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Macron aparca su gran promesa verde

El pasado mes de diciembre, el gobierno francés anunció su deseo de incluir la “lucha contra el desajuste climático” en la Constitución. Y se quedó en eso, en deseo.
Macron aparca su gran promesa verde
Emmanuel Macron añade el fiasco del referéndum a una larga lista de promesas incumplidas en materia ecológica. Foto: MATHIEU CUGNOT / UNIÓN EUROPEA

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En Francia existe ya una raza de macronólogos que sabe interpretar, a las primeras de cambio, cada acción del presidente. Cuando el pasado mes de diciembre anunció su intención de cambiar la Constitución para incluir en ella una mención expresa a la defensa del medioambiente, muchos intuyeron que se trataba de un brindis al sol.

La idea original era incluir la siguiente frase entre los primeros artículos de la Carta Magna: “La República garantiza la preservación de la biodiversidad, del medioambiente y lucha contra el desajuste climático”. La fórmula se consensuó con los integrantes de la Convención Ciudadana por el Clima, pero ésta, como tantas otras propuestas surgidas de aquellas reuniones, también se ha quedado en el tintero. El malestar creado entre los participantes de aquellos debates, con cuyas ideas Macron se comprometió a redactar una ley de cambio climático, es enorme.

Desde el principio se sabía que cambiar la Constitución no sería fácil. Primero había que convencer a los integrantes del Parlamento y luego aprobar el nuevo texto mediante un referéndum. El proyecto tropezó con la primera piedra, el Senado, y de ahí no se va a mover. Los Republicanos (el partido gaullista fundado por Nicolas Sarkozy) se opusieron a la formulación del nuevo artículo. A su juicio, el verbo “garantizar” es demasiado constrictivo y amenaza la buena marcha de la economía del país. El debate se enredó entonces en el léxico: unos proponían “preservar”, otros “actuar”, y como el acuerdo no sólo no llegaba sino que se complicaba, el primer ministro, Jean Castex, dio carpetazo al asunto.

La derecha francesa tradicional carga así sobre sus hombros con la responsabilidad de dejar a la ciudadanía sin el prometido referéndum verde, un fracaso que varios medios anticiparon hace meses. Y tampoco se oyeron grandes lamentaciones por parte del entorno macronista. “Hay que pasar a otra cosa”, decía ya entonces un colaborador del presidente en Le Journal du Dimanche. Según The New York Times, este abandono supone un duro revés para Macron, “que había presentado esta revisión constitucional como el pilar simbólico de su política en defensa del medioambiente”.

Maniobras contra Macron antes de las presidenciales

Tras el rechazo ideológico de Los Republicanos a las políticas verdes (su radical oposición a la energía eólica es célebre) se esconde también una maniobra política: dar vía libre al referéndum supondría un éxito para Macron tras el descalabro de las últimas elecciones regionales. Y la derecha tradicional no quiere que el presidente se apunte ese tanto. Rechazado por los chalecos amarillos, por los ecologistas y, por supuesto, por los votantes de extrema derecha, el caladero de posibles votantes mengua día tras día para Macron.

Su afán por presentarse como un mandatario preocupado por el medioambiente ha cosechado derrotas continuadas. Primero prometió prohibir el uso del glifosato (un herbicida clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”), pero dio marcha atrás. Luego intentó aumentar las tasas sobre los combustibles fósiles pero se encontró con la firme oposición de los agricultores (los primeros chalecos amarillos, disconformes con que se les subieran los impuestos a ellos mientras se los bajaban a los ricos) y también se retractó. Mas tarde reunió a la Convención Ciudadana por el Clima y desechó la mayoría de sus propuestas (el 70% de ellas acabó en la papelera, como explicaba Marie Toussaint; el eurodiputado ecologista Julien Bayou ha actualizado esa cifra: el 90%). La renuncia al referéndum para incluir la lucha contra el cambio climático en la Constitución es el último capítulo de un libro repleto de patinazos verdes.

“No es un presidente fiable”, afirmaba Bayou en France Info. A su juicio, el referéndum estaba destinado desde el principio a “enmascarar” el fiasco de la Convención Ciudadana por el Clima. “Y ese subterfugio ha funcionado muy bien”. El líder del partido Europe Écologie Les Verts se despachó a gusto contra Macron, a quien considera el principal responsable del fracaso del referéndum, por delante incluso de Los Republicanos: “Ha olvidado todas sus promesas. Recuerden, por ejemplo, aquello de ‘Make our planet great again”.

“Se ha permitido dar lecciones a Bolsonaro y a Trump, pero en la misma Guayana Francesa el Estado organiza la deforestación e instala centrales contaminantes. Esa es la realidad. Tenemos un presidente que ha faltado a todos sus compromisos en materia climática”, añadió Bayou. “¿Es un mentiroso, Emmanuel Macron?”, terciaba el periodista Lorrain Sénéchal. “Por supuesto”, respondía el secretario nacional de Los Verdes. “Necesitamos un presidente que repare y que prepare. Que repare, porque este país tiene un problema de justicia social, de desigualdad. Y que prepare, porque la crisis climática está aquí. Pero lo que tenemos es un presidente que le da la espalda al futuro”.

La carrera por las presidenciales ha comenzado y Macron, convertido hoy en el muñeco del pim pam pum de la política francesa, busca la manera de engancharse a ella.

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