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La de Madrid ha sido la COP más larga de la historia. Más de 40 horas después de la hora oficial de cierre (las seis de la tarde del viernes 13 de diciembre), las Partes han conseguido llegar a un acuerdo de mínimos. Bajo el título ‘Chile-Madrid Time for Action‘, el documento final de la Cumbre (formalmente la «Decisión 1») parecía estar destinado al fracaso durante la noche del sábado. Sin embargo, durante la mañana del domingo, las Partes vencieron finalmente la resistencia de Brasil, que peleó hasta el último minuto para boicotear el texto. También se aprobó el Plan de Acción de Género.
No obstante, las Partes no consiguieron cerrar un acuerdo sobre los mercados de emisiones, regulados por el Artículo 6 del Acuerdo de París. El fracaso en este objetivo, uno de los principales de la Cumbre de Madrid, deja a los Estados a expensas de lo que ocurra el año que viene en Glasgow, donde se celebrará la última Cumbre del Clima antes de la entrada en vigor del pacto firmado en la capital francesa. Los mercados de emisiones de carbono se consideran una herramienta crucial para contener el incremento de la temperatura global.
Tampoco se acordó una estrategia para la financiación climática a largo plazo, un punto crucial para los países más vulnerables. Este epígrafe debía establecer una hoja de ruta para hacer que las aportaciones financieras sean más constantes y predecibles.
Las ONG han criticado con dureza el resultado final de la COP 25, argumentando que las grandes empresas contaminadoras han dominado las negociaciones.
Sobre la bocina
Pasadas la medianoche del sábado, las partes comparecían en el plenario instalado en el recinto de IFEMA para aportar, una vez más, sus todavía distantes puntos de vista. No se auguraba un buen final a la cita. Fue en ese momento cuando la presidenta de la COP 25, la chilena Carolina Schmidt, visiblemente fatigada, pidió a la ministra en funciones Teresa Ribera que la sustituyese al frente de las negociaciones de la conclusión, financiación y mecanismos de Pérdidas y Daños. Schmidt se concentraría en las del Artículo 6. Por su parte, Papúa Nueva Guinea denunció que se estaba vetando el acceso a las negociaciones principales a ciertos países poco desarrollados.
El documento ‘Chile-Madrid Time for Action’ utiliza un lenguaje más acorde al que habían pedido los países más ambiciosos, después de que diferentes ONG calificaran de «inaceptable» el borrador presentado el sábado. El texto final incluye el concepto de «urgencia» y se refiere a la «importante brecha» entre los esfuerzos actuales de los países y las recomendaciones de la ciencia para contener el calentamiento global. Sin embargo, el documento no exige directamente a los países que incrementen esos esfuerzos. Esto ha provocado la decepción de Tina Stege, la enviada de Islas Marshall, uno de los países más vulnerables y ambiciosos. «Teníamos una oportunidad de demostrar que de verdad entendemos nuestra nueva realidad climática, y lo que nos requería. Y no lo hemos conseguido de la manera que nos exigen nuestra gente y la ciencia», afirmó Stege.
Fracaso en cuanto a mercados
A pesar de que la presidencia de la COP 25 salvaba los muebles con la aprobación de la «Decisión 1», los países no consiguieron llegar a un acuerdo acerca de los mercados de emisiones. Articular estos mercados, regulados por el Artículo 6 del Acuerdo de París, era el principal objetivo de la cumbre. Sin embargo, las diferencias acerca de la doble contabilidad, la extensión de créditos de carbono procedentes del Protocolo de Kioto, la integridad ambiental y los derechos humanos, hicieron imposible alcanzar un acuerdo.
La falta de consenso, no obstante, no supone una sorpresa mayúscula. Desde hace varios días, los actores más ambiciosos ya señalaban que sería mejor no alcanzar ningún acuerdo que cerrar uno que no fuese idóneo. La aparición a última hora de un grupo de 30 países proponiendo unos mínimos muy ambiciosos (bautizados como los Principios de San José), cerraba casi cualquier posibilidad de alcanzar consensos con países como Australia o Brasil, que buscaban introducir vacíos legales en el Artículo.
A pesar de todo eso, tanto la presidenta de la COP, Carolina Schmidt, como la ministra en funciones española, Teresa Ribera, destacaron que el acuerdo estuvo «muy cerca» de producirse. «A las 5 de la mañana el texto estaba consolidado y era robusto, pero finalmente algunos países decidieron no sumarse debido a que consideraron que era demasiado exigente», explicó la mandataria española.
Sabor agridulce
Para la ministra en funciones, «la conferencia deja un sabor de boca agridulce«. En referencia al documento de conclusión aprobado por el plenario, Ribera destacó que había «grandes países» que no querían acelerar la acción climática. La ministra también celebró la «socialización» de la COP, revelando que la Zona Verde ha recibido hasta 30.000 visitas, y agradeciendo la presencia de «actores corporativos y activistas».
En cuanto a los mecanismos de pérdidas y daños y los de financiación, las Partes no llegaron a acuerdos finales, y tendrán que seguir negociando en 2020. Países como Egipto o Maldivas mostraron su decepción al respecto: «Una COP sin financiación es una COP sin ambición», afirmó el representante del país insular.
La sociedad civil, indignada
Al final de la sesión de clausura, las ONG han tomado la palabra para mostrar su malestar con el resultado de la Cumbre del Clima. La representante de las comunidades indígenas, procedente de Nueva Zelanda, se mostró indignada porque los negociadores eliminaron del texto sobre el artículo 6 los términos referidos a derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas. En vez de eso, las discusiones acabaron centrándose en los mecanismos de mercado, a pesar de que “estos enfoques de mercado ya han hecho daño de forma directa a nuestras comunidades”. «Tratáis las negociaciones como un juego de suma cero cuando tomáis decisiones a puerta cerrada negociando con nuestros derechos para el beneficio de las corporaciones que han causado este problema”, aseguró. “Pero os olvidáis de que no podemos negociar con la naturaleza», continuó.
La representante del grupo sobre mujeres y género ha reconocido el avance que se ha dado con el Plan de Acción sobre Género, pero ha criticado también la falta de inclusión de los aspectos referidos a derechos humanos dentro de las negociaciones. “Sólo os habéis comprometido con el patriarcado, el capitalismo, la militarización, el colonialismo, el racismo y el ecocidio”, aseguró. “Hasta que no se lidie con las razones reales de esta catástrofe climática vamos a estar aquí”, dijo. «El poder de la gente está pidiendo justicia».
En representación de los jóvenes, una activista de Nepal aseguró que los jóvenes deben estar presentes en el diseño y la implementación de las contribuciones nacionales y pidió impuestos para aquellos que contaminen. Su compañera, de Polonia, criticó que «la sociedad civil ha sido acallada en esta COP».
Sindicatos, científicos y ecologistas
El representante de los sindicatos tildó de “desgracia” las dos semanas de negociaciones en la COP25. “Esperábamos que los gobiernos se pusieran de acuerdo sobre políticas ambiciosas de justicia climática […] pero lo que hemos visto ha sido lo contrario”, aseguró. Por su parte, el representante de las agrupaciones de científicos y de investigación aseguró que durante los últimos 25 años la ciencia ha ofrecido muchas soluciones diferentes a la crisis climática pero que “ahora es el momento de poner la investigación en acción”. «No malgastéis nuestro tiempo«, pidió.
El representante de las ONG ecologistas hizo referencia a las largas horas de negociaciones puestas en esta COP. «Sabemos que estáis cansados, porque nosotros lo estamos. Estamos cansados de que los gobiernos se pongan del lado de los contaminadores», aseguró. «La gente está cansada de ser ignorada», continuó. Y criticó que la prioridad durante esta COP fue «el mercadeo de carbono por encima de todo». La Climate Action Network también, por su parte, aseguró que nunca habían visto «una desconexión parecida entre lo que la gente está pidiendo y las decisiones tomadas».
Estamos en manos de dementes o algunos ya tiene preparada su particular «Arca de Noé».
No encuentro otra explicación.
Según E.enA.: cabe destacar dos hechos que resultan inadmisibles: por un lado, el papel de los países más contaminantes (como EE UU, Arabia Saudí, Brasil o China) con sus bloqueos permanentes en muchas de las discusiones y su falta absoluta de ambición. Por otro lado, el cuestionamiento al lenguaje de los derechos humanos en todos los grupos de trabajo. Salvaguardar y respetar la Carta de los Derechos Humanos es un mínimo obligado que las Naciones Unidas no deberían cuestionar bajo ningún concepto.
También cabe destacar el enorme esfuerzo de pequeñas naciones que han apostado por la integridad climática frente a las pretensiones de países como EE UU y Brasil de bloquear el Acuerdo de París.
Una vez más, la COP25 ha obviado la necesidad de echar a los grandes contaminadores de estas cumbres. Es más, ha permitido que a través de patrocinio la Cumbre del Clima se haya convertido en escaparate donde lavar de verde a las empresas responsables de la degradación climática, obteniendo además acceso a políticos y negociadores.
Resulta inaceptable que se permita a las grandes empresas petroleras, de aviación civil y marítima, mineras y eléctricas, seguir condicionando la ruta de descarbonización de la economía. Solo una correcta planificación que consiga transformar el sistema productivo para lograr una drástica reducción de emisión de GEI podrá frenar la emergencia climática.
“Por nuestro futuro pero también por nuestro presente, y por el presente de miles de personas del Sur Global -especialmente poblaciones rurales e indígenas- que son quienes menos han contribuido a generar esta situación y quienes ya la están sufriendo de manera grave. El año 2020 se ha declarado el año de las movilizaciones climáticas y así va a ser. No tenemos alternativa, tampoco tenemos Planeta B”.
Creo que los gobiernos llegaron a la COP25, si promover acciones y debates previos en sus respectivos países, ellos creen que tienen todo el poder del mandato del pueblo pero ellos se equivocan. Por ello es importante este 2020 que las y los ciudadanos comencemos a exigir un proceso de rendición de cuentas y transparencia de sus acciones y no permitir que viajen sin que lleven un mandado nacional y consultivo de todos los actores, no hay que permitir que viajen llevando sus propias posiciones e intereses de las empresas privadas