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¿Qué ha pasado?
El calor acumulado en los océanos alcanzó en 2019 un nuevo récord. El aumento de temperatura de los mares es una de las mejores maneras de cuantificar el calentamiento global, que es “inequívoco”, según un estudio publicado esta semana en la revista científica Advances in Atmospheric Sciences. La temperatura aumentó especialmente en los 2.000 metros más cercanos a la superficie.
¿Cuánto calor han absorbido los océanos?
Este año, los 2.000 metros superficiales han absorbido 228 zeta-julios más que la media registrada entre 1981 y 2010. Un zeta-julio equivale a 1.000.000.000.000.000.000.000 julios (algo menos de 278 billones de kwh). El calor absorbido por los océanos es equivalente al que hubieran generado todos los habitantes del planeta si hubiesen tenido, cada uno, 100 hornos microondas funcionando durante todo el año, según un cálculo del diario británico The Guardian.
¿Se esperaba esta cifra?
Sí. La tendencia al alza de las temperaturas lleva años constatándose. Los últimos cinco años han sido los más cálidos desde que existen registros. Los últimos diez años también son los diez con temperaturas más altas. El agua tiene un calor específico mucho más alto que el aire (esto es, la cantidad de energía que hace falta para calentar una cantidad determinada), por lo que en lo océanos el calentamiento tiene mucha más inercia. También es mucho más estable, por lo que los científicos usan esta medida como un indicador más fiable para estudiar el calentamiento global.
Los océanos tienen mucha más capacidad de absorber calor que el aire. Acumulan alrededor del 90% del exceso de energía del planeta. Aunque esto no se traduce en un aumento de temperatura tan pronunciado como en la atmósfera, eso no significa que esa energía se haya disipado.
¿Cómo nos afecta la subida de temperaturas de los océanos?
Un océano más cálido significa tormentas y ciclones más potentes y destructivos. También cambia los patrones de precipitación, haciendo la lluvia más errática y torrencial, pero también más escasa en las zonas secas.
Además, el agua, como el resto de sustancias, se expande con el calor. Unos mares más calientes significan, por tanto, un mayor aumento del nivel del mar. Según el oceanógrafo Gabriel Jordà, del Centro Oceanográfico de Baleares, alrededor de la mitad del aumento del nivel del mar (unos 20 cm de media desde principios del siglo XX) se debe a la expansión térmica de los océanos. Por supuesto, unos océanos más cálidos también derriten el hielo de los polos y los glaciares a mayor velocidad.
¿Y cómo afecta a la vida marina?
Los océanos son responsables de gran parte de la producción del oxígeno, y su calentamiento disminuye las áreas en las que se dan las condiciones de vida idóneas para las especies que lo producen. Recientemente se ha sabido que las áreas sin oxígeno se han multiplicado por cuatro en sesenta años.
Además, proporciona alimentos a gran parte de la población mundial. Cada año, la industria pesquera aporta alrededor del 16% de las proteínas que se consumen en el mundo. Sin embargo, los hábitats de numerosos peces están amenazados.
Uno de los hábitas a la vez más importantes y más en peligro son los arrecifes de coral. La mayor temperatura oceánica significa una mayor cantidad y severidad de olas de calor marinas. Estas son la principal causa de los eventos de blanqueo de coral, observados cada vez con mayor frecuencia. La muerte de los arrecifes pone en peligro a gran parte de la biodiversidad marina, pues los arrecifes son los ecosistemas más diversos de los océanos. Hasta 4.000 especies de peces dependen de ellos.
Asimismo, oceános más cálidos significan alteraciones para las especies migratorias, que cambian sus patrones.
¿Cómo se relacionan la temperatura del océano y la de la atmósfera?
Los océanos, al acumular la mayor parte de calor adicional, actúan como reserva del mismo. Así, aunque dejemos de emitir gases de efecto invernadero en este mismo momento, la temperatura de la atmósfera seguiría aumentando durante años. El océano devolvería, poco a poco, el calor extra que ha ido acumulando.
¿Qué podemos hacer?
Lo único que podemos hacer es eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero. El resto de soluciones (geoingeniería, captura de CO2…) son, para el oceanógrafo Gabriel Jordà, “solamente parches”.
Ecologistas en Acción expresa su total apoyo a Juan Clavero y a Antonio Acosta, y exige a la Agencia Tributaria el archivo del expediente sancionador.
La Agencia Tributaria ha notificado a Juan Clavero, el inicio de un expediente por supuesto contrabando de tortugas moras (Testudo graeca). Clavero es el responsable de un proyecto de Ecologistas en Acción que tiene como objetivo devolver a Marruecos un grupo de tortugas moras traídas ilegalmente del país vecino. ¡La Agencia Tributaria solicita una sanción de 20.700 €!.
Esta sanción no puede ser más inexplicable, arbitraria e injusta, y se une a otra de 1.600 € recientemente notificada al profesor y miembro de Ecologistas en Acción, Antonio Acosta, que participa en este mismo proyecto.
Ni Juan Clavero ni Antonio Acosta han traído ninguna tortuga de contrabando desde Marruecos, ni las han comercializado; tan sólo son voluntarios de una asociación ecologista con amplia trayectoria y solvencia que ha organizado un proyecto pionero en Andalucía para devolver ejemplares de tortugas moras traídas ilegalmente a su hábitat natural. La Dirección Provincial de Comercio en vez de apoyar esta iniciativa, tal y como se comprometió, nos denuncia; la Agencia Tributaria, en vez de informarse de esta extraña denuncia, nos sanciona directamente con la máxima severidad. Debe ser que en Cádiz no hay mayores problemas de contrabando para dedicar tiempo y funcionarios a perseguir a dos peligrosos ecologistas que pretenden devolver una especie protegida a su país de origen.
https://www.ecologistasenaccion.org/133413/sancionan-a-juan-clavero-con-20-700e-por-dirigir-un-proyecto-de-devolucion-de-tortugas-moras/