Sin agua en el Jardín del Edén

Las marismas del sur de Irak sufren una sequía provocada por el calentamiento global, la mala distribución del agua por parte del gobierno y la construcción de presas en los ríos Tigris y Éufrates por países vecinos como Turquía e Irán. Pescadores, ganaderos y ambientalistas locales relatan su preocupación en este viaje en barco por las regiones naturales más afectadas.
Sin agua en el Jardín del Edén
Foto: Núria Vilà

La tierra, completamente seca, no ha dejado ningún rastro que lleve a recordar que, hasta hace poco tiempo, todo este suelo estaba cubierto por agua. En todo caso hace falta adentrarse a pie en el terreno para empezar a encontrar pequeños charcos, insuficientes para hacer navegar las canoas aparcadas alrededor. Un grupo de niñas, con un cubo en la mano, recogen los restos de las raíces de las plantas que habían crecido en los lados de las marismas. Ahora servirán solo como leña para encender fuego. 

Chibayish es un pueblo del sur de Irak habitado sobre todo por la tribu Bani Asad –por lo que la mayoría utiliza el apellido tribal Al Assadi–, situado a orillas del río Éufrates, en las marismas medianas entre las occidentales que se encuentran en Nassiriya y las orientales, en Basora. Una de las versiones del relato bíblico sitúa aquí el Jardín del Edén, aunque de aquella mitología de paisajes verdes, cascadas de agua y virtuosidad queda bien poco. 

«La mayoría de la gente ha emigrado. Se han ido a Bagdad, Basora, Nassiriya… Las marismas antes estaban llenas de vida. Pescábamos mucho, es un oficio que ya hacían los abuelos de mis padres. No conocemos otra cosa», cuenta Umm Abbas Al Assadi, sentada a un lado de la carretera. Es pescadora y, a media tarde, antes de que la llamada al rezo ponga fin a la jornada, trata de vender el escaso pescado que ha podido recolectar durante el día. «Solo los peces más pequeños han sobrevivido», lamenta. Ahora se encuentra en la espiral macabra de ver cómo los peces, cuando escasean, aumenta su precio hasta que, pasado un tiempo, acaban por desaparecer. Actualmente, un kilo de los peces pequeños que vende ronda los 2.000 dinares iraquíes (1,40€), mientras que los más grandes, de los que ya no quedan, valían unos 3.000 hasta hace poco.

  1. Conferencia del Agua de la ONU 2023
    Movimientos por la Justicia del Agua, organizaciones de la sociedad civil y redes de todo el mundo se unieron para lanzar un manifiesto en el que se pedía a los Estados miembros de la ONU que antepongan las personas y la naturaleza a los beneficios económicos en la Conferencia de la ONU sobre el Agua de 2023.
    A pesar de que la Conferencia excluyó en gran medida sus voces, los defensores del agua y los titulares de derechos reclamaron su espacio en el segmento de alto nivel en la Sala Plenaria de la Asamblea General el 23 de marzo para hacer este llamamiento histórico.
    Más de 600 000 personas y más de 500 organizaciones de base, nacionales e internacionales han firmado el Manifiesto:
    Las organizaciones, Pueblos Indígenas, movimientos sociales y defensoras y defensores del agua abajo firmantes, se dirigen a las Naciones Unidas, ante la Conferencia del Agua de la ONU 2023, para hacerle llegar la voz de los que no suelen ser escuchados, pidiendo que los siguientes temas fundamentales estén en el centro de las políticas del agua a nivel mundial, regional, nacional y subnacional:
    1-El agua y el saneamiento son derechos humanos fundamentales. EL agua es un bien común y no una mercancía, que tiene que ser accesible para todos sin discriminación, bajo control público. Los usos personales y domésticos de agua, incluida la higiene, deben tener la máxima prioridad frente a los usos productivos, como los asociados a la agricultura e industria.
    2-
    https://www.ecologistasenaccion.org/292974/manifiesto-por-la-justicia-del-agua-ante-la-conferencia-del-agua-de-la-onu-2023/

  2. ¿No os invadió el yankee?
    Que menos que sea él quien os provea de agua ya que de sangre derramada parece ser que aún os sigue proveyendo.
    ———————————————-
    En la isla indonesia de Halmahera, el pueblo indígena no contactado Hongana Manyawa se ha convertido en víctima de una solución falsa al cambio climático: sus exuberantes selvas tropicales están siendo explotadas para extraer níquel.
    El níquel se usa para fabricar baterías de coches eléctricos. La empresa minera francesa Eramet está obteniendo enormes ganancias al excavar la tierra de los hongana manyawas para extraer y vender el níquel, a pesar de estar arriesgando la supervivencia de cientos de indígenas no contactados. A pesar de esto, el gigante químico alemán BASF quiere invertir en el proyecto, mientras que Tesla va a invertir 5 mil millones de dólares para la extracción de níquel en Indonesia.
    La región de Indonesia en la que viven cientos de hongana manyawas no contactados es objeto de una masiva y destructiva explotación minera, que devastará su selva y sus vidas.
    El gigantesco proyecto minero que se desarrolla en la isla de Halmahera forma parte del plan de Indonesia de convertirse en uno de los principales productores de baterías para coches eléctricos, un plan en el que Tesla y otras compañías están invirtiendo miles de millones de dólares: ¡el níquel que extraen del subsuelo del territorio de los hongana manyawa es clave para la fabricación de estas baterías!
    Los hongana manyawas, o «gente del bosque» en su propia lengua, son uno de los últimos pueblos nómadas de cazadores-recolectores de Indonesia, y cientos de ellos viven en aislamiento voluntario sin contacto con la sociedad mayoritaria.
    Ahora se enfrentan a la amenaza de ver su tierra, y todo lo que necesitan para sobrevivir, devastado por empresas que se apresuran a producir coches supuestamente respetuosos con el medioambiente para personas que viven a miles de kilómetros de distancia.
    Apoya con tu firma esta petición
    https://actua.survival.es/page/125387/action/1?ea.tracking.id=EmailNewsletter&utm_medium=email&utm_source=engagingnetworks&utm_campaign=utm_campaign&utm_content=230609+email+update+(Suppor

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