Las fuerzas rusas intensifican su ofensiva sobre instalaciones nucleares

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) denuncia que las tropas rusas han vulnerado varios pilares indispensables de las seguridad nuclear tecnológica y física.
Una imagen de la central nuclear de Chernóbil en Pripyat, Ucrania. Foto: EYEPRESS vía Reuters

La filial de los servicios secretos ucranianos (SBU) denunció este domingo que las fuerzas rusas dispararon proyectiles “con una lanzadera de cohetes” contra el Instituto de Física y Tecnología de la ciudad de Járkov, donde se encuentra una instalación de investigación nuclear y en la que se localiza un reactor nuclear experimental, según explican. Asimismo, apuntan que en este emplazamiento hay 37 pilas de combustible nuclear, por lo que se podría provocar “una catástrofe ecológica a gran escala”. Por este motivo, han anunciado la apertura de una investigación penal por un delito de ecocidio conforme al artículo 441 del Código penal ucraniano. Asimismo, han recordado que continúan recopilando información para su posterior presentación en La Haya, sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y el Tribunal Penal Internacional (TPI).

Sin embargo, Rusia desmiente los hechos y le da la vuelta al relato en un comunicado. Asegura que el Ejército ucraniano, junto a los militantes del batallón de extrema derecha Azov, “planean hacer estallar el reactor y acusar a las Fuerzas Armadas rusas de supuestamente lanzar un ataque con misiles en un sistema nuclear experimental”.

Personal sin descanso y falta de alimentos

Este último episodio, en el cual es difícil conocer lo realmente sucedido, se produce en el marco de la ofensiva de las tropas rusas por controlar diversas instalaciones nucleares. Ya lo han hecho con Chernóbil y, recientemente, con la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Según Rafael Mariano Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), aunque el personal de plantilla de la central seguía operando la central, el personal directivo se encuentra ahora bajo las órdenes del comandante de las fuerzas rusas.

Asimismo, desde el gobierno de Ucrania han informado a la OIEA de que cualquier acción del personal directivo de la central —incluidas las medidas relacionadas con la operación técnica de las seis unidades de reactor— requiere la aprobación previa del comandante ruso. Ante este hecho, Grossi está “extremadamente preocupado”, y recuerda que dicha acción “contraviene uno de los siete pilares indispensables de la seguridad nuclear tecnológica y física“. En concreto, el pilar 3 establece que “el personal de operación tiene que poder desempeñar sus funciones en materia de seguridad tecnológica y física y tener la capacidad de tomar decisiones sin presiones indebidas”.

Actualmente, los equipos de operación de la central de Zaporiyia están trabajando en tres turnos rotativos, confirma el organismo nuclear. No obstante, el regulador ucraniano avisa de que hay problemas con la disponibilidad y el suministro de alimentos, “lo que está teniendo un impacto negativo en la moral del personal”. Una situación mejor, aun así, que la de la central de Chernóbil. Las autoridades aseguran que solo se pueden comunicar con el personal por correo electrónico, y que los más de 200 técnicos y guardias que trabajan allí no han podido trabajar de forma rotativa desde el 23 de febrero.

Cortes en las comunicaciones

Este no ha sido el único movimiento llevado a cabo por las tropas rusas durante el fin de semana. Según explica la OIEA, las fuerzas rusas presentes en la central han desconectado algunas redes móviles y el Internet, “de modo que no se puede obtener información fiable desde el emplazamiento a través de los canales normales de comunicación”, denuncia el organismo de la ONU encargado de controlar la actividad atómica.

El regulador nuclear ucraniano confirma que “las líneas telefónicas, así como el correo electrónico y el fax, han dejado de funcionar. La comunicación por teléfono móvil seguía siendo posible, afirman, pero con mala calidad”. Esto contraviene, nuevamente, otro de los pilares indispensables. En este caso, el número 7: “Debe haber una comunicación fiable con el regulador y otras entidades”.

“Para poder operar la central de forma tecnológica y físicamente segura, el personal directivo y el de plantilla deben poder desempeñar sus funciones vitales en condiciones estables, sin interferencias ni presiones externas indebidas”, recuerda el director de la OIEA. En cuanto al estado de la central más grande del continente, Rafael Mariano Grossi confirma que los niveles de radiación en la central siguen siendo normales.

De los seis reactores con lo que cuenta la instalación de Zaporiyia, la Unidad 1 está en mantenimiento programado hasta mediados de 2022, la Unidad 2 funciona a plena capacidad, la Unidad 3 está en estado de parada fría, la Unidad 4 funciona casi a plena capacidad, la Unidad 5 se está enfriando para pasar a un estado de reserva fría, y la Unidad 6 está en parada fría.

Durante la última rueda de prensa ofrecida, Grossi ha alertado de otro hecho preocupante: se ha perdido la comunicación con todas las empresas e instituciones de la ciudad portuaria de Mariupol que utilizan fuentes de radiación de categorías 1 a 3. Este material radiactivo, sostiene, puede causar graves daños a las personas si no se mantiene en condiciones de seguridad y se gestiona adecuadamente.

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COMENTARIOS

  1. 11 años del accidente de Fukushima, el peligro radiactivo continua
    Millones de metros cúbicos siguen almacenados en la central nuclear y pretenden ser vertidos al mar a pesar de la oposición de países vecinos y de la ciudadanía.
    El gobierno continúa levantando las órdenes de restricción, aunque los niveles de radiactividad de esas áreas pueden superar veinte veces los estándares internacionales.
    Para Ecologistas en Acción, la industria nuclear y los gobiernos que la sostienen, tienen que afrontar las responsabilidades que se deriven de un accidente. E invita a la ciudadanía a desenchufar de la energía nuclear.
    El pasado mes de febrero, la Organización Internacional de Energía Atómica, OIEA, se ha acercado a la central de Fukushima para examinar de cerca el plan japones para verter agua radiactiva al mar. Para el Movimiento Ibérico Antinuclear, del que forma parte Ecologistas en Acción, “esta visita parece un gesto dirigido a crear confianza pública en la gestión de Japón ante la oposición de parte de su población y de países vecinos. Mientras tanto, las víctimas del accidente son atropelladas por el afán de “normalizar” la situación”.
    https://www.ecologistasenaccion.org/192991/11-anos-del-accidente-de-fukushima-el-peligro-radiactivo-continua/

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