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Los cielos de Sídney están teñidos de rojo. El humo asfixia las calles, y las aguas de las playas están negras por las cenizas de los incendios que rodean a la ciudad australiana. En Filipinas, al menos 17 personas perdieron la vida ante el paso del tifón Kammuri y cientos de miles no pueden regresar a sus hogares. Los glaciares se derriten, amenazando a casi 2.000 millones de personas con la escasez de agua. Las cosechas pierden productividad.
En España, el cuadro no es mejor. Las playas de la Comunidad Valenciana son engullidas por el Mediterráneo, que también pone cerco al Delta del Ebro. Decenas de poblaciones, incluidas algunas capitales de provincia, sufrirán la misma suerte. La desertificación avanza desde el Sureste. Y en la otra esquina, en el noroeste, respiran de alivio momentáneo, porque este año los incendios parecen dar una relativa tregua. El dengue ya es una enfermedad autóctona en nuestro país.
La emergencia climática sigue avanzando sin descanso. Y mientras tanto, en Madrid, en una capital convertida por unos días también en la capital mundial del clima, las negociaciones siguen detenidas. Ni ambición, ni finanzas, ni pérdidas y daños. Nada parece generar consenso en las salas de IFEMA, y por mucho que la ministra de Transición Ecológica en funcioneds, Teresa Ribera, se congratule de la indignación de los más jóvenes, eso no es suficiente. Solo aquellos que tienen poder pueden ejercerlo, y son aquellos que, con los pases de color violeta de las delegaciones de los países, recorren estos días los pasillos de la Cumbre. Por encima de ellos, anuncios de Endesa, Iberdrola, Suez y Acciona.
Negociaciones estancadas
Los ministros y representantes de alto nivel de las delegaciones han llegado este martes a Madrid. Su llegada se produce sin que haya habido avances significativos de las negociaciones técnicas. La frustración y el pesimismo están en el centro de todas las conversaciones, y la desconexión con las personas que representan a organizaciones de la sociedad civil dentro y fuera de IFEMA crece por momentos.
Uno de los puntos que ya ha quedado pospuesto es el de la transparencia en la declaración de emisiones. Los Estados no consiguieron, en la noche del lunes, alcanzar un acuerdo para homogeneizar un conjunto común de normas. Todas las miradas apuntan a China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero en términos absolutos. El gigante asiático se ha opuesto tradicionalmente a imponer unas normas estrictas al respecto.
Ni Artículo 6, ni compensación, ni género, ni ambición
El gran objetivo de la COP 25 era consensuar unas normas claras en cuanto a la articulación de los mercados de emisiones y créditos de carbono. Estas normas están recogidas en el Artículo 6 del Acuerdo de París. Sin embargo, el texto continúa abierto a debate, después de que una semana de negociaciones a gran lentitud hayan dejado los textos prácticamente igual que al principio. No se ha producido ningún avance significativo.
Tampoco se ha avanzado en la vertebración de un sistema que permita compensar a los países que sufren mayores impactos por el cambio climático. Tanto este asunto como en el de los mercados de emisiones, serán los ministros los que recojan el testigo. También se pospuso cualquier avance en los puntos más importantes de la cuestión de género.
En la agenda de la COP no figuraba un aumento de la ambición de las Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC en sus siglas en inglés) de los países. Eso ocurrirá el año que viene en Glasgow. Sin embargo, la presión en las calles, donde el pasado viernes 6 de diciembre cientos de miles de personas lo exigieron han impulsado el tema a los pasillos de IFEMA. Eso no significa que haya habido avances, aunque todavía podría haber anuncios por parte de algunos países de aquí al final de la conferencia.
Reacciones
Una delegación de las Islas Marshall y otros países vulnerables mostró su frustración al respecto. “En las Islas Marshall no nos queda ya tiempo”, afirmó la delegada Kathy Jetñil-Kijiner. Bhutan, miembro del grupo negociador de Países Menos Avanzados (PMA) también pidió más ambición, afirmando que los habitantes de esos países lo necesitan “desesperadamente”.
Las personas delegadas de las Islas Marshall, Bhutan y otros países vulnerables estuvieron flanqueados por representantes de Alemania, Noruega y España (por quien acudió Teresa Ribera). Los tres países se comprometieron a buscar la “máxima ambición” en los foros de la Unión Europea.
Por su parte, Harjeet Singh, líder de la ONG ActionAid afirmó que el progreso ha sido “frustrantemente escaso en el tema clave de las finanzas para los supervivientes de los desastres climáticos”, en referencia los mecanismos de pérdida y daño. “Los países en desarrollo han puesto propuestas específicas sobre la mesa, pero están estancadas”, afirmó Singh, pidiendo a la UE que rompa el bloqueo. “Los países ricos no pueden seguir ignorando las necesidades de los más vulnerables”, añadió.