Más polen, más alergias y más graves por el cambio climático

Un estudio reciente concluye que "existe una fuerte correlación entre la temperatura y el inicio de la estación del polen: se ha observado un adelanto y un incremento en su duración", señalan ambos autores.
Más polen, más alergias y más graves por el cambio climático
Foto: cenczi

Etiquetas:

Entre el 10% y el 40% de la población mundial está afectada por la rinitis alérgica debida a la exposición al polen estacional. En las alergias al polen, los síntomas más comunes son los estornudos, el picor de nariz y la congestión nasal. Los alérgenos inhalados también pueden provocar una exacerbación del asma dbronquial alérgica.

Además, la mayoría de las alergias alimentarias mediadas por inmunoglobulina E alérgeno-específica (IgE) en adultos siguen a la sensibilización previa a aeroalérgenos. En un contexto de cambio climático, con impacto en los ecosistemas naturales y en los cultivos, la incidencia de polen alergénico está sujeta a variaciones que pueden ser drásticas e impactar de forma considerable en la salud de la población.

Acontecimientos meteorológicos extremos, como la sequía o las precipitaciones severas, las rachas de viento, las tormentas eléctricas y el aumento de los episodios de transporte de polen a larga distancia representan nuevos retos en este escenario.

Calor y abundancia de polen

Una amplia investigación realizada en la última década ha demostrado que el polen transportado por el aire ha aumentado. El incremento de las tasas de sensibilización y los síntomas más graves han sido el resultado parcial del aumento de la producción de polen de las plantas polinizadas por el viento, que ha dado lugar a un aumento a largo plazo de la abundancia de polen en el aire que respiramos.

Hay fuertes indicios de que las plantas producen más polen y antes cuando las temperaturas son más altas, es decir, en lugares urbanos, en elevaciones más bajas, en laderas con exposición al sur y durante períodos más cálidos.

En general, existe una correlación positiva entre los síntomas alérgicos y la abundancia de polen. Sin embargo, esta relación puede variar significativamente entre diferentes regiones bioclimáticas, entre diferentes pacientes y para cada tipo de polen. Y, por supuesto, suele haber un desfase temporal variable entre la exposición real al polen y la aparición de los síntomas alérgicos.

Los resultados obtenidos en los Países Bajos indican que existe una fuerte correlación entre la temperatura y el inicio de la estación del polen: se ha observado un adelanto y un incremento en su duración. Los cambios más tempranos de las estaciones de polen en el aire hacen que la aparición de los síntomas alérgicos sea más difícil de predecir y de tratar con eficacia.

Se ha constatado un avance y una prolongación generalizados de la estación del polen y un aumento de las concentraciones en toda América del Norte que están fuertemente acoplados al calentamiento observado. Los resultados del estudio revelan que el cambio climático debido a los seres humanos ya ha exacerbado las estaciones polínicas en las últimas tres décadas, con los consiguientes efectos nocivos para la salud respiratoria.

Eventos climáticos extremos y polen alergénico

Todavía existe una gran incertidumbre sobre las tasas de cambio climático que cabe esperar, pero está claro que los cambios, como los extremos de temperatura y precipitación, se manifestarán cada vez más de forma importante y tangible.

La investigación internacional documenta que el polen de las gramíneas es el principal aeroalérgeno en todo el mundo. Los cambios climáticos (incremento en la aridez y en la frecuencia de temperaturas extremas) que favorezcan la extensión de estepas de gramíneas y compuestas pueden incrementar la cantidad de polen en la atmósfera.

La subida de la temperatura media, la irregularidad de las precipitaciones y un incremento de la amplitud de las oscilaciones favorecen la ocupación de hábitats seminaturales por especies invasoras. Los terrenos agrícolas abandonados por pérdida de rentabilidad como consecuencia del cambio climático también son ocupados por especies invasoras oportunistas.

La especie Ambrosia artemisiifolia L. es en Europa una planta invasora y exótica. Además, su polen es altamente alergénico. Las estimaciones primarias indicaron que la sensibilización a la ambrosía se duplicará con creces en Europa, pasando de 33 millones de personas en 2020 a 77 en 2060. Los mayores aumentos proporcionales se producirán en los lugares donde la sensibilización es actualmente poco frecuente.

Ambrosia artemisiifolia L.
  1. Todo se lo carga el polen y el tiempo; pero muchas veces no es lo uno ni lo otro.
    Y no sigo porque sólo conseguiré que me llamen conspiranoico.
    DEJENNOS ESPACIO A LOS ARBOLES, (Ecologistes en Acció La Ribera).
    Quizás no os dais cuenta pero los humanos vivís gracias a nosotras, las plantas, que sabemos hacer la fotosíntesis y producimos el oxígeno que respira, absorbemos el dióxido de carbono que emite en exceso con sus autos (sí, ese gas que está provocando la emergencia climática), fabricamos también vuestros alimentos y los de los animales que comeis, reducimos las inundaciones y las sequías, retenemos y alimentamos la tierra, albergamos la biodiversidad, mejoramos el entorno, damos sombra, etc. etc. etc.
    Sin embargo, parece que no nos quereis demasiado porque cada vez nos dejais menos espacio, de hecho ya no quedan más que un 2 % de los bosques primigenios que cubrían la Península hace miles de años, arrinconados en las montañas más inaccesibles. Y en el mundo destruís cada año unos 6 millones de hectáreas de selvas y bosques, un ritmo infernal que pronto acabará con ellas…
    Estais por todas partes y la inmensa mayoría de tierras las habéis cogido para vosotros, como si fuerais los únicos seres vivos del planeta. Y al ocuparlas las asfaltais, fumigais, o plantais monocultivos que generalmente abonais con numerosos productos químicos que envenenan la tierra, las aguas, la flora y la fauna, con grave peligro incluso para vosotros mismos.
    En vuestras ciudades apenas nos dejais lugar, a pesar de que nos necesitáis y la Organización Mundial de la Salud os recomiende tener al menos 1 árbol por cada 3 habitantes dentro de la ciudad, algo a lo que nunca lleguareis por la avaricia de explotarlo todo al máximo.
    Los árboles deberíamos tener aproximadamente tanta superficie de tierra abajo como la sección máxima de la copa, porque las raíces también respiran y además deben recoger suficiente agua cuando llueve.
    Si nos tapais más las raíces sufriremos, tendremos más enfermedades, viviremos peor, moriremos más pronto y quizá reventamos la acera. Si no queríais árboles tan grandes, habernos plantado en otro lugar y haber metido aquí madroños, espinos u otros árboles autóctonos medios; pero ahora ya estamos nosotros y es necesario que respeteis el escaso espacio que tenemos!
    Platanus hispánica , un árbol indignado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Siguiente artículo