciudades de Bogotá, Nueva York y Berlín. También recomiendan una mejora en la planificación urbana y nuevas soluciones de movilidad compartida, además del uso de vehículos eléctricos. Asimismo, recomiendan el teletrabajo siempre que sea posible, y reducir la demanda de la aviación apoyando un mayor turismo local y priorizando las videollamadas en vez de reuniones presenciales.
Atxe en su viñeta RECLUTAS NEGLIGENTES está muy acertada, como siempre.
Que alivio ha supuesto el confinamiento para la Madre Naturaleza.
Nunca he visto unos cielos tan limpios y una primavera tan lluviosa.