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Verdes por fuera… y negros como los combustibles fósiles que alteran el clima por dentro. Así son las promesas y mensajes de empresas, entidades financieras instituciones y gobiernos locales que dicen luchar contra el cambio climático. Un blanqueo verde (conocido como greenwashing) al que la ONU quiere poner fin.
Este martes, en el marco de la COP27 que se celebra en Sharm El Sheikh (Egipto), el Grupo de Expertos de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre los compromisos de emisiones netas cero de las entidades no estatales –bancos, ciudades y regiones– ha presentado un informe ante António Guterres, secretario general de la ONU. El documento cuestiona aquellas promesas de emisiones netas cero carentes de solidez y que, dicen, «amenazan con desvirtuar los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con el objetivo del 1,5 ºC».
El informe pide a las empresas, entidades financieras, ciudades y regiones que se comprometan a reducir «inmediatamente» las emisiones absolutas en toda su cadena de valor con objetivos a corto, medio y largo plazo basados en la ciencia. Para ello, los planes de transición deben ser detallados y mostrar reducciones inmediatas de emisiones, mientras que las inversiones de capital deben alinearse con dichos objetivos y con la trayectoria de emisiones netas cero de la entidad no estatal.
Con el objetivo de que no haya manipulación o datos falsos en la contabilidad climática y otras acciones diseñadas para eludir la necesidad de reducir las emisiones reales de forma rotunda, el grupo de especialistas insta a las entidades no estatales a que publiquen el progreso realizado anualmente. En este sentido, aseguran que tanto los planes de transición como el informe anual de progreso –cuya información debe ser comparable con la de sus homólogos– debe ser verificado por un experto independiente.
Una de las claves del informe, más allá de mostrar su decepción con las prácticas pocos éticas, es que recoge una decena de líneas rojas para evitar el blanqueo verde. Una de las más importantes es la recomendación de no declararse «cero neto» mientras siguen construyendo o invirtiendo en combustibles fósiles. Siguiendo este precepto, lo cierto es que prácticamente nadie se libra: ni España, ni la Unión Europea, ni los principales bancos, ni ninguna energética. Del mismo modo, la ONU deja claro que la deforestación y otras actividades destructivas para el medio ambiente se consideran inadmisibles.
También instan a no comprar créditos baratos, «que a menudo carecen de integridad», en lugar de reducir directamente sus propias emisiones en toda su cadena de valor. «Los créditos de alta calidad solo deberían utilizarse para equilibrar las emisiones residuales una vez que una entidad no estatal cumpla sus objetivos a corto y medio plazo», pide el grupo de especialistas. Sin embargo, la realidad es que a día de hoy pocos pueden decir que lo hacen.
Otra de las recomendaciones es no centrarse en la reducción de la intensidad de sus emisiones en lugar de sus emisiones absolutas o tratar solo una parte de sus emisiones en lugar de tener en cuenta todas sus emisiones generadas a lo largo de su cadena de valor (alcances 1, 2 y 3).
Asimismo, se pide no ejercer presión (es decir, hacer lobbie) sobre gobiernos y autoridades para desvirtuar sus políticas climáticas o la ambición de las mismas, «ya sea directamente o a través de asociaciones de la industria, comerciales u otros organismos».
Este trabajo es el resultado de siete meses de trabajo por parte de 17 especialistas nombrados por el propio Guterres. Una de las expertas es la española Helena Viñes-Fiestas, consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y ponente de la Plataforma UE sobre finanzas sostenibles. Según ella, «debemos aceptar que el reto de alcanzar las cero emisiones netas es un reto global que nos atañe a todos».
Otro de los miembros del grupo de expertos, el científico climático Bill Hare, es muy claro «Si las empresas de combustibles fósiles creen que pueden aumentar su producción y simultáneamente mantener su compromiso de cero emisiones netas, se equivocan».