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Rebelión indígena en Canadá

Manifestantes en todo el país han bloqueado vías del tren en solidaridad con el pueblo Wet'suwet'en, que se resiste a la construcción de un multimillonario gasoducto a través de su territorio.
Rebelión indígena en Canadá
Activista indígena mohawk, durante una manifestación en solidaridad con los Wet'suwet'en. Foto: CHRIS HELGREN/Reuters Foto: indigenas

Cientos de activistas, en su mayoría pertenecientes a Primeras Naciones canadienses, se han unido, en solidaridad con el pueblo indígena Wet’suwet’en, a una oleada de protestas. Los nativos protestan desde hace más de un año contra la construcción de un gasoducto en su territorio, en la zona occidental del país. Los manifestantes bloquean varias líneas ferroviarias en todo el país desde finales de la semana pasada.

El pasado jueves, la empresa estatal de ferrocarriles (CN) anunció la cancelación de los servicios de transporte de mercancías al este de Toronto, en la provincia de Ontario, al este del país y a miles de kilómetros de las tierras Wet’suwet’en. VIA, una empresa ferroviaria privada, también anunció que suspendía todos sus servicios. También hay bloqueos en la provincia de Quebec y en la Columbia Británica, a menudo en reservas indígenas. Se calcula que centenares de miles de pasajeros se han visto afectados por suspensiones y retrasos en los servicios ferroviarios.

«Estas protestas no deberían verse como manifestaciones contra los gasoductos. En realidad son protestas de pueblos indígenas en todo el país para decir que no queremos que el gobierno use a la policía montada para atacar violentamente a personas que viven en sus propios territorios», afirmó la activista indígena Pamela Palmater en declaraciones a CTV.

El origen de la protesta

La protesta tiene su germen en el conflicto que mantienen los cinco clanes del pueblo Wet’suwet’en con la empresa GasLink. La compañía pretende construir un gasoducto de unos 670 kilómetros, conocido como Coastal GasLink, para conectar los campos de fracking del nordeste de la Columbia Británica con el terminal de exportación de gas licuado de Kitimat, en la costa de la provincia. GasLink recibió la adjudicación del gasoducto en 2012, y comenzó los trabajos de construcción en septiembre de 2019. La obra costará unos 6.000 millones de dólares canadienses (unos 4.175 millones de euros) y se considera la mayor inversión privada de la historia del país

Gaslink pertenece a TransCanada, la misma empresa que construye el polémico oleoducto Keystone XL en Estados Unidos. El gas que transportaría el nuevo gasoducto pertenece a la empresa LNG Canada, propietaria de la terminal de exportación.

El pueblo Wet’suwet’en, por su parte, es propietario de unos 22.000 kilómetros cuadrados en el centro de la Columbia Británica. A pesar de que varios representantes del pueblo han dado su consentimiento a la construcción del Coastal GasLink, los cinco jefes hereditarios que gobiernan la pueblo se niegan a la misma. La clave está en que la empresa ha llegado a un acuerdo con los líderes que establece la ley canadiense, pero no con los que dicta la ley del propio pueblo Wet’suwet’en. La división ha sido aprovechada por GasLink, que asegura que tiene el visto bueno de los pueblo indígenas. La empresa también ha obtenido el permiso de otros 20 grupos nativos, pero siempre a través de las leyes de Ottawa, y no las de los pueblos nativos.

El conflicto gira alrededor de una carretera forestal que se adentraría en el territorio Wet’suwet’en. Esta es el único punto de acceso para las personas que trabajan en la construcción del gasoducto.

Para evitar el acceso de los trabajadores a la obra, los propietarios de la tierra establecieron varios campamentos a lo largo de la carretera. Uno de ellos actúa como punto de control.

Canadá, de parte de la empresa

El 31 de diciembre de 2019, una jueza canadiense se pronuncia a favor de GasLink, y conmina a los Wet’suwet’en y sus aliados a permitir el acceso de los trabajadores. Sin embargo, cinco días después, los jefes hereditarios emiten una orden de desahucio contra la empresa de transporte de gas. En los días siguientes, la policía montada constata la aparición de barricadas y árboles cortados impidiendo la circulación por la carretera.

El conflicto entre la empresa y el gobierno del pueblo indígena sigue intensificándose hasta que el 5 de febrero, las dos partes, así como el gobierno de la provincia, anuncian el colapso de todas las negociaciones. Dos días después, la policía montada carga, antes del amanecer, contra el campamento y realiza siete detenciones. Las autoridades Wet’suwet’en denuncian la carga como una invasión con violencia por parte de la policía canadiense. «Ya estamos hartos de diálogos, discusiones y negociaciones mientras nos apuntan con un arma. Canadá viene a colonizar. La reconciliación ha muerto», afirmaron en un comunicado.

Inmediatamente después de la actuación policial, el pueblo Wet’suwet’en comenzó a recibir apoyos. Organizaciones internacionales como Greenpeace y 350.org mostraron su solidaridad con la resistencia indígena, e instaron al gobierno de Justin Trudeau a retirar a la policía montada de la zona. También se unieron a la campaña de solidaridad las autoridades del pueblo vecino, Nación Gitxsan. Los Gitxsan estuvieron, precisamente, entre los primeros en bloquear las vías del tren que cruzan su territorio, una acción que se ha extendido por todo el país desde entonces.

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