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Si Marty McFly y Doc hubiesen viajado del pasado hasta la España de abril de 2023 pensarían que el Delorean se equivocó con la fecha, que hace demasiado calor para estar en el cuarto mes del año. Pero los termómetros no mienten. Los 38,8 ºC del aeropuerto de Córdoba (la más alta en la España peninsular desde que hay datos) y los casi 200 récords de temperatura máxima alcanzados durante ese periodo evidencian la magnitud del problema. Este episodio de calor, además, hubiera sido «casi imposible» sin el cambio climático, como indicó recientemente un estudio de atribución.
En este punto, cabe señalar quiénes son los responsables principales que están llevando al planeta y al clima a un terreno desconocido para la humanidad. Si bien hay muchas actividades humanas que influyen en el calentamiento global, dos son las que más contribuyen a ello: la deforestación y, sobre todo, la quema de combustibles fósiles.
A las encargadas de hacer negocio con el carbón, el petróleo y el gas se las conoce comúnmente como «empresas energéticas», lo que no deja de ser un eufemismo destinado a edulcorar la realidad. Y es que, como escribió la economista y autora del IPCC Julia K. Steinberger, «conviene dejarlo muy claro: las empresas de combustibles fósiles no son empresas energéticas, sino empresas de combustibles fósiles».
Si bien poco a poco muchas de estas compañías están llevando su negocio hacia energías más limpias, como la eólica y la solar, su historia, su evolución, su dinero, sus éxitos, –todo, en resumen– está estrechamente relacionado con los combustibles fósiles, principales culpables del caos climático actual. Además, a día de hoy, la mayoría de los beneficios millonarios que reciben estas empresas procede de la explotación de los hidrocarburos.
Las energéticas, en récord de beneficios
El auge de los precios de los combustibles fósiles desde que empezó la guerra de Ucrania ha llenado las arcas de estas empresas y, en particular, la de sus negocios con petróleo y gas. El cierre de 2022 dejó beneficios récord para casi todas las compañías del sector alrededor del mundo. En España, Endesa (con un 77% más de ganancias que en 2021), Repsol (un 70% más), Naturgy (un 35,8% más) e Iberdrola (un 11,7% más) lideraron el aumento de beneficios.
Los precios se han ido relajando en estos últimos meses (el del petróleo cayó un 20% en el primer trimestre de este año). Por ello, las empresas de carbón, petróleo y gas que ya han publicado sus informes financieros del primer trimestre del año muestran resultados desiguales. Repsol, que supera los 1.100 millones de euros de ganancias en los meses iniciales del año, baja un 20%, mientras Iberdrola, con ganancias de cerca de 1.500 millones, crece un 40%.
Más allá de las cifras, casi todas las empresas del sector tienen un denominador común: se han rebautizado como «energéticas» porque han incorporado fuentes renovables. Sin embargo, siguen siendo petroleras y gasistas en su mayor parte. Así lo demuestran sus informes financieros, los cuales, además, tienden a ocultar las cifras económicas de las renovables o a mezclarla con otras líneas de negocio como el gas o los biocombustibles.
En definitiva, como se ilustra a continuación, los combustibles fósiles han sido y son los causantes de que cada año estas multinacionales ganen miles de millones de euros.
Repsol
En 2022, Repsol –empresa que más gases de efecto invernadero expulsa a la atmósfera en España– obtuvo un resultado neto ajustado de 6.661 millones de euros. En su informe de resultados, la empresa divide sus negocios en exploración y producción, industrial, comercial y renovables, y corporación y otros. Los dos primeros apartados se refieren exclusivamente a las actividades extractivas y petroquímicas de la compañía, es decir, a sus negocios fósiles.
Es ahí también donde se concentra el grueso de los beneficios. El resultado neto ajustado de exploración y producción fue de 3.029 millones, y el industrial de 3.150 millones. Es decir, casi todos los beneficios de Repsol son de origen fósil. El negocio de «comercial y renovables» dejó unas ganancias netas ajustadas de 540 millones.
Además, tal como recoge el informe, la compañía sigue ampliando sus negocios con combustibles fósiles. Durante 2022, cuatro nuevos pozos de petróleo (dos en Estados Unidos y dos en Colombia) fueron declarados «positivos», es decir, aptos para la explotación, y seis más siguen en exploración en Bolivia, Estados Unidos, Guyana, Indonesia y Colombia. La multinacional petrolera invirtió un total de 2.127 millones de euros en exploración fósil durante el año pasado.
Naturgy
La heredera de Gas Natural Fenosa también depende, casi en su totalidad, de los negocios fósiles. En su informe anual, Naturgy no desglosa los beneficios por unidad de negocio, pero sí el EBITDA (una unidad que mide las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones). Por lo tanto, las cifras no son directamente comparables con las de Repsol, pero sí nos sirven para ver el peso que el petróleo y el gas tienen en su actividad.
En 2022, Naturgy –cuarta empresa de España que más gases de efecto invernadero expulsó el año pasado a la atmósfera– obtuvo un EBITDA de 4.954 millones de euros, un 40,4% más que el año anterior. De estos, 2.475 millones se repartieron a través de su negocio de redes de distribución, mayoritariamente de gas (solo en España el negocio de redes eléctricas tiene un peso importante). Otros 2.574 millones proceden de «mercados» basados en gas y generación térmica.
En el apartado de generación, las renovables y «nuevos negocios» suponen un EBITDA de 366 millones de los 2.574 millones totales. Por tanto, a día de hoy, Naturgy se lucra principalmente con los combustibles responsables del calentamiento global.
Iberdrola
El informe anual de Iberdrola –que en 2022 expulsó casi 3 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, la octava en el ranking de emisores de España– especifica los beneficios por unidad de negocio (producción de electricidad o redes), pero no detalla el origen de la energía. El año pasado, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán ganó 4.339 millones de euros, un 11,7% más que en 2021.
Desde Climática nos hemos puesto en contacto con Iberdrola para pedir los datos desglosados, pero no accedieron a ello alegando que la multinacional «no segrega ese dato». Aun así, el informe de evolución de operaciones da algunas pistas sobre dónde centra Iberdrola su negocio.
De toda la energía distribuida en 2022, 235.506 GWh fueron de electricidad (-0,9% respecto a 2021) y 64.892 GWh, de gas (+5,7%). En cuanto a producción, Iberdrola genera gran parte de la electricidad que vende mediante fuentes renovables. De los 125.540 GWh de producción propia el año pasado, 74.525 GWh fueron mediante renovables (sobre todo, eólica terrestre e hidroeléctrica), 23.886 GWh fueron de origen nuclear y 21.306 GWh mediante centrales de ciclo combinado que queman gas.
Endesa
La tercera gran dominadora del mercado eléctrico español (junto a Iberdrola y Naturgy) tampoco especifica los beneficios por unidad de negocio o combustible utilizado en su informe público. Sin embargo, tras ponernos en contacto con ellos, nos indicaron que en sus informes consolidados desglosan las actividades y cifras en función de si están alineados o no con las nuevas reglas de la taxonomía europea, un listado que considera sostenible el gas fósil.
En 2022, Endesa –segunda empresa de España que más contribuye al calentamiento global– obtuvo un EBITDA de 5.565 millones de euros. De esta cantidad, un 11,3% (631 millones) llegó a través de la generación de energía renovable, mientras que un 43% (2.419 millones) se produjo a través de combustibles fósiles. El resto se generó mediante actividades comerciales y de distribución, parcialmente alineadas con las reglas taxonómicas europeas.
¿Y qué pasa con las grandes empresas fósiles del planeta?
Iberdrola y Repsol son las dos mayores compañías energéticas de España. La primera centra su negocio en la electricidad. La segunda, en la extracción y el refinado de combustibles fósiles. De las dos, Repsol es la más internacional, con operaciones en 23 países y una fuerte presencia en América Latina.
Sin embargo, sus números palidecen al lado de las cifras de negocio de las grandes empresas fósiles del planeta, como se puede leer a continuación. Cada compañía divide los negocios de una manera distinta y ocultan conceptos, por lo que algunas cifras son conservadoras y los beneficios de fósiles podrían ser mayores a los descritos.
- Shell. El año pasado tuvo unos ingresos de 381.314 millones de dólares y unos beneficios récord de 39.870 millones de dólares (el EDIBTA ascendió a 84.289 millones). De este total, el negocio de la exploración y la explotación de yacimientos fósiles es el que más aportó (17.319 millones), seguido del gas (16.137 millones), y productos químicos (4.719 millones). Solo estas tres líneas de negocio suponen más de un 95% de sus ingresos, un porcentaje que posiblemente sea mayor pues hay conceptos que no están lo suficientemente detallados. Por ejemplo, por «energías renovables y soluciones energéticas» ganaron 1.745 millones.
- ExxonMobil. El gigante petrolero estadounidense no esconde sus cartas (lo que sí ocultó en los años 70 era que sabía con precisión cómo afectaría el calentamiento global al planeta). En 2022, obtuvo unos beneficios históricos de 55.740 millones de dólares (un 142% más que el año anterior). Cada dólar ganado fue generado a través de los combustibles fósiles: 36.479 millones en exploración y explotación de yacimientos, 14.966 millones en «productos energéticos» (refinado de combustibles) y 3.543 millones en productos petroquímicos. Esto se traduce en que todos los beneficios de ExxonMobil en 2022 procedieron de fuentes de energía que han propiciado un aumento de en torno a los 1,2 ºC en la temperatura del planeta desde la época preindustrial.
- Chevron. El segundo mayor productor de petróleo de Estados Unidos también obtuvo el año pasado unos beneficios récord de 35.465 millones de dólares, un 127% más que en 2021. De acuerdo con su informe anual, el 100% de las ganancias proceden de los combustibles fósiles: 30.284 millones mediante la explotación de yacimientos fósiles y, en especial, por la extracción de gas, y el resto a través de la división de refinado de productos fósiles.
- TotalEnergies. La petrolera francesa registró un resultado operativo neto ajustado de 38.475 millones de dólares (33.765 millones de euros) en 2022, el doble que el año anterior. De acuerdo con su informe de cuentas, la práctica totalidad de sus beneficios se concentra en la producción de combustibles fósiles y el refinado y la producción petroquímica: 12.144 millones de dólares por «gas, renovables y energía»; 17.479 millones por exploración y producción (todo fósil); 7.302 millones por «refinado y petroquímica»; y 1.550 millones de dólares por «marketing y servicios». El EBITDA (ganancias antes de impuestos e intereses) de las operaciones con renovables fue de 565 millones de dólares, una cifra mínima si se compara con los 71.578 millones de euros de EBITDA total.
- Saudi Aramco. No hay sorpresas en la cuenta de resultados de la mayor compañía petrolera del planeta: su negocio es completamente fósil. Su EBIT (beneficios antes de intereses e impuestos) en 2022 fue de 306.512 millones de dólares. Del total, 291.313 millones se corresponde a exploración y explotación de fósiles, y 21.145 millones a su refinado y distribución. En cuanto a los beneficios netos, la compañía árabe reportó unas ganancias de 161.000 millones de dólares, un 46,5% más que en 2021, sin especificar por líneas de negocio. Su única iniciativa ‘sostenible’ es el desarrollo de combustibles de baja intensidad en carbono.
- Gazprom. El gigante estatal ruso es otra compañía que basa su negocios exclusivamente en los fósiles, concretamente el gas y el petróleo. No publica sus estados financieros desde que empezó la invasión en Ucrania. Sin embargo, el Centre for Eastern Studies publicó una serie de datos que muestran el impacto de las restricciones de la Unión Europea. La compañía produjo un 20% menos de gas en 2022 respecto a 2021. Aun así, habría obtenido unos beneficios totales de 37.000 millones de dólares solo durante la primera mitad del año. En 2021, la gasista rusa ingresó 141.506 millones de dólares, de los que 28.723 millones de dólares fueron beneficio neto atribuido, 15 veces más que el año anterior.
- BP. La petrolera británica, quien popularizó a principios de siglo el concepto «huella de carbono», ha hecho bandera de la transición energética, pero su informe financiero cuenta otra historia. De su EBITDA de 60.747 millones de dólares, 21.073 millones están relacionados con el gas y «otros negocios de baja intensidad en carbono» (entre los que se incluyen solar, eólica, hidrógeno, comercialización y biocombustibles), y 26.171 millones con la explotación de petróleo. Otros 13.659 millones se asocian a otros productos, la mayoría de origen fósil. Si tenemos en cuenta el beneficio subyacente, BP ganó 16.063 millones del gas y negocios bajos en carbono, 20.224 millones del petróleo, y 10.789 millones por productos relacionados con Castrol, petroquímicos y refinería.
- Equinor. La petrolera estatal noruega Equinor reportó en 2022 unos ingresos de 150.806 millones de dólares, un 65,9% más respecto a 2021. De este total, la extracción de crudo supuso 58.524 millones de dólares, el gas natural 65.232 millones de dólares, los productos refinados 11.093 millones, y el gas natural licuado 9.240 millones de dólares. Las renovables tan solo (en comparación con las demás energías) generaron unos ingresos de 185 millones de dólares. Por tanto, Equinor tuvo unos ingresos procedentes de los combustibles fósiles de al menos 144.089 millones de dólares, lo que supone más del 95% del total. El 5% restante se atribuye a conceptos como transporte y «otras ventas» los cuales en su mayoría también están relacionados con los hidrocarburos. En cuanto a los ingresos operativos netos, la compañía obtuvo 78.800 millones de dólares: 67.614 millones vinieron de la exploración y producción de fósiles en Noruega, 3.248 millones de yacimientos a nivel internacional, 4.022 millones del negocio en Estados Unidos, y 3.622 millones de dólares de «comercialización, transporte y almacenamiento». Respecto a las renovables, Equinor reportó en 2022 unas pérdidas de 84 millones de dólares.
- EDP. La energética portuguesa es más pequeña, pero merece la pena reseñar su actividad ya que es una de las pocas en la que las renovables tienen un peso real. La compañía generó 849 millones de euros de beneficios a través de la distribución de electricidad y gas (no especifica cuánto a través de cada uno). Su filial renovable, EDPR, obtuvo un beneficio de 671 millones, sobre todo, a través de producción hidroeléctrica, eólica y fotovoltaica.
El 1 % más rico de la humanidad es responsable del doble de las emisiones que el 50 % más pobre y, según las previsiones, en 2030 su huella de carbono multiplicará por 30 el nivel compatible con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C establecido en el Acuerdo de París.
El crecimiento extraordinario en sectores como el de la energía y la alimentación ha disparado de nuevo los patrimonios de los más ricos. Como el informe revela, 95 grandes empresas de energía y de alimentación han más que duplicado sus beneficios en el 2022. Generaron unos beneficios extraordinarios por un total de 306 000 millones de dólares, y destinaron 257 000 millones de dólares (el 84 %) a remunerar a sus ricos accionistas. La dinastía familiar Walton, propietaria del 50 % de la multinacional Walmart, recibió 8500 millones de dólares de dividendos a lo largo del año pasado. Solo en 2022, la riqueza del milmillonario indio Gautam Adani, propietario de grandes compañías energéticas, se ha incrementado en 42 000 millones de dólares (un 46 %). En Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, estos enormes beneficios empresariales han contribuido como mínimo al 50 % del crecimiento de la inflación.
La fortuna de los milmillonarios está creciendo a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, al mismo tiempo que al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que la inflación crece por encima de los salarios.
Con la aplicación de un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, lo que permitiría que 2000 millones de personas salieran de la pobreza.
«Mientras la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los súper ricos han superado incluso sus sueños más osados. Tras solo dos años, la presente década ya se perfila como la mejor hasta la fecha para los milmillonarios: una década dorada de bonanza económica para los más ricos del mundo», afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
«Aplicar mayores impuestos a los súper ricos y a las grandes empresas es una puerta de salida a las múltiples crisis a las que nos enfrentamos actualmente. Es hora de derribar el mito de que los recortes fiscales para los más ricos terminarán de alguna manera beneficiando al resto. Cuarenta años de rebajas fiscales para los súper ricos han demostrado que las oleadas de privilegios solo terminan por beneficiarles a ellos.”
Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, pagó un «tipo impositivo real» de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine, vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes….
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