Tres preguntas que necesitan respuesta

"Sí, tenemos preguntas, estas y otras igualmente relevantes, y necesitamos respuestas. El establishment las ignora o las oculta o las deforma o las ridiculiza", escribe el economista Fernando Luengo.
"Es el modelo económico capitalista, sostenido por las grandes corporaciones, la industria financiera y las elites económicas, que obtienen grandes beneficios del mismo, el responsable del acelerado calentamiento global", escribe Fernando Luengo. Foto: MARKUS SPISKE/UNSPLASH

Primera pregunta: ¿Los objetivos verde y digital son, como proclama la Unión Europea y nuestro gobierno, complementarios?

Con demasiada ligereza se contesta afirmativamente. Sin embargo, abundan los trabajos realizados desde el mundo de la ecología política y desde algunas instituciones que cuestionan de raíz esa complementariedad. Al asociar la revolución digital y, en general, la aplicación de las nuevas tecnologías, con la desmaterialización de los procesos económicos se está pasando por alto que la digitalización masiva, como apuesta estratégica, requiere la utilización de grandes cantidades de materiales y minerales, cuya oferta es limitada, en relación a una demanda que crecerá de manera desbordante, estando además localizada en unos pocos países y enclaves.

Su extracción, procesamiento y transporte precisará, asimismo, una gran cantidad de energía. En fin, la implantación de las tecnologías digitales tendrá una importante implicación en la utilización del territorio y en la generación de residuos, una parte de los cuales serán difícilmente reciclables. Todo ello en absoluto niega la importancia de la tecnología digital para ámbitos fundamentales de nuestra vida, como, por ejemplo, la salud y la educación. Pero sí debería ser un toque de atención sobre el simplismo que supone confiar ciegamente en los efectos benefactores de las nuevas tecnologías y sobre las consecuencias negativas que el uso generalizado de las mismas podría tener sobre la sostenibilidad del planeta y por lo tanto sobre la vida misma.

Segunda pregunta: ¿Por qué será que se pasa de puntillas sobre el decisivo papel de la todopoderosa y gigantesca industria militar en la aceleración del cambio climático?

Se sabe, pero se oculta, que esta actividad, además de estar en el origen de numerosos conflictos, que en realidad son jugosos mercados para los fabricantes de armas, es una de las principales responsables del calentamiento global. Como quien no quiere la cosa, los presupuestos de defensa, también en los años de recortes presupuestarios, no han dejado de aumentar, en España, en Europa y en los Estados Unidos de Trump y de Biden. Si realmente nos queremos tomar en serio el diagnóstico de que estamos ya en una situación de catástrofe climática (ver el último informe del Panel del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio climático, IPCC), si no queremos instalarnos en la retórica vacía, habrá que tomar medidas, ¿no? Los científicos y las organizaciones ecologistas advierten de que no hay tiempo, y tienen razón; y dicen también que hay que apuntar al corazón de los problemas, a los principales contaminantes, y entre ellos está la industria militar, muy bien relacionada, por cierto, con las grandes empresas cuyo modelo de negocio es quemar combustibles fósiles.

Tercera pregunta: ¿El ser humano es el responsable de la catástrofe climática?

No acepto ese diagnóstico, que se repite una y otra vez, y que, como quien no quiere la cosa, traslada la responsabilidad del desastre que estamos viviendo a las personas que vivimos en el planeta, así, en general. Los consejos sobre cómo utilizar el agua de la ducha y similares me suenan a echar balones fuera, a eludir responsabilidades. Es evidente que nuestras prácticas cotidianas son despilfarradoras, unas más que otras. Hay que aceptarlo e intentar corregirlas, pues en ello nos va la buena vida y la supervivencia del planeta. Pero hay que decir la verdad. Es el modelo económico capitalista, sostenido por las grandes corporaciones, la industria financiera y las elites económicas, que obtienen grandes beneficios del mismo, el responsable del acelerado calentamiento global.

Habrá que actuar sobre la manera de producir, consumir y desplazarse asociada a ese modelo. Y esa actuación, para que sea justa y viable, tendrá que diferenciar entre los grandes contaminadores y los que sobreviven en condiciones de extrema precariedad. Es necesario un plan de emergencia, con medidas concretas a la altura del enorme desafío que tenemos que enfrentar. No queremos palabras ni grandes declaraciones, cortinas de humo que sólo sirven para ocultar la responsabilidad de los que nos han llevado a esta situación, mientras que aplican políticas que siguen contaminando el planeta.

Sí, tenemos preguntas, estas y otras igualmente relevantes, y necesitamos respuestas. El establishment las ignora o las oculta o las deforma o las ridiculiza. Todo vale para defender sus privilegios, para mantener el actual orden (desorden) de cosas.

Tercera pregunta: ¿El ser humano es el responsable de la catástrofe climática?No acepto ese diagnóstico, que se repite una y otra vez, y que, como quien no quiere la cosa, traslada la responsabilidad del desastre que estamos viviendo a las personas que vivimos en el planeta,así, en general. Los consejos sobre cómo utilizar el agua de la ducha y similares me suenan a echar balones fuera, a eludir responsabilidades. Es evidente que nuestras prácticas cotidianas son despilfarradoras, unas más que otras. Hay que aceptarlo e intentar corregirlas, pues en ello nosva la buena vida y la supervivencia del planeta. Pero hay que decir la verdad. Es el modelo económico capitalista, sostenido por las grandes corporaciones, la industria financiera y las elites económicas, que obtienen grandes beneficios del mismo, el responsable del acelerado calentamiento global. Habrá que actuar sobre la manera de producir, consumir y desplazarse asociada a ese modelo. Y esa actuación, para que sea justa y viable, tendrá que diferenciar entre los grandes contaminadores y los que sobreviven en condiciones de extrema precariedad. Es necesario un plan de emergencia, con medidas concretas a la altura del enorme desafío que tenemos que enfrentar. No queremos palabras ni grandes declaraciones, cortinas de humo que sólo sirven para ocultar la responsabilidad de los que nos han llevado a esta situación, mientras que aplican políticas que siguen contaminando el planeta.Sí, tenemos preguntas, estas y otras igualmente relevantes, y necesitamos respuestas. El establishment las ignora o las oculta o las deforma o las ridiculiza. Todo vale para defender sus privilegios, para mantener el actual orden (desorden) de cosas.

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COMENTARIOS

  1. Añadiré un par de reflexiones: la aparición de dispositivos “digitales” además de suponer un grave problema, tanto su producción como su eliminación, están asociados al consumismo (cambiar de móvil cada x tiempo) y tienen un consumo eléctrico que si se computa, asusta, es equivalente al consumo calórico de 2,5 bosquimanos y pasa a ser otro trasto más en nuestras vidas que no ha reducido el consumo en otras áreas (las eléctricas se frotan las manos y justifican la no transición o la justificación de energías sucias o muy sucias).
    .
    La segunda cuestión está relacionada con el modelo productivista, compartido tanto por el capitalismo como el socialismo-comunismo que conocemos. No es la producción el mantra que resuelve el problema. De una manera simplista producir como objetivo (produzco, consumen y vendo) o produzco a cualquier precio y coste ecológico no lleva a buen puerto. Enlazando con lo mencionado en el artículo sobre la industria militar, citaré dos industrias llanativas:

    El caso de la moda, que mueve mucho dinero, contamina en igual magnitud y tira, no porque no sirva, sino porque… es viejo (esto es una obsolescencia programada a la que no muchos le prestan atención).
    Para redondear el círculo de la perversión productivista llegan a desarrollarse “industrias” que se dedican a sobrevivir a base de la porquería que producen otras y, que obviamente, se resisten al reverdecimiento, pues dependen de la basura industrial de terceros.

    Termino, si, en parte, aunque sea mínima, los salarios dependen de los beneficios económicos, podemos los trabajadores por cuenta ajena y no ajena, reducir la producción de forma consciente y planificada o ¿es realmente necesario ir a la raíz y cambiar los modelos conocidos y sobre todo el triunfante tras la caída del bloque comunista?

  2. Chapeau por el artículo.
    Yo tampoco niego la parte positiva de las nuevas tecnologías, lo que me preocupa y mucho es que veo a chavalxs, jóvenes y viejxs “enganchados” al entretenimiento vacío si no negativo de esta nueva droga, tan enganchados que ni se enteran de que nos van a dejar a este paso sin derechos ni libertades. Muy triste, patético.
    “¿Por qué será que se pasa de puntillas sobre el decisivo papel de la todopoderosa y gigantesca industria militar en la aceleración del cambio climático?”
    Ahí, ahí, has dado en el clavo.
    Además los recortes en medio-ambiente, guardas forestales, prevención de incendios, limpieza de ríos y bosques, educación, sanidad, ect. van a engordar al muy obeso ministerio de “defensa” (de los poderes económicos que no de la sociedad) para seguir extrayendo, destruyendo y contaminando al planeta, así que todo sigue en el orden de siempre.
    La inconsciencia del ser humano es responsable del estado actual de las cosas.
    En nuestras manos está la llave del cambio. Somos 7,8 billones de personas en el mundo. Podríamos cambiarlo todo de raiz; pero falta sabiduría y voluntad y sobra inmadurez e ignorancia. El sistema nos quiere así. No le interesa que nos culturicemos.
    —————————————————————–

    2.5 billones de personas, incluidos 370 millones de pueblos indígenas, dependen de la tierra y los recursos naturales que se poseen, utilizan o gestionan colectivamente.
    Protegen más de 50% de la superficie terrestre del mundo, pero han reconocido formalmente la propiedad de solo el 10% *
    * ¿Quién es el dueño de la tierra del mundo? RRI, 2015.
    Esto deja 1/3 de la población mundial vulnerable al despojo por parte de actores más poderosos.

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