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El pasado viernes 17 de noviembre no fue un viernes cualquiera. Pasará a la historia como el día en que se superaron por primera vez los 2 ºC de calentamiento global respecto a la época preindustrial (1850-1900), según demuestran los datos del servicio europeo Copernicus a través de su herramienta de reanálisis ERA5. En concreto, se registró una anomalía de 2,07 ºC. Al día siguiente, el sábado 18 de noviembre, la tendencia se mantuvo: el aumento de la temperatura media global (resultante de la media de la temperatura del aire en todo el globo) fue de 2,06 ºC. Un hito climático más a sumar a un 2023 que deja sin adjetivos a la comunidad científica internacional.
El Acuerdo de París, el mayor pacto climático hasta la fecha, firmado por casi 200 países en 2015, señala en su artículo 2, apartado 1a: «Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático». ¿Quiere decir eso que el Acuerdo de París ha fracasado? Aún no, aunque los récords del viernes y del sábado mandan el enésimo aviso de que los límites del pacto climático están cada vez más cerca de ser sobrepasados.
Lo del viernes y sábado ha sido un récord de días concretos, es decir, algo puntual (al menos por ahora). No significa que el calentamiento medio mundial sea ya de 2 ºC. El límite de 1,5 y 2 ⁰C establecido en el Acuerdo de París es un objetivo para la temperatura media global durante un periodo de veinte años, señala Copernicus a Climática. «Dado que la temperatura global sigue aumentando, es esencial vigilar con qué frecuencia y durante cuánto tiempo se supera este límite», apuntan.
Si se compara el dato del viernes con un periodo más cercano (1991-2020), la anomalía diaria en la temperatura global fue de 1,17 ºC, la más alta jamás registrada hasta la fecha. Casi con total seguridad, 2023 será el año con la temperatura media global más alta jamás registrada.
Estos registros históricos están relacionados «con un aumento repentino y pronunciado de la anomalía de la temperatura media en las zonas terrestres del hemisferio norte», explican a Climática desde Copernicus. «Esto se suma al calentamiento global que se produce a diferentes escalas temporales, incluida una tendencia al calentamiento a largo plazo de la atmósfera y los océanos (impulsada por los gases de efecto invernadero) y los efectos de El Niño. Además, la variabilidad natural puede sumarse y contribuir a los picos», apuntan.
Y como apunta Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el récord establecido el viernes 17 de noviembre representa lo que hasta la fecha es la mayor desviación de la media estimada para el periodo preindustrial, no la temperatura absoluta más alta. Ese récord lo ostenta el 6 de julio, cuando la temperatura media global fue de 17,09 ºC.
Con las promesas actuales de los países, el planeta se dirige a un aumento de la temperatura media global de 3 ºC por encima de los niveles preindustriales, según ha publicado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente este lunes. En su último gran informe, el IPCC (el mayor panel de especialistas en cambio climático, dependiente de la ONU) enfatizó en la necesidad de reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero para que el calentamiento sea el menor posible.
No obstante, por mucho que reduzcan ahora las emisiones, el calentamiento global a corto plazo (2021-2040) está asegurado debido a todas las emisiones acumuladas en el pasado. Por ello, hay una alta probabilidad de que durante esta misma década se superen los 1,5 ºC de calentamiento. Dependiendo de si hay o no reducciones enormes en las emisiones, se podrá reducir la temperatura o, por el contrario, se mantendrá e incluso aumentará. Según Copernicus, el calentamiento a octubre de 2023 es de 1,25 ºC y estima que no será hasta mayo de 2034 cuando se alcance el límite del grado y medio.
De seguir como hasta ahora, las consecuencias son múltiples. A corto plazo, supondría un aumento de la mortalidad y morbilidad humanas relacionadas con el calor; enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los vectores (como mosquitos, garrapatas, moscas, pulgas y piojos); problemas de salud mental; inundaciones en ciudades y regiones costeras y otras zonas bajas; pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres, oceánicos y de agua dulce; y disminución de la producción de alimentos en algunas regiones. A largo plazo, supondría una intensificación mayor del ciclo global del agua; mayor reducción de las extensiones y/o volúmenes de glaciares y placas de hielo; mayor aumento del nivel medio global del mar; aumento de la acidificación y desoxigenación de los océanos; olas de calor y sequías más potentes y de forma simultánea; intensificación de los ciclones tropicales; aumento de la aridez y de los incendios, etc., etc.
«Los récords mundiales de temperatura se están batiendo con una regularidad alarmante«, señala Carlo Buontempo. «Las superaciones de los umbrales de 1,5 y 2 grados eran de esperar –por el calentamiento generalizado y la variabilidad climática–, pero siguen teniendo un impacto escandaloso». Y lanza un mensaje de cara a la cumbre del clima: «A sólo diez días de la COP28, es crucial comprender lo que estas cifras significan para nuestro futuro colectivo«.