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La temperatura ha subido de media 1 ºC desde la época preindustrial, y sus efectos son ya más que visibles. La crisis climática es real, y está provocado por los seres humanos. Sin embargo, no todos han contribuido a ella de la misma manera. El 1% más rico de la población mundial ha sido responsable de más del doble de las emisiones de gases de efecto invernadero que la mitad más pobre de la humanidad, conformada por 3.100 millones de personas, durante el cuarto de siglo en el que las emisiones han alcanzado niveles sin precedentes. Así lo concluye el nuevo informe de Oxfam Intermón, Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono, publicado este lunes.
El estudio se basa en una investigación llevada a cabo junto al Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo. Su publicación coincide con la reunión que llevarán a cabo los líderes mundiales en la Asamblea General de las Naciones Unidas para debatir los desafíos globales, entre los que se incluye la crisis climática. Para ello, la organización ha evaluado las emisiones de consumo de los diferentes grupos de ingreso entre 1990 y 2015, los 25 años en los que la humanidad duplicó la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Este trabajo detecta que el 10% más rico de la humanidad fue responsable de más de la mitad (52%) de las emisiones acumuladas en la atmósfera entre 1990 y 2015.
Durante el período analizado, el 10% más rico dilapidó un tercio del presupuesto global de carbono restante para mantener el calentamiento global por debajo del 1,5ºC al que apela el Acuerdo de París, en comparación con sólo el 4% de la mitad más pobre de la población mundial.
El presupuesto de carbono hace referencia a la cantidad de gases de efecto invernadero que pueden emitirse a la atmósfera sin provocar que la temperatura media global se eleve por encima de 1,5 ºC. De continuar los más ricos al ritmo actual, este presupuesto se agotará para 2030, alerta Oxfam. Para evitar esa subida de temperatura, la organización estima que las emisiones per cápita del 10% más rico tendrán que ser alrededor de diez veces más bajas para la próxima década, lo que equivale a reducir las emisiones anuales globales en un tercio. Asimismo, estos datos sirven, según el informe, para desmontar «el mito popular y político que durante años ha centrado la responsabilidad del aumento de emisiones en el impacto de la creciente clase media de países como China y la India».
Los más afectados son los menos responsables
Este informe saca a la luz, una vez más, que quienes más sufren los efectos del calentamiento global son los que menos contribuyen a ello. En este sentido, Oxfam detecta dos grupos especialmente vulnerables. Por un lado, «las personas en mayor situación de pobreza y exclusión, y que ya tienen dificultades para hacer frente a los efectos de la crisis climática», explican. Por otro lado, «las generaciones futuras, que heredarán un presupuesto de carbono agotado y un mundo que avanza a pasos agigantados hacia el colapso climático».
«Esta desigualdad extrema de emisiones de carbono es una consecuencia directa del afán de nuestros gobiernos durante décadas por fomentar un crecimiento económico extremadamente desigual y basado en el carbono», sostiene Paula San Pedro, portavoz de cambio climático de Oxfam Intermón.
La pandemia, punto de partida para cambiar el rumbo
Con el fin de reducir las emisiones, frenar las desigualdades y mejorar la salud pública, Oxfam Intermón propone una serie de políticas públicas. Instan a gravar determinados bienes y servicios de lujo que generan un gran volumen de emisiones, y ponen como ejemplos los SUV y los vuelos. También apuestan por ampliar la infraestructura digital y de transporte público. Asimismo, consideran imprescindible que estas políticas se pongan en marcha «ya, antes de que se agote el presupuesto global de carbono y se sobrepase el límite de 1,5ºC de calentamiento global»: «Limitarnos a reiniciar nuestras economías precovid, anticuadas, injustas y contaminantes, ya no es una opción viable», sostiene San Pedro.
Para dar un impulso a este cambio, Oxfam Intermón, junto a Greenpeace y Ecologistas en Acción, han presentado esta semana un recurso ante el Tribunal Supremo «por su inacción ante el cambio climático».
Sólo tienes que hojear alguna vez el Hola o alguna revista similar para ver el «tren de vida» de los ricos españoles, lo que muestran y lo que me imagino que ocultan, ya ni me puedo imaginar cual debe ser el de los más ricos del Planeta.
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La contaminación mata cada año a 30.000 personas en el Estado español. La principal causa de esta contaminación en las ciudades es el tráfico rodado motorizado que es, a su vez, el mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI) en España, con el 25 %. El tráfico es también responsable de gran parte de la contaminación acústica en las ciudades. Ante esta situación, las ZBE, si están bien diseñadas, son una eficaz herramienta para mitigar estos problemas.
Uno de los ejemplos de reducción de la contaminación con una ZBE es Madrid Central. Durante su primer año de funcionamiento, este proyecto consiguió una reducción del 20 % en la concentración de gases contaminantes en la zona central de la capital y está considerada una de las ZBE más eficientes de Europa.
A pesar de esto, Ecologistas en Acción y otras organizaciones de la sociedad civil han debido defender Madrid Central frente a los tribunales en más de una ocasión. Esta misma semana, la organización ecologista ha presentado un recurso contra una sentencia del TSJ de Madrid que podría desmantelarla.