Las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE cayeron un 3,8% en 2019

Este descenso supone un 24% menos de emisiones en la UE respecto a los niveles de 1990. Actualmente, el objetivo fijado es reducirlas un 55% de para 2030.
Foto: Ian S.

Los 27 Estados miembros de la Unión Europea lograron reducir colectivamente sus emisiones de gases de efecto invernadero un 3,8% de 2018 a 2019, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Este descenso sitúa para ese año las emisiones de la UE un 24% por debajo de los niveles de 1990, cifra que sube a un 25,9% si se tienen en cuenta las absorciones de dióxido de carbono procedentes de las actividades de uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura.

Casi el 80% de la reducción neta de emisiones se concentró en el sector de la energía y la calefacción, que está cubierto por el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS). Acorde a la AEMA, el aumento de los precios del carbono y el abaratamiento relativo del gas en comparación con el carbón condujeron a una importante reducción del uso del carbón, en favor del gas y las fuentes de energía renovables.

También disminuyeron las emisiones en otros sectores industriales y en los edificios residenciales. Estos últimos debido a un invierno más cálido y a una menor demanda de calefacción. Sin embargo, las emisiones de CO2 del sector del transporte continúan creciendo. En el caso del transporte por carretera (que representa un 23% a nivel europeo, mientras que en España es del 29%), el aumento se debió, sobre todo, al mayor consumo de gasolina en los vehículos. En cuanto a la aviación internacional, que representa un 3,66% de las emisiones contabilizadas, no deja de subir desde 2009. También destacan los envíos internacionales (3,83%), un sector que encadena varios años al alza.

Durante las últimas tres décadas, varios factores han contribuido a la reducción de las emisiones de la UE, como el fuerte aumento del uso de energías renovables, el cambio del carbón al gas en la producción de energía, las mejoras en la eficiencia energética y los cambios estructurales en las economías europeas. “La descarbonización del sector eléctrico de la UE ha sido el factor que más ha contribuido a la reducción de emisiones desde 1990”, defiende el organismo medioambiental europeo.

Estos nuevos datos llegan mientras los países inician tres semanas de negociaciones climáticas virtuales junto a Naciones Unidas como preparación para la COP 26 que se celebrará en noviembre de este año en Glasgow tras aplazarse durante un año por la pandemia. Normalmente, estos encuentros previos a la cumbre del clima tiene lugar de forma presencial en la sede de ONU Cambio Climático en Bonn, Alemania, y duran dos semanas.

Actualmente, la UE tiene como objetivo reducir sus emisiones un 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990, con vistas a alcanzar la llamada neutralidad climática a mediados de siglo. Por encima se sitúa Reino Unido, que se ha propuesto disminuir sus emisiones un 68% para 2030 y un 78% para 2035. Se prevé que las primeras estimaciones de la AEMA sobre las emisiones de gases de efecto invernadero de 2020 en la UE estén disponibles en otoño de este año. En ellas se espera una reducción aún mayor por la pandemia.

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COMENTARIOS

  1. No basta con el 55 %, la Unión Europea se debe ajustar a 1,5 ºC.
    Distintas organizaciones ecologistas de toda la Unión Europea están dirigiendo una carta a sus respectivos jefes de gobierno para pedir la mayor ambición posible durante la reunión extraordinaria del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de mayo en el que se iniciarán las discusiones para la revisión de la arquitectura de la política climática de la UE para 2030.
    Consideran inadmisibles los intentos de algunos países de negociar a la baja los ya insuficientes objetivos climáticos.
    La crisis climática mundial nos obliga a actuar rápida y decisivamente. A pesar del aumento de los compromisos de la UE y otros países, el informe sobre la brecha de las emisiones de las Naciones Unidas señala que los esfuerzos actuales equivalen a alcanzar un aumento de la temperatura de 2,5 °C, muy por encima del objetivo del Acuerdo de París. Tal aumento de la temperatura provocará una pérdida del 14 % del PIB mundial para 2050, según el reciente informe de Swiss Re1. Además, el Informe Copérnico sobre el estado del clima2 publicado recientemente muestra que 2020 no sólo fue el año más cálido registrado en Europa, sino que también tuvo el invierno más cálido de la historia con temperaturas 3,4 °C por encima de la media. Esta es otra dura advertencia del rápido cambio que estamos presenciando.
    Europa debe tomar la iniciativa para superar los desafíos mundiales actuales. El éxito o fracaso de la revisión de la legislación climática y energética de la UE para 2030 determinará si Europa puede recuperarse de la pandemia COVID–19 de una manera sostenible que acelere la necesaria descarbonización. Cualquier retraso en las negociaciones se traducirá inmediatamente en que las medidas necesarias se pospongan aún más, aumentando exponencialmente los costos colectivos de la inacción y aumentando la deuda con las generaciones futuras.

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