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La COP26 que se celebra en Glasgow está, desde ayer viernes, en tiempo de descuento. En un mundo ideal, debería haber acabado sobre las 18:00 de la tarde de este sábado con un acuerdo final y un plenario de cierre. Sin embargo, aún no se vislumbra ninguno de los dos. Anoche, el presidente de la cumbre, el británico Alok Sharma, avisó de que trabajarían durante la madrugada en un nuevo texto de decisión. Ese borrador, el tercero ya, ha sido publicado esta mañana. Y no hay ninguna gran novedad que haga ver que las negociaciones vayan a terminar satisfactoriamente.
Uno de los puntos que más interés suscita es en el que hace mención a los combustibles fósiles. El texto mantiene la referencia a la «eliminación progresiva de la energía del carbón no mejorado [el llamado unabated coal]» y de «las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles -y aquí viene una novedad-, reconociendo la necesidad de apoyo para una transición justa». Asimismo, el párrafo incluye otra frase nueva en la que pide aumentar las «medidas de eficiencia energética».
En lo referido a las planes climáticos para reducir las emisiones para 2030 (conocidas como contribuciones determinadas a nivel nacional, NDC por sus siglas en inglés), el borrador mantiene la misma redacción. «Solicita» a las naciones que presenten para finales del año que viene nuevos objetivos más ambiciosos. Con las actuales NDC, el planeta se dirige a un calentamiento de 2,4 ºC para finales de siglo, según un análisis publicado esta semana por Climate Action Tracker.
En el apartado de pérdidas y daños (pagar a las naciones más vulnerables por los destrozos causados por eventos extremos; no confundir con adaptación), el punto 73 tiene una nueva redacción. Ahora se pide al Órgano Subsidiario de Ejecución de la ONU que organice un taller «para examinar las formas en que se puede mejorar la provisión y la eficiencia de la financiación para evitar, minimizar y abordar las pérdidas y los daños».
También hay cambios en lo que respecta a la red de Santiago, el mecanismo que busca canalizar esas ayudas por desastres y que por ahora está estancada. En el segundo borrador se decidió que «la red de Santiago será apoyada por un servicio de asistencia técnica (…)», mientras que la nueva versión «decide que la red de Santiago recibirá fondos para apoyar la asistencia técnica para la aplicación de enfoques pertinentes para evitar, minimizar y abordar las pérdidas y los daños asociados a los efectos adversos del cambio climático en los países en desarrollo».
Estos puntos no terminan de contentar a los países más afectados por el cambio climático, que reclaman más fondos, recursos y ayudas directas. «Los países vulnerables no pueden permitirse el lujo de irs de la COP26 con esta versión actual del texto sobre pérdidas y daños», sostiene en un tuit Mohamed Adow, fundador y director del think tank Power Shift Africa.
Se ha concretado algo más el programa de trabajo integral de dos años sobre el objetivo global sobre la adaptación, que recibirá el nombre de Glasgow-Sharm el-Sheikh, en referencia a la COP actual y a la próxima, que se celebrará en Egipto.
En cuanto a la financiación de la adaptación, el borrador sigue «instando» a los países considerados desarrollados a que «al menos dupliquen» su financiación climática para la adaptación de países en desarrollo, pero con cambios. Antes se pedía que fuese con respecto al nivel actual y con vistas a 2025. El actual dice que sea respecto a los niveles de 2019 para 2025. Un hecho que, según Javier Andaluz, de Ecologistas en Acción, hace que «no se incluyan en los cálculos los anuncios hechos en esta cumbre de aumentar la financiación».
Y si hay un cambio llamativo -y sintomático- es el del punto 2. En el apartado de ‘Ciencia y urgencia’, en versiones anteriores se invitaba al IPCC -grupo de especialistas en cambio climático ligado a la ONU- a que presentaran sus próximos informes ante la COP. Ahora, en cambio, se pide que lo hagan ante el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico, un eslabón inferior.
Finalmente, el texto de decisión final sigue sin hacer referencia al artículo 6, el conocido como ‘santo grial’ del Acuerdo de París y que regula, entre otros, los mercados de carbono. Este epígrafe lleva años sin concretarse y, por el momento, sigue en el mismo punto. El negociador de Panamá, Juan Carlos Monterrey, califica los avances en este sentido de «vergüenza», y avisa de que así «no hay acuerdo».
El objetivo del presidente de la COP26 era acabar la cumbre en hora -es decir, el viernes por la tarde-. Obviamente, eso no ha ocurrido. Posteriormente, dijo que su intención era acabar en la tarde de este sábado. La idea es que haya durante el mediodía un plenario de balance y a la tarde el de cierre. Sin embargo, mucho deberían acelerarse las negociaciones para que eso ocurra. Por ahora, Glasgow apunta a un nuevo fracaso para la política climática.