Frenazo a la producción o más control: ¿qué se negocia en la próxima reunión del tratado mundial contra el plástico?

Del 13 al 19 de noviembre se celebra en Nairobi (Kenia) un nuevo encuentro del comité que está negociando el tratado mundial sobre los plásticos, un instrumento vinculante para reducir la producción de plástico virgen y la contaminación.
Foto: Naja Bertolt Jensen en Unsplash

Cada año se producen 460 millones de toneladas de plásticos en el mundo y solo el 9% se recicla de forma adecuada. Son datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La mayoría acaban incinerados o en vertederos controlados, pero alrededor de un 22% termina su vida útil en forma de vertidos y quemas no controladas y filtrándose a los ríos o al mar.

Hace tiempo que se conocen los efectos dañinos del plástico en nuestro entorno y el impacto energético y en forma de emisiones que tiene su producción. Sin embargo, las cifras del plástico no dejan de aumentar. La propia OCDE pronostica que, si nada cambia, en 2060 el mundo producirá más de 1.200 millones de toneladas de plásticos al año y, aunque se prevé que los porcentajes de reciclaje mejoren, en números absolutos la contaminación será mucho mayor.

Pero las tendencias pueden cambiar: a partir del 13 de noviembre, el mundo tiene una oportunidad para empezar a solucionar el problema de los plásticos. En la capital de Kenia, Nairobi, se celebrará la tercera reunión del comité internacional de negociación que está redactando el tratado mundial sobre los plásticos, un instrumento vinculante que debe servir para reducir la producción de plástico virgen y establecer medidas para frenar la contaminación. Esta será, también, la primera reunión tras la publicación del primer borrador del acuerdo, el llamado zero draft, acordado a principios de septiembre.

¿Qué propone el borrador del tratado?

Las reuniones oficiales empezarán en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi el día 13 y durarán hasta el 19. Pero el día 11 hubo un primer encuentro preparatorio y el 12, una serie de reuniones a nivel regional. Ahora, durante una semana, los delegados de los países en el comité negociador empezarán a debatir, ya sobre las bases del borrador publicado en septiembre, los detalles del acuerdo y los próximos pasos a dar.

El zero draft es, en realidad, un documento muy amplio y todavía poco definido, en el que se incluyen opciones para reducir el uso y la fabricación de plástico (ya sea mediante la obligatoriedad de fijar objetivos nacionales de reducción o con un único objetivo a nivel global). Estas opciones incluyen desde la prohibición de determinados tipos de plásticos y aditivos tóxicos (se propone el control de cerca de 13.000 sustancias químicas peligrosas usadas para fabricar plásticos) hasta eliminar los subsidios o imponer nuevos impuestos a la producción de este material.

También se habla específicamente de la necesidad de fijar un calendario para la eliminación de todos los microplásticos que se agregan de forma intencionada a los productos (como las microesferas de algunos cosméticos) y de trabajar para dejar de producir productos plásticos evitables, como los cubiertos de usar y tirar. Además, el borrador del tratado recoge la importancia de promover y mejorar los sistemas de reutilización y reparación en todo el mundo. Sin embargo, el zero draft tiene todavía demasiados vacíos y puntos sin concretar; de hecho, todo el apartado de la financiación (que suele ser uno de los más problemáticos) sigue sin definirse.

“Este borrador es solo el punto de partida. Si los países no logran fijar medidas comunes sólidas, no conseguiremos detener el incremento de contaminación plástica que ya estamos experimentando en todo el planeta”, señaló Eirik Lindebjerg, responsable de las políticas globales de plásticos de WWF, tras la publicación del borrador. “Necesitamos que los países aumenten su ambición y redacten un tratado vinculante a nivel mundial, con prohibiciones de los productos de mayor riesgo y de un solo uso”.

Sobrevivir a las presiones de la industria

Varias organizaciones han hecho público en las últimas semanas que la industria de los combustibles fósiles está muy presente en las negociaciones del tratado y que, aunque es consciente del problema, trata de suavizar las medidas de forma que su negocio no se vea alterado. Un informe publicado en el mes de septiembre por la agencia de noticias independiente ProPublica señalaba que muchos de los documentos usados como referencia en las reuniones anteriores habían sido elaborados por la propia industria de los plásticos.

“Como era de esperar, las empresas de combustibles fósiles están utilizando su poder para sofocar la ambición y convencer a los gobiernos”, explica Graham Forbes, jefe de delegación de Greenpeace en las negociaciones del tratado, en una nota publicada por la organización ecologista. “Sabemos que necesitamos normas ambiciosas y acordadas a escala mundial que reduzcan la producción de plástico y aceleren una transición justa que priorice los intereses de quienes menos han contribuido a esta crisis, pero están pagando el precio más alto”.

La organización pide que en el tratado se fije un objetivo claro para reducir la producción mundial de plásticos un 75% de aquí a 2040. Esto, sostienen, no solo frenaría el problema de la contaminación, sino que contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a mitigar el cambio climático. “El Tratado Mundial es una oportunidad única para resolver la crisis de los plásticos”, añade Graham Forbes. “Podemos lograr un acuerdo ambicioso que cierre el grifo de los plásticos de una vez y ponga fin a la era del plástico”.

Más allá de los detalles y los plazos, uno de los grandes frentes en los que presiona la industria (y en los que por ahora cuenta con el apoyo de países como Estados Unidos) es el de la obligatoriedad de cumplir las medidas acordadas. El lobby fósil busca que cada país establezca un enfoque propio para alcanzar los objetivos del acuerdo y que el cumplimiento de las medidas sea voluntario para las empresas, algo que reduciría mucho el poder del tratado, tal como denuncian desde la ONG Surfrider.

Por último, la comunidad científica también se ha hecho oír en las semanas previas a la reunión de Nairobi. En una carta publicada el mes pasado en The Lancet, varios investigadores recogen todas las evidencias de los daños para la salud que causan los plásticos y piden que el acuerdo final incluya un límite global a la producción de plástico. “El comité de negociación tiene [con el tratado] la oportunidad de reducir la toxicidad de los plásticos, mejorar el reciclaje y proteger la salud humana fomentando el desarrollo de plásticos diseñados para ser sostenibles y no basados en petróleo”, señalan.

Las distintas posiciones están definidas y falta por ver cómo se alinean los países. Las reuniones de la próxima semana arrojarán algo más de luz sobre un acuerdo para frenar la contaminación por plásticos que prometía ser ambicioso, pero que todavía está en riesgo de diluirse entre objetivos y medidas poco definidos.

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COMENTARIOS

  1. La demanda principal es un tratado que reduzca la producción de plástico en al menos un 75% para 2040 para garantizar que nos mantengamos por debajo de 1,5 ° Celsius. Esto es fundamental para ayudar a prevenir los impactos cada vez más peligrosos e irreversibles de la crisis climática.
    ¡Es crucial que los líderes mundiales lo hagan bien! La industria no solo quiere que la producción de plástico se triplique para 2050, sino que el 99% del plástico se fabrica a partir del petróleo y el gas. En un año en el que se registraron fenómenos meteorológicos extremos mortales provocados por combustibles fósiles y los meses de junio y agosto más calurosos de la historia, nuestro clima, nuestra salud, nuestras comunidades y nuestro planeta no pueden sobrevivir a menos que reduzcamos drásticamente la producción de plástico.
    Eso significa que los gobiernos deben llegar a las negociaciones listos para luchar por un tratado que priorice mantener el petróleo bajo tierra y una transición justa y segura basada en soluciones de reutilización y recarga.
    Y se defienden de los grupos de presión del plástico y de los países productores de petróleo que intentan descarrilar la ambición del tratado para poder seguir bombeando plástico con fines de lucro.
    ¡Pide a los líderes mundiales que apoyen un Tratado Global sobre los Plásticos fuerte y ambicioso!
    https://www.greenpeace.org/international/act/lets-end-the-age-of-plastic/?utm_source=hs_email&utm_medium=bc-email&utm_campaign=global-plastics-treaty&utm_content=button&utm_term=global-plastics-treaty-inc3-email-2023-11-10-bc-email-butt

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